Primeros impagos de hipotecas de rusos en la Costa Daurada

El bloqueo financiero compromete la liquidez para pagar la segunda residencia. Algunos optan por vender su propiedad o alquilarla

23 marzo 2022 19:40 | Actualizado a 26 marzo 2022 14:18
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«Imagínate la situación. Le has vendido un piso a un médico ruso, súper solvente y cumplidor, y de repente ve que no puede pagar la hipoteca y se ve en una situación en la que no sabe qué hacer con la casa. Ahora no pueden pagar, aunque tengan el dinero, ya no les dejan. La situación es de incertidumbre y preocupación», admite David Janssen, mánager de Barnamar Inmobiliaria Salou.

Un mes después del inicio de la guerra en Ucrania y a las tres semanas de los sanciones, la Costa Daurada ya registra los primeros impagos, tanto de hipotecas, como de gastos de comunidad o suministros como el agua y la luz.

El bloqueo de las tarjetas de crédito y la imposibilidad de realizar transferencias compromete la liquidez de los ciudadanos rusos que tienen propiedades en el litoral. Tampoco funcionan plataformas como Apple Pay o Google Pay. No es solo que el conflicto hunda la expectativa turística para este 2022, sino que afecta al mismo sector inmobiliario, a los rusos que viven en su país y tienen en Salou o Cambrils su segunda residencia e incluso a los residentes aquí. «Ya tenemos casos en los que nos piden alquilar sus propiedades. Como no pueden enviar dinero, optan por alquilar para poder ir pagando la hipoteca. Algunos incluso ya se plantean vender y nos piden una valoración. Hay que tener en cuenta que la mayoría no vienen desde 2019 y ya van a ser tres años sin hacerlo», cuenta Janssen.

El ataque a Ucrania ha supuesto todo un quebradero de cabeza para ellos. «Nosotros aquí hacemos de mediadores, para hablar con el banco e intentar ayudar. Hay que tener en cuenta que el perfil del ruso es el de un cliente muy pagador, que falla muy poco, con una ratio de morosidad baja que ahora se va a disparar. Y adquiría buenas propiedades, los rusos durante años han dado a la Costa Daurada esa posibilidad de sobrevivir durante la crisis, a partir de 2012, cuando el cliente nacional dejó de venir y ellos lo compensaron», explica Janssen.

El agente recalca que «en 2019 nuestro primer cliente era ruso», antes de la pandemia, y reconoce que, política aparte, las propias consecuencias del conflicto les están haciendo pasar un mal trago. «Es gente a la que le ha sentado mal esto, clase media-alta que se ha visto muy perjudicada, familias normales, que están a disgusto. En muchos casos son profesionales liberales», añade Janssen.

Un elevado poder adquisitivo

Alex Kornetsky, responsable de la inmobiliaria Wersal Property, dibuja un panorama similar: «Hay mucha preocupación. Tenemos clientes que quieren poner en venta su casa. Tienen sus ingresos bloqueados. Otros están esperando para ver qué sucede».

Kornetsky lleva 23 años trabajando con mercado ruso, un visitante de elevado poder adquisitivo que adquiere viviendas de alto standing, a partir de un millón de euros. «El ruso es un cliente muy importante para nosotros y sabemos que nos va a afectar. Ellos quieren volver en cuanto se solucione la situación. Es una lástima porque ahora que salíamos de la Covid-19 teníamos una buena previsión para este año».

Incluso la afectación va más allá de las propias sanciones y el agravio puede ser a largo plazo. «Su economía se ha visto muy castigada. El otro día hablaba con un empresario que ha tenido que cerrar. Los ingresos se ven afectados muy pronto y por eso antes de que les perjudique más la situación prefieren deshacerse ya de sus bienes. De momento vemos sobre todo consultas, a nivel informativo y de asesoramiento», indica Janssen.

Fabián Huguet, presidente del Col·legi d’Administracions de Finques de Tarragona (COAF), también nota la incidencia: «Vemos impagos sobre todo en cuotas comunitarias. Algún propietario nos ha dicho que prevé solucionarlo, pero constatamos que por el bloqueo están padeciendo problemas. Son cantidades pequeñas pero hay que tener en cuenta que algunas residencias son bastante lujosas y las cifras pueden ir incrementándose si no se soluciona».

«Las reservas han caído»

La afectación no es por igual. «Hay algunos rusos que sí pagan, porque tienen cuentas en España, pero también puede darse la situación de que necesitan transferencias cada cierto tiempo para seguir pagando, con lo cual pueden estar en problemas en breve», aporta Huguet, que ya asume un batacazo de este perfil a nivel turístico: «Se nota que las reservas han caído, porque los rusos van a tener muy difícil venir. Quizás en los últimos años ya no era un mercado tan importante para la Costa Daurada pero sí de mayor calidad».

En Brisasol, otra inmobiliaria de Salou, admiten que «no hemos notado una gran incidencia de propietarios rusos que quieren vender o alquilar», ya que «la casuística depende del nivel del inmueble y de la zona donde está ubicado». Hanna Kanapliova, de la inmobiliaria Finques Mi Sueño, está al tanto de las dificultades: «No se pueden hacer transferencias y el que no tenga un colchón en la cuenta va a tener problemas».

Kanapliova admite que «ya era difícil conseguir hipotecas» y la afectación en ese sentido es limitada, pero la guerra se añade a dos años en los que el coronavirus ha trastocado los planes de los ciudadanos rusos: «Si tienes dinero en la cuenta, no tienes problema, pero para ingresar en ella, hasta que no llegues presencialmente aquí, puedes tener dificultades porque a veces no pueden ni gestionar a distancia». Tanto Hanna Kanapliova como David Janssen señalan otro factor. «La ley de blanqueo hace que cada dos años se les solicite documentación económica pero en algunos casos bloquean las cuentas para la comprobación y eso también crea dificultades», indica Janssen.

En ese sentido, Kanapliova admite que «hasta los residentes legales están preocupados», por una coyuntura que ya era compleja antes de la guerra. «Imaginemos que soy residente en España, tengo trabajo y nómina pero cada dos años el banco, por la ley de blanqueo de capitales, hace revisión y eso comporta un bloqueo», cuenta Kanapliova. «Esto ha agravado una situación difícil. La vacuna rusa contra la Covid no estaba convalidada y por esto ya tenían dificultades para venir. Ese era un primer problema», cuenta Janssen sobre una comunidad que padece en sus carnes la caída histórica del rublo. «Ellos pagan en euros la hipoteca pero ganan en rublos. Si uno ganaba 10.000 euros hace unas semanas igual hoy está ganando 2.000 y eso también complica pagar», zanja Janssen.

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