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    ¿Cómo se puede combatir el sudor excesivo en verano?

    Coincidiendo con el calor, cuidar nuestra higiene personal, la comida y la bebida que ingerimos y vigilar la ropa que nos ponemos influye en la sudoración de nuestro cuerpo

    08 agosto 2022 10:07 | Actualizado a 08 agosto 2022 10:08
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    Las altas temperaturas hacen que, en mayor o menor medida, todos sudemos y más aún si la humedad en el ambiente es elevada. La sudoración puede afectar a la calidad de vida de las personas, tanto en su rutina como en sus relaciones laborales y personales, debido a la posible aparición de sobreinfecciones bacterianas. Echarle el freno a la sudoración excesiva requiere un riguroso cuidado en la alimentación y en la ropa y la higiene personal.

    El sudor es un mecanismo fisiológico que tiene el organismo para liberar calor y mantener estable la temperatura corporal. Por lo que este, para adaptarse al aumento de la temperatura exterior, intensifica la sudoración. Para reducirla debemos cambiar ciertos aspectos de nuestra rutina, así como reducir el estrés y la tensión, ya que el estado de ánimo también puede verse afectado por la sudoración.

    La alimentación es uno de esos factores que debemos tener en cuenta. Las comidas copiosas y pesadas, con una gran cantidad de condimentos, picantes o guisos, es mejor dejarlas de lado, puesto que contribuyen a sudar más. De igual manera sucede con las bebidas alcohólicas y con la cafeína. El verano es el momento ideal para las comidas ligeras, donde predominen la fruta y la verdura.

    Una ducha diaria es recomendable, a poder ser por la mañana, aunque, si se ha sudado en exceso, es mejor repetir y limpiar los residuos de sudor que quedan en la piel. También hay que tener cuidado con los jabones, ya que muchas veces son estos los causantes de una sudoración no habitual y mejor no enjabonarse las axilas, o sí, en caso de usar un jabón con acción antibacteriana. Finalmente, es vital secarnos muy bien con la toalla al salir de la ducha.

    En lo relativo a la ropa, es mejor utilizar tejidos transpirables y que permitan la eliminación del sudor. Algodón o fibras naturales facilitan la circulación del aire en su interior y son ligeras.

    En cambio, las fibras sintéticas se adhieren a la piel y, por lo general, no dejan pasar el aire, provocando un calentamiento en la prenda y la acumulación de sudor. Por otro lado, la ropa no debe ser ajustada, sino holgada y nunca, más de la necesaria. También debemos evitar las prendas de colores oscuros que atraen y conservan más el calor, lo que hace que la temperatura corporal aumente. En lo relativo al calzado, debe facilitar la transpiración del pie, evitando zapatos con suela de goma y muy cerrados.

    Hidratación

    Sudar en exceso genera la eliminación de líquidos y sales minerales, imprescindibles en nuestro cuerpo para evitar la deshidratación. Para reponerlas, debemos beber agua regularmente, a pesar de no tener sed. Una buena hidratación ayuda a equilibrar la temperatura corporal. También se recomienda el uso de antitranspirantes, productos de higiene que no enmascaran el mal olor, a diferencia de los desodorantes, sino que reducen y controlan el sudor. Estos deben ponerse después de ducharnos y una vez que se han secado correctamente las axilas.

    También es muy importante evitar que se formen interferencias entre la piel y la ropa, ya que puede acumularse el sudor y complicar la transpiración, por lo que se recomienda depilarse o recortarse el vello. En el caso de las axilas, uno de los principales focos de sudoración, el vello puede favorecer la acumulación de sudor y se puede intensificar a causa del calor y la humedad. Por esto, la depilación de las axilas es más que aconsejable.

    Evitar realizar ejercicio físico intenso, ya que para hacer frente al esfuerzo nuestro cuerpo debe aumentar sus niveles de energía, con ello la frecuencia cardíaca y la necesidad de oxígeno aumentan y también la temperatura corporal. Es recomendable practicarlo en horas de baja intensidad solar.

    En verano

    La sudoración está presente en cualquier época del año, pues se trata de una función corporal necesaria. A pesar de esto, en verano aumenta la temperatura del ambiente, lo que produce que nuestra temperatura corporal también lo haga. A esto se le suma que nos exponemos más a focos de calor como el sol directo y estamos más tiempo en lugares abiertos, pero calurosos.

    La sudoración es un proceso natural que se produce sin que nos demos cuenta, cuyo objetivo es regular la temperatura corporal cuando esta aumenta y contribuir a la eliminación de desechos de nuestro cuerpo. El buen tiempo y el aumento de horas de luz provocan que las actividades que realizamos cambien y hacen que estemos más activos, lo que produce que nuestro cuerpo necesité más energía, y aumente la temperatura corporal.

    El buen tiempo también puede predisponer a que tengamos más encuentros sociales y emociones más intensas, como el estrés. Ante este tipo de momentos, el cuerpo se prepara para actuar liberando hormonas de cortisol y adrenalina, que aumentan la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal. Además, consumimos más alimentos excitantes como el alcohol, los refrescos, el café o las bebidas energéticas, o alimentos picantes o más condimentados.

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