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Es uno de los pocos órganos en toda Europa que conserva su sonido barroco original ya que a lo largo de su historia no ha sido sometido a modificaciones de calado que afecten a su sonoridad
Mantener esa esencia fue gracias a Pau Casals que se negó a incorporar a la pieza modernos mecanismos. Era una época en la que en piezas similares se cambiaban los mecanismos para dotar a los instrumentos de sonidos más brillantes y románticos para sustituir la sonoridad barroca.
También fue debido a Casals que el organo de la iglesia de Sant Salvador de El Vendrell no se destruyese durante la Guerra Civil.
Esa histórica pieza cumple este domingo 245 años. Fue un Domingo de Pascua de 1777 que el órgano se inauguró en el templo.
Fue encargada al suizo Ludwing Scherrer, de una de las familias de organistas de más prestigio. El de El Vendrell es el único conservado de los diez Scherrer que hubo en el Estado. Se destruyeron los que había en Francia y en Suiza.
Fue el el rector de El Vendrell, Manuel Aumatell quien impulsó en 1775 la construcción de un órgano que acabó de construirse en en 1777 y costó 2.500 libras, madera aparte. Inicialmente se colocó en una de las paredes laterales del templo pero Pau Casals lo hizo trasladar (1929) sobre la puerta de la iglesia, frente al altar mayor.
El instrumento tenía un especial vínculo con Pau Casals. Su padre Carles Casals era el organista en 1860 y daba clases de piano.
Una joven portorriqueña con familia en El Vendrell visitó la localidad. Para Pilar Defilló no perdiese su formación musical acudió a clases de violín. De aquella unión nació Pau Casals.
Con nueve años
El violoncelista se sintió siempre muy unido al órgano. De hecho con nueve años comenzó a tocar el órgano ayudando a su padre y en alguna ocasión substituyéndolo.
A lo largo de su historia ha pasado por tres restauraciones. En el siglo XIX, en 1929 financiada por Pau Casals, y en 2010 con una campaña popular.
El órgano estaba muy dañado por el paso del tiempo. Destacaba la afectación de los 2.000 tubos que padecían la denominada lepra y que provoca que la aleación se deshiciese, lo que obligaba a afinar el órgano a diario. La carcoma, fugas de aire, el polvo en el interior o la fricción de piezas y teclas provocan un toque irregular. Entre 1792 y 1984 se habían hecho seis rehabilitaciones.
Amics del’Orgue impulsó la restauración que se hizo en Landete (Cuenca) para su restauración a cargo de los organeros hermanos Desmottes. Los vecinos pudieron apadrinar alguno de los más de 2.200 tubos y un centenar de teclas.
Tras esa restauración la organista Maria Nacy realizó una grabación y destacó que que «me sorprendió su sonido» y definió la recuperación de la pieza como «un hecho excepcional».
Mira cómo suena:
