La mirada genera una reacción en quien la recibe y puede incluso lanzar una provocación o despertar sensualidad, reflejar nuestro estado de inquietud o de felicidad y, sobre todo, expresar sentimientos. Ante una potencialidad expresiva tan importante, hemos de tener cuidado y no dejar que nuestra mirada esté envuelta de un entorno desfavorecedor, perdiendo fuerza por unos cuidados poco apropiados o, a veces, inexistentes en la mujer.
La zona del contorno de los ojos, especialmente delicada, afronta mal el paso del tiempo. En ella se manifiestan, mucho antes que en ninguna otra parte del rostro, los signos de fatiga y envejecimiento acompañados de unas bolsas hinchadas, unas ojeras marcadas o unos párpados caídos que la transforman cambiando su expresión, haciendo que pierda fuerza y otorgándole un aspecto de una tristeza y cansancio que no corresponden a nuestro ánimo.
Si nos miramos con atención en un espejo, es muy probable que decidamos actuar de inmediato.
UNA ZONA MUY ESPECIAL
La piel de la zona orbicular (la que rodea los ojos) posee varios rasgos que la hacen diferente de la del resto del rostro. Es más seca, ya que posee menos glándulas sebáceas o sudoríparas. Esta escasez de grasa y sudor impide una protección total de la piel, que se deshidrata rápidamente.
En el contorno de los ojos, la proporción de colágeno (imprescindible para mantener la firmeza de la piel) es menor porque se trata precisamente de una zona tremendamente móvil que necesita mucha flexibilidad.

Hay que destacar que los ojos no descansan nunca, incluso cuando dormimos tienen períodos de actividad. Parpadeamos unas diez mil veces al día, reímos, lloramos en ocasiones, gesticulamos y hacemos esfuerzos con la vista.
Todo cuanto hagamos nos lleva hacia la aparición de las patas de gallo en una zona en la que, además, la piel no tiene fijación. Porque, a pesar de la gran cantidad de músculos que rodean la zona (22 en total), ninguno sirve para fijar la piel y esta acaba dejándose vencer por su propio peso y las contorsiones a la que le obligamos a diario.
PROBLEMAS CONCRETOS
La mirada responde a la intención con la que dirigimos la vista hacia un punto. Y esta intención se traduce habitualmente en un gesto, es decir en una contracción muscular cerca del ojo. De ahí que algunas arrugas se les llame ‘arrugas de expresión’. Por otra parte, problemas como la miopía o de la vista cansada añaden más gestos de expresión al entorno de los ojos.
Las causas de las ojeras, aunque es cierto que la falta de sueño las acentúa, son otras y múltiples: herencia genética, problemas de vascularización, pérdidas de peso, constitución de nuestro organismo, estrés, cansancio, el lloro repetitivo y la edad. Hay tantos detonantes como tipos de ojeras (en surco, coloreadas, acentuadas por la flaccidez, etcétera). Por eso es básico el diagnóstico para dar con la solución más acertada.

En cambio, las bolsas, según la causa de la hinchazón, pueden deberse a la acumulación de grasa, a la retención de líquido o a ambos a la vez. ¿Cómo distinguirlas? Las primeras (grasa) permanecen igual a lo largo del día y se mueven cuando hacemos presión sobre el ojo con el párpado cerrado. Sin embargo, las bolsas provocadas por retención de líquido son más evidentes por las mañanas y se deshinchan a lo largo del día.
SOLUCIONES Y CUIDADOS
Dejando de lado los casos extremos, la mirada en general, y el contorno de ojos en particular, por su extrema fragilidad y su peculiar forma de mostrar el paso del tiempo, tienen sus propias normas de cuidado.
Dormir bien y con un máximo de oscuridad mejora el descanso y favorece la relajación de los músculos orbitales. Además, actúa como un tónico de belleza para los ojos. Así pues, si no se descansa bien, el semblante lo acusará, y lo hará más especialmente en los ojos. El sueño para los ojos es de vital importancia, ya que solamente descansan cuando duermes.
También la dieta es un punto a tener en cuenta. Conviene tomar alimentos de fácil digestión y ricos en sustancias vitamínicas y proteicas. Las vitaminas que afectan directamente y que no deben faltar en la dieta para conseguir unos ojos sanos y bonitos son la A y la B2. También hay que procurar tomar leche, hígado de ternera, verduras, huevos, hortalizas (zanahorias, apio y tomate, especialmente) y frutas.
En cuanto a la higiene, no hay nada peor que acostarse maquillada, con las sombras y la máscara puestas. El maquillaje se introduce en la zona orbital mientras dormimos, lo que provoca irritaciones y vuelve frágiles a las pestañas.
Otra buena medida es lavar los ojos: solo resplandecen si están limpios. Lávalos por la noche y por la mañana. Lo mejor es el agua destilada, porque los descongestiona y evita el enrojecimiento. Las infusiones como la manzanilla, la tila y el té tienen efectos calmantes.

