El valor de las pequeñas cosas

Claves. El ampostino Joan Piñol recomienda enfocarse en lo que sí se puede hacer durante esta época de incertidumbre

20 febrero 2021 18:31 | Actualizado a 21 febrero 2021 16:20
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«Tomar una taza de café en la terraza, hablar por teléfono con un amigo o un familiar, escuchar una bonita canción, pasear por la playa o leer esa novela que tanto nos gusta». Son algunas de las pequeñas claves que aporta el psicólogo ampostino Joan Piñol Forcadell para conseguir el bienestar emocional. Un equilibrio, si cabe, ahora más necesario que nunca, inmersa como está la sociedad en una pandemia de la que por el momento no hay visos de salir a corto plazo.

Ante la incertidumbre actual, Piñol aconseja disfrutar de cada momento e intentar sonreír tantas veces como se pueda, «ya que nuestro cerebro verá una señal positiva y esto nos ayudará», comenta este divulgador. A esto se debe añadir una buena alimentación, el descanso necesario y una imagen con la que cada cual esté a gusto porque «vernos bien es importante». Y en un momento de perímetros acotados, comercios cerrados, bares y teatros a medio gas y reuniones vetadas, el ampostino recomienda enfocarse en lo que sí se puede hacer, al mismo tiempo que expresar las emociones. «Recordarnos a nosotros el porqué de tanto sacrificio, para proteger del Covid-19 a los más vulnerables. Valorar más si  estamos bien de salud o tenemos trabajo. Hay muchas personas que ante la situación actual lo están pasando muy mal», sostiene. En definitiva, dejar de quejarse por nimiedades.

Los consejos y técnicas para vivir en armonía los plantea Joan Piñol en el libro El bienestar emocional. Claves para vivir mejor (Editorial Kairós) y en la página web bienestaremocional.es

«Lo más valioso de la vida no es lo que tenemos, sino a quién tenemos»

Como indica este especialista, el bienestar siempre se ha correspondido con lo mismo. A saber, «percibir que dominamos las emociones y no al revés; tener relaciones personales sanas y de calidad y sentirnos valorados por nuestro entorno o que haya un equilibrio entre lo que se hace y lo que para nosotros es importante». 

Sin embargo, ¿Qué ha cambiado desde marzo de 2020? «Que ahora somos más conscientes de cómo han afectado a nuestro estado de ánimo las limitaciones respecto a movernos con cierta libertad y, sobre todo, a las relaciones sociales con amigos y familiares».

Vivir al día

Resultado de todo ello es un estado de ánimo dominado por «la ansiedad, el miedo y el estrés. Rabia, tristeza y frustración», unidas a un exceso de información, lo que se llama infomedia, que produce más desasosiego. «Las constantes noticias, no siempre de fuentes fiables, también han influido», defiende el experto. Así las cosas, ¿qué se puede hacer? «Acostumbrarnos a vivir con la incertidumbre, a planificar a corto plazo». Lejos quedan aquellas vacaciones previstas con medio año de antelación.

Piñol, no obstante, evita hablar de la pereza que se ha instalado en el día a día de numerosos ciudadanos, que lleva a realizar las mismas actividades en un bucle interminable, ante la imposibilidad de improvisar o planificar. «Yo no hablaría de pereza. Es estrés. En mi libro hablo del estrés como la pandemia del siglo XXI», dice. Y la actual es una situación «que produce mucho más estrés del que pensamos, tanto por la emergencia sanitaria como por la situación económica».

Así, las nuevas compañeras de viaje son la fragilidad y la vulnerabilidad. Pero, ¿qué pasará después? ¿cómo saldrá la sociedad de esta situación? «Más consciente de nuestro estado. La mayoría de las personas lo harán más reforzadas. Otras, más frágiles. Así ha sido la supervivencia de nuestra especie durante millones de años. Las emociones siempre han estado ahí y al vernos obligados a parar nos hemos dado cuenta de hasta qué punto estas pueden afectarnos. Aunque a corto plazo tengo claro que valoraremos más todo. Hay una frase que siempre digo, que lo más valioso en la vida no es lo que tenemos, sino a quién tenemos».

¿Más conscientes, pero también más depresivos tras la Covid-19? «Sí. Ya se están dando con más frecuencia los síntomas propios de la depresión en muchas personas. Más paro, más soledad, la amenaza de enfermar, pérdidas de seres queridos, imposibilidad de hacer muchas de las cosas con las que solíamos disfrutar... A pesar de todo y para combatirlo, Piñol considera que la pandemia deja un buen número de buenas lecciones. «Son tantas, que no acabaríamos nunca». Entre ellas, aprenderemos a no dar las cosas por sentado, a pedir ayuda, a dar las gracias, a priorizar y a entender la salud como una responsabilidad colectiva. 

«Tenemos más capacidad de adaptación y de superar las adversidades de lo que imaginamos», concluye.

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