La intención del gobierno de Calafell derribar el puente que pasa sobre la C-31 a la altura de la urbanización de Mas Mel se tensa con los vecinos.
El PSC, uno de los partidos de gobierno, insiste en el objetivo de la demolición mientras los vecinos de Mas Mel y de otras urbanizaciones rechazan esa intención y aseguran que plantarán cara.
El PSC de Calafell llega a comparar el derribo del puente con el desmonte del tambor de la plaza de Les Glòries de Barcelona con el que se ganó espacios verdes y una mayor seguridad vial.
Los vecinos niegan que la demolición suponga mejoras y reclaman mantener la estructura precisamente para la seguridad de peatones y conductores para cruzar la vía.
Los socialistas de Calafell argumentan que unos promotores prevén levantar una nueva zona urbana residencial y comercial entre ese puente y la histórica discoteca Louie Vega, hace años en ruinas, y entre la vía del tren y la carretera.
El derribo sería para cumplir con la normativa sobre supresión de barreras arquitectónicas y accesibilidad. Argumenta el PSC que el puente de Mas Mel «no está adaptado e incumple la Ley de accesibilidad» ya que «supera las pendientes máximas legales para recorridos de peatones». También superaría la las pendientes de acceso desde la C-31 para los vehículos.
Sin embargo es desde su construcción, que pagó la urbanizadora de Mas Mel repercutiendo el coste a los vecinos, un puente que facilita el acceso y salida del núcleo a coches y peatones sin cruzar la C-31. El puente también pasa sobre la vía del tren.
El grupo mayoritario en el gobierno de Calafell señala que la zona que va a urbanizarse «será una nueva centralidad entre Segur y Calafell, unidos con la C-31 que está previsto que pase a ser una vía urbana dentro de unos años con aceras anchas.
Los vecinos defienden que la C-31 pase a ser una calle y no se oponen a la nueva urbanización, pero reclaman mantener el puente por seguridad. Porque la alternativa planteada la consideran peligrosa.
El planteamiento es que al puente lo remplace un paso de peatones con semáforo en la carretera C-31. Además habrá una nueva rotonda de acceso a los núcleos de Bellamar y Mas Mel, que enlazará con la calle que lleva a la escuela Vilamar.
Peligro y colapso
Los contrarios al derribo del puente añaden a lo que consideran solución más peligrosa, el colapso de circulación que genera un semáforo en una carretera ya muy transitada.
El proyecto contempla derribar el tramo de puente sobre la C-31 pero no el que pasa por encima de la vía del tren con dos sentidos de circulación. Se hará otro puente paralelo para peatones y bicicletas. El puente sobre la vía férrea estaría conectado directamente con la C-31.
Los grandes bucles de acceso al actual paso elevado se eliminarán y podrá ampliarse la escuela Vilamar y crear una zona verde.
Pero los vecinos señalan la peligrosidad de cruzar una carretera a nivel, además de la dificultad acceso hasta la carretera desde la urbanización y la afectación de tránsito que generan las rotondas y los semáforos. En ese sentido iniciarán gestiones para intentar evitar el derribo y no descartan protestas y movilizaciones.