Evita fumar. El tabaco genera arrugas porque contrae las venas, diminuyendo así la circulación y dejando los estratos más externos de la piel muy resecos.
Los ambientes contaminados y los espacios cerrados, mal ventilados, llenos de humo o sin humedad, son factores de alto riesgo para las ojeras pertinaces. La solución salta a la vista: ventilar y humidificar.
También hay que prestar atención al sol, ya que perjudica tanto a la piel que rodea los ojos como a la vista. Sus efectos acumulativos a lo largo de los años producen un envejecimiento prematuro.
Otro problema son las pequeñas arrugas. Mediante un cuidado adecuado, puedes retardar unos cuantos años la aparición de las arrugas que se forman alrededor de los ojos y tal vez impedir que deriven en auténticas arrugas prematuras. Para alisarlas, elige un producto antiarrugas específico: en gel, si tu piel es grasa; en fluido si es normal, y en crema si es seca. Aplica dos veces al día y siempre en primer lugar, antes de poner en el resto del rostro la crema de noche o de día. Distribúyelo en puntitos y hazlo penetrar dando sutiles golpecitos con la punta de los dedos, no lo frotes para no desplazar la piel y darla de sí.
El paso de los años, el estrés, la fatiga y el envejecimiento actúan en la aceleración de las temibles bolsas. Si este es tu caso, utiliza dos veces al día un producto para el contorno de ojos con acción desinfiltrante. Además, es de gran efectividad la digitopresión (técnica cuya base es la presión que ejercen los dedos sobre ciertos centros nerviosos). A través de determinados movimientos y suaves masajes en la zona ocular, se logra reducir la hinchazón.
En caso de que tu organismo retenga líquidos, examina con un médico el sistema endocrino y controla el consumo de sal en las comidas.
Para reavivar y corregir las ojeras y reducir las bolsas y luchar contra las arrugas de esta zona. Hay que seguir una rutina y cuidar esta zona tan vulnerable al envejecimiento.
Aconsejo: Contorno de ojos rellenador Loposomial, de Laboratorios Viñas. Regenera las células de forma óptima para prevenir y tratar los signos de envejecimiento de dicha zona (arrugas, flacidez, bolsas y ojeras). Además, aporta suavidad, confort y combate los signos de fatiga

Otra opción es la Eternal Youth Gold Eye Patches, de Alquimia. De gran efectividad, contiene ácido hialurónico de distintos pesos moleculares para actuar a diferentes niveles de la piel y dejar su relieve suave y aterciopelado, especialmente la zona del contorno de los ojos. El resultado es un contorno más terso, hidratado y rejuvenecido.

PEQUEÑOS TRUCOS Y GRANDES CAMBIOS
Ojos grandes, pequeños, azules como el cielo o negros como la noche; no importa su forma o su color, porque lo importante es que sean capaces de transmitir algo. Y esto se consigue con la ayuda de las sombras.
OJOS PROMINENTES
Los ojos prominentes pueden resultar menos evidentes si utilizas una sombra oscura sobre todo el párpado y un tono más suave y claro debajo de la ceja.
OJOS PROFUNDOS
Pueden realzarse si utilizas una sombra clara sobre el párpado y más oscura sobre las cejas.
OJOS CAÍDOS
Intenta elevarlos aplicando una sombra más oscura en la línea de la órbita y deteniéndola antes de la esquina caída. Pasa un pincel por las cejas hacia arriba y define bien su forma con un lápiz.

OJOS RASGADOS
Enfatízalos con una sombra de tono profundo, llevada a la parte más exterior del párpado, y extendiéndola más allá del borde externo. Aplica luego una sombra de tono ligero en la parte interior del ojo y extiéndela hasta la ceja.
OJOS JUNTOS
Aplica en las esquinas exteriores una sombra de tono oscuro en la mitad exterior, extendiéndola ligeramente más allá del borde externo. Termina aplicando una sombra de tono más claro en la mitad interior del ojo.
OJOS SEPARADOS
Procura acentuar la esquina interior empezando en una zona próxima a la nariz. Utiliza una sombra más oscura para cubrir la mirada interior del ojo. Sombrea la mitad exterior con un tono más ligero sin traspasar el borde exterior del ojo.
GIMNASIA OCULAR
Al igual que cualquier otra parte del cuerpo, las zonas cercanas a los ojos necesitan ejercicio para mantenerse en forma.
CONTRA LAS ARRUGAS DE LOS PÁRPADOS CANSADOS
Pon la yema de los dedos en las cejas, cierra con fuerza los ojos y levanta las cejas. Notarás cómo trabaja el músculo. Hay que estirar la ceja durante 3 segundos y sujetarla otros 3. Después, procura relajarte.

CONTRA LAS PATAS DE GALLO Y LAS BOLSAS
Coloca los dedos ligeramente separados en los pómulos. Haz un poco de fuerza mientras guiñas el ojo durante 6 segundos. Relájate. Es muy importante no estirar la piel durante los guiños, esto la dilataría innecesariamente. Y, para terminar, cúbrete los ojos con las dos manos durante un minuto. Debes ser delicada pero firme, de modo que tus ojos puedan estar abiertos pero sin ver la luz.
AUTOMASAJE DE CONTORNO DE OJOS
Aplica una gotita de crema alrededor de cada ojo.
- Una mano sujeta la piel, a la altura de la sien, y la otra se pasa alrededor del ojo, acariciándolo suavemente desde el ángulo exterior y en círculos hasta la ceja.
- Date ligeros golpecitos con los dedos índice, corazón y anular sobre el párpado inferior. No tires ni aprietes la piel.
- Con una mano, estira las sienes para que la piel de debajo del párpado quede estirada y fija. Con los dedos índice y corazón de la otra mano realiza masajes circulares alrededor de todo el ojo.
GAFAS PROTECTORAS
Las gafas de sol constituyen una protección efectiva contra la incidencia de los rayos solares. Por un lado, protegen de los nocivos rayos ultravioleta; por otro, evitan que te veas obligada a pestañear cuando te dé el sol de frente, dificultando la aparición de pequeñas arrugas. Además, las corrientes de aire excitan la túnica ocular, pueden ocasionar infecciones y facilitan la penetración de cuerpos extraños en los ojos, por lo cual es importante tener siempre a mano unas gafas protectoras.