Whatsapp Diari de Tarragona
  • Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
    Diari
    Comercial
    Nota Legal
    • Síguenos en:

    Jose Vidal: «Pocas enfermedades están predispuestas genéticamente»

    Este cambrilense residente en Mont-roig del Camp, nos explica cómo, con solo cambiar tres hábitos de nuestra vida, podemos reducir la probabilidad de enfermar

    27 febrero 2023 20:36 | Actualizado a 28 febrero 2023 07:00
    Se lee en minutos
    Participa:
    Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
    Comparte en:

    Tres factores, solo tres son necesarios para que cuerpo y mente vayan a una y sentir mejoras a todos los niveles: Mantener unos niveles óptimos de actividad física, seguir una alimentación saludable y adaptar determinados hábitos de nuestro día a día. Por separado funcionan, pero juntos lo hacen todavía más. Ahora bien, ¿qué entendemos por cada uno de ellos y qué implica realmente el ponerlos en práctica?

    Algo a simple vista muy básico: ¿Qué es ‘estar bien’?

    Partamos de la base de que no existe nada milagroso. Lo que nos hace enfermar o tener una buena salud es un cúmulo de factores.

    ¿Alimentarios?

    Entre otros. El cuerpo es un todo y cualquier alimento que digieras no solo te afectará a nivel digestivo, sino que lo hará a todos los niveles, incluso incidirá en el sistema emocional.

    ¿Cómo es eso posible?

    Nuestro intestino es el segundo cerebro del cuerpo. Esto es así porque hay cantidad de procesos intestinales que afectan directamente a procesos hormonales y eso va ligado, entre otras, a las emociones. Una acumulación de malos hábitos va a provocar afectaciones a todos estos procesos y niveles.

    Vale, entonces ¿cómo podemos cambiar esos hábitos y mejorar tanto física como emocionalmente?

    Ante todo, seamos sensatos con nosotros mismos. Estamos hablando de modificar hábitos de nuestro día a día. No vamos a cambiar en un día todo aquello que estamos haciendo mal.

    ¿Qué hábitos ha cambiado usted?

    A nivel alimentario, muchísimos porque he tenido problemas de intolerancias que me daban mucho malestar físico y emocional. A base de recoger información científica y empírica he conseguido un punto de equilibrio óptimo que nada tiene que ver con cómo me sentía antes. Por ejemplo, a través del ayuno.

    «Ante todo, hay que ser sensato: Cambiemos nuestra forma de comer, pero hagámoslo para siempre y creando un nuevo hábito»

    Algo que ahora está muy de moda... ¿Quién nos dice que dentro de unos años este boom no desaparecerá como lo hizo, por ejemplo, la dieta de la alcachofa?

    Cuando hay modas es porque la gente busca resultados casi inmediatos a través de procesos rápidos, pero éstos no pueden mantenerse en el tiempo. Entonces es cuando aparecen los famosos efectos rebote. Hay que tener muy claro cuál es tu objetivo a la hora de alimentarte y ser, una vez más, sensato: Cambiemos nuestra forma de comer, pero hagámoslo para siempre y creando un nuevo hábito.

    ¿Existen alimentos ‘buenos’ y alimentos ‘malos’?

    Un alimento saludable debe tener una alta densidad nutricional, es decir, que aporte los nutrientes que necesita tu organismo, más allá de la cantidad de calorías que contenga. El problema es que hoy en día hay muchos alimentos que contienen un gran aporte calórico y muy poca densidad nutricional. Son los alimentos y productos procesados o ultraprocesados como por ejemplo la bollería, los zumos e incluso, el pan.

    Tenemos un buen hábito como el ayuno y una alimentación alta en densidad nutricional. ¿Puede todo esto prevenir enfermedades?

    Por supuesto. Hay doctores que con esto han conseguido disminuir e incluso eliminar factores tumorales usando adaptógenos, unos suplementos de medicina natural. Muchos pacientes estaban en proceso de quimioterapia y, con esto añadido, han conseguido la cura. Todo esto se aplica a enfermedades autoinmunes que se creían irreversibles como la artirtis o hashimoto.

    ¿Se pueden llegar a desarrollar algunas enfermedades por no haber seguido una buena alimentación?

    Sin duda. Al menos las probabilidades de desarrollarlas habrían sido mucho menores. Las enfermedades no son factores de suerte ni son fruto del azar. Hay muy pocas de ellas que estén predispuestas por la genética. Las enfermedades son consecuencia de la exposición a diversos factores: una mala alimentación, la falta de ejercicio físico y el estar expuestos constantemente a disruptores endocrinos.

    Hablemos de la actividad física.

    Hay que romper con el sedentarismo de hoy en día y salir de nuestra zona de confort. Tenemos que someternos a diario a pequeños estresores que nos provocarán mejoras a nivel físico y también en nuestra autoestima.

    También está de moda el ejercicio de fuerza...

    No es que sea una moda. Nuestros niveles de fuerza están íntimamente relacionados con el padecer o no enfermedades. Unos niveles de fuerza óptimos y unos índices de masa muscular adecuados están unidos a unos índices de mortalidad menores.

    «La luz roja, es decir la de los primeros rayos del sol, nos ayuda a mantener unos buenos niveles de melatonina y de serotonina»

    ¿Y qué sucede con los disruptores circadianos?

    Para entender esto hay que entender qué son los ritmos circadianos. Nuestros procesos hormonales están sincronizados con las horas de luz y las de oscuridad. Y ahora no vivimos acorde a nuestros ritmos circadianos. A nivel hormonal, los niveles de melatonina y de serotonina se regulan con la exposición al sol por la mañana, y eso ayuda a regular la autofagia, que es un proceso de regeneración celular inata que tiene el cuerpo. También inciden en la apoptosis, el proceso programado que tienen nuestras células para morir en un momento exacto. Cuando una célula decide no seguir ese proceso, empieza a reproducirse sin control y puede acabar en por ejemplo, un cáncer. En esta enfermedad, tanto la autofagia como la apoptisis están alteradas.

    ¿Y cómo puede ayudar la exposición al sol en estos procesos?

    Manteniendo unos buenos niveles de melatonina y serotonina, la autofagia y la apoptosis funcionarán mucho mejor.

    Pero si yo me expongo al sol de mediodía en pleno verano...

    La que actúa directamente en estos niveles hormonales es la luz roja, es decir, la de 5 minutos antes de que salga el sol y hasta proximadamente media hora después. Lo mismo sucede al atardecer.

    Entonces, ¿qué pasa si nos exponemos al sol cuando ya no hay luz roja?

    Si solo tomamos el sol en verano, a las horas de mayor intensidad y nos ponemos cremas, estaremos haciendo todo lo que no deberíamos hacer. Tenemos que fabricar nuestro callo solar exponiéndonos a los rayos UVB y UVA a horas de baja intensidad y de manera muy progresiva durante todo el año.

    Entonces, todo depende de nosotros...

    Al 100%. Con solo cambiar estos hábitos podemos reducir la probabilidad de padecer enfermedades. Nuestra salud depende de nosotros, y no del azar.

    Comentarios
    Multimedia Diari