¿Ha llegado la hora de escoger paseos o arena?

La pérdida de arena en las playas es imparable desde hace años, pero ahora es muy evidente. En fotos de los años 20 los arenales eran cuatro veces más anchos. En imágenes de 1957, 1965, 1975, 1983 o 1995 se observa el avance del mar. ¿El futuro? Sólo hay que mirar las fotos. No es un tema de opiniones.

Lo señalan los geólogos pero también los historiadores como Joan Santacana. En el Paleolítico, en Calafell, el mar estaba a un kilómetro de lo que lo está hoy, pero en época romana el agua llegaba a la zona del Vilarenc y el poblado ibérico era portuario. Y en esa época el depósito de Calafell estaba un metro por encima del actual.

Los geólogos citan al proceso de subsidencia que motiva el hundimiento relativo de la superficie terrestre con lo cual el mar avanza. El catedrático del departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental de la Universitat Politècnica de Catalunya, Agustín Sánchez Arcilla, destaca que ese proceso también se da en la Costa Daurada.

Con el hundimiento de la tierra y la crecida del mar, la oscilación a finales de siglo podría ser de unos 50 centímetros en el caso más benigno pero podría llegar al metro. En el caso de Calafell el mar se tragaría el paseo marítimo y llegaría a las casas.

Se espera un ascenso del mar de 50 centímetros y una reducción del arenal de un 40%. En época prehistórica el norte de Europa era hielo, por lo que el nivel del mar era más bajo. Ahora el calentamiento provoca un deshielo que aumenta el nivel.

En la historia ha habido cuatro glaciaciones y aún estaríamos en una, ya que hay casquetes polares en Groenlandia y la Antártida. Pero hay procesos que la mitigan. Los expertos señalan que el proceso de pérdida de playas no se puede parar, pero sí retrasar. ¿Cómo?

La rigidización de la costa (poner elementos duros en espacios moldeables) amenaza el mantenimiento de la costa y los arenales. El mar tiene tendencia a equilibrarse con las dunas y los sistemas naturales de las cotas bajas como las especies vegetales autóctonas.

Pero esos elementos se han eliminado para dedicar las playas a un uso humano. La política de costas se ha basado en puertos, espigones y amplios paseos marítimos. El de Calafell es de 1937. Fue la primera vez en la localidad que se puso un muro para evitar que el mar entrase en las casas por los temporales que cada vez son más extremos.

La Unión Europea no financiará más aportaciones de arena y menos en un país rodeado de mar. Cuesta mucho y no se garantiza su efectividad. El problema es que no se han creado defensas naturales. «O tienes paseo, o tienes arena», señala Santacana, y defiende recurrir a la naturaleza para crear barreras que protejan la costa.