Hallan en Altafulla uno de los templos mitreos más grande del imperio romano

Se trata de una construcción dedicada al culto secreto del dios Mitra

12 marzo 2022 16:27 | Actualizado a 14 marzo 2022 19:14
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La villa romana de Els Munts de Altafulla conserva uno de los más grandes mitreos -sienes de culto secreto al dios Mitra- conocidos, lo refuerza la hipótesis de que se alojó el emperador Adriano, según explica el arqueólogo Josep Anton Remolà.

Una excavación de 2005 sacó a la luz los restos de un posible mitreo a la villa de Els Munts y estudios posteriores han confirmado recientemente que no solo es un recinto de culto a Mitra, sino uno de los mayores conocidos del imperio romano, señala Remolá, profesor e investigador de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona.

El mitreo de Altafulla, con sus 37 metros de largo y 9,7 de ancho, solo es equiparable al de las termas romanas de Caracalla y rompe los esquemas de espacios de culto urbanos, pequeños y discretos de esta religión mistérica.

Los soldados importaron este culto oriental -vetado a las mujeres- que, a pesar de guardar celosamente sus ritos en secreto, fue muy popular entre las tropas, funcionarios y comerciantes, sobre todo porque los ayudaba a tejer una red de útiles contactos.

Los recintos de culto, necesariamente discretos por su secretismo, recreaban la gruta donde nació el dios Mitra un 25 de diciembre, con un espacio al fondo para los sacrificios rituales, al que se llegaba por un pasillo con un banquillo a cada lateral.
Estirados encima de estos banquillos, los adeptos comían y bebían en honor al dios; y la liturgia, además de pan y vino, incluía bautizos con agua para iniciarse, aunque está poco documentada por su secretismo y el furor del cristianismo a destruir este culto.

Aun así, el mitreo de la villa romana de Els Munts -ya toda ella excepcional por su diseño satisfecho de eficiencia y de lujos- "está fuera de toda medida", constata Remolà.

Además de que que los mitreos son raros en entornos rurales, en esta monumental villa ocupa un espacio privilegiado y, gracias su diseño con escaleras y una planta irregular, consigue camuflarse y cumplir, al mismo tiempo, con posiciones astrales, relata el arqueólogo.

Este mitreo conserva, en mal estado, los dos banquillos del largo corredor, parte de los cimientos, del pavimento y de elementos relacionados con el agua ritual, como una canalización.

Para Remolà, un mitreo tan enorme y fuera del entorno urbano "solo se explica si la villa alojó al emperador Adriano y su séquito, de unas 5.000 personas", cuando asistió a una asamblea celebrada en la antigua Tarraco entre los años 122-123 d.C.

La hipótesis, que no cuenta con evidencias, cobra fuerza a copia de indicios, como la profusión y variedad de mármoles que concentra la villa, cuando lo habitual, señala Remolà, era, como mucho, emplear dos o tres tipos de este material noble.

"Es una muestra de magnificencia propia de un emperador", resume el también conservador del  Museu Nacional d'Arqueologia de Tarragona, que ha participado y dirigido varias excavaciones de esta villa, que describe como "un exceso toda entera".

Remolà desgrana un indicio tras otro, como el gusto de Adriano por mezclarse, como un más, entre sus tropas y la constancia de un mitreo pareciendo en un campamento militar, comandado por el emperador, en las fronteras del Rin.

Otro argumento que esgrime Remolà es que la antigua Tarraco, por capital que fuera, no estaba preparada como Els Munts para acoger un pomposo séquito y, por si no fuera poco, un emperador que despreciaba los agobios cortesanos.

"El mitreo es un elemento excepcional de una villa excepcional", concluye el investigador, entusiasmado por los futuros hallazgos que proporcionará un yacimiento del cual queda mucho por descubrir. 

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