Arda de El Vendrell: «Queremos que en sus últimos años estos perros se sientan queridos»

La Asociación de Rescate y Defensa Animal se ha centrado en acoger a perros mayores que no han conocido otra cosa que jaulas o malos tratos

30 mayo 2021 14:15 | Actualizado a 31 mayo 2021 05:28
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Scooby es el caso de muchos perros. Una familia se encariña cuando es un cachorro pero el animal crece empieza ser una carga.  Así que sin ningún tipo de decencia suben al perro al coche y en cualquier carretera abren la puerta del vehículo y lanzan su pelota. El animal convencido de estar jugando va a por ella. El coche acelera y adiós Scooby. 

Hace tres años que Scooby, ya mayor, corre por las instalaciones de la Asociación de Rescate y Defensa Animal, Arda de El Vendrell. La entidad se ha centrado en acoger a perros mayores que no han conocido otra cosa que jaulas o malos tratos.

Cuando en Arda reciben un aviso de que un perro está en esas deplorables condiciones, en cual quier punto del Estado, se movilizan para rescatarlo. «Para que tenga unos últimos años de dignidad y amor», explican en la entidad.


Cuatro años tardaron en liberar a Otto  de la gasolinera en la que permanecía junto a Vanya. «Los dos perros estaban en una condiciones lamentables», explican en la asociación.

 Otto había envejecido allí y ese hubiese sido su destino final. También Vanya era muy adulta. Cuando llegó a El Vendrell estuvo tres días sin salir de su caseta. Ahora le gusta pasear. 

La asociación dispone en El Vendrell de una finca en la que no hay jaulas. Son dos hectáreas entre las que hay bosque. Allí los animales son atendidos y pueden correr libres, además de tener atención veterinaria.
 
Arda sólo acoge a perros ancianos. Aunque no a todos los que hay en esa situación. La entidad llega donde llega porque no hay ayudas públicas y no quiere verse sobrepasada para garantizar la calidad de vida de los que puede acoger. Se mantiene gracias a la dedicación de los voluntarios y a las donaciones de particulares. El pasado año los gastos veterinarios ascendieron a 13.000 euros, a lo que hay que añadir el pienso, el mantenimiento de las instalaciones... 


Pero vale la pena cuando Mister se acerca para jugar. Ahora tiene 14 años. «Llegó siendo un perro con problemas. No sabía lo que era jugar. No se le podía tocar la cabeza, las orejas, el rabo... El cambio que ha tenido es brutal. Ahora ya nos busca para que juguemos con él». De no haber sido rescatado hubiese tenido un triste final. 


Muchos de ellos han estado durante años sin salir de jaulas diminutas. Como Genis, que estuvo cinco años encerrado. O Blues que de sus 14 años ha pasado 9 entre rejas. 

«Cuando los animales llegan a las instalaciones están desorientados». Los hay que no han conocido las caricias ni los juegos. Incluso que no haya quien les golpee. «No saben que hacen allí, pero poco a poco se dan cuenta de que es su nueva casa». 

Jorge, uno de los voluntarios de Arda, explica «cómo cambia el comportamiento de un animal  que sufrido malos tratos y de repente se siente libre.  Son animales que también llegan después de abandonos» 
.
A la hora de adaptar la gente quiere cachorros, «porque quizá ni se imaginan lo que aporta un perro adulto. El cariño que ofrecen en una última fase de su vida muestra realmente  lo que el cariño de un animal».

Más información: https://www.facebook.com/arda.associacio

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