Durante décadas presidió los actos más solemnes de Cunit. Aquella joya abría las procesiones y tenía una gran veneración de los vecinos. Era una pieza de plata maciza de unos 10 kilos, muy trabajada por el que sería un consumado orfebre, de la que se desconoce la antigüedad y desde cuándo estaba en Cunit.
Pero desde 1969 no se ha vuelto a ver la pieza. O esa fue la rumorología que se esparció sobre el objeto sagrado. Hace décadas que los vecinos echan en falta a su Cruz. Antes fue utilizada por los diferentes párrocos de Sant Cristòfol de Cunit. Delmacio de Conito explica que la última de la que se tiene constancia fue con mosén Josep Simó Valldossera, de Badalona, que estuvo en Cunit desde 1955 hasta 1969.
Sin embargo, la información a la que ha tenido acceso el Diari, y contrastada por fuentes del Arzobispado de Tarragona y el propio cura de Cunit, mosén Jordi Figueras, es que la reliquia está a buen recaudo en el templo de la localidad del Baix Penedès. Eso sí está guardada por su alto valor, pero ni desaparecida ni robada como podría sospecharse.
La entidad Delmacio de Conito, que estudia la historia local, considera durante los primeros días de la revuelta militar del 18 de julio de 1936, algunos vecinos tomaron la pieza para protegerla y evitar su destrucción o expolio. Junto a otras piezas litúrgicas como el cáliz o la Santa Custodia fueron escondidos en lugares ocultos y que pocos conocían. Envueltos en sacos y camuflados en pajares, bodegas y corrales de entonces un Cunit donde la agricultura era la principal actividad.
Cuenta la tradición popular que los objetos fueron repartidos ppr algunas de las familias del pueblo. Los Aviñó (Cal Met), Casañas (cal Sebastià) y Mestre (cal Xic o Vigilant). Tras los cuatro años de guerra y persecuciones los objetos fueron devueltos al párroco Francesc Camps, que procedente de Sitges se hizo cargo de la parroquia.
Una de las últimas veces que pudo verse a la pieza en un acto solemne fue en 1958. Pero desde ese 1969 «no hemos visto que la Cruz haya vuelto a utilizarse», explican los historiadores locales. «No se ha exhibido nunca más en algún acto religioso solemne».
