Jane Birkin: El lado íntimo del icono

La casa de Serge Gainsbourg, reconvertida en Maison Gainsbourg, abre en París, unos meses después de que se publicaran en español los diarios de Jane Birkin

30 septiembre 2023 16:35 | Actualizado a 30 septiembre 2023 16:43
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Durante más de tres décadas la casa del número 5 bis de la rue Verneuil de París estuvo cerrada. Eso no impidió, más bien al contrario, que se convirtiera en lugar de peregrinaje y tributo a su célebre inquilino: Serge Gainsbourg (París, 1928-1991), de nacimiento Lucien Ginsburg –era hijo de inmigrantes judíos rusos–. Gainsbourg es para muchos, del escritor, traductor e investigador Felipe Cabrerizo a Jane Birkin, el mejor escritor de canciones y el mejor compositor francés; quizá “mejor” sea injusto para los demás. En cualquier caso, es un hito que cambia el rumbo de la manera de hacer canciones y se convierte en una referencia ineludible. El pasado 21 de septiembre, la que fuera la casa de Serge Gainsbourg (“Lugar capital en la vida personal y en el desarrollo de su carrera”) abrió sus puertas reconvertida en Maison Gainsbourg. La visita comprende el museo, en el número 14 de la calle, y la casa, que su hija Charlotte conservó intacta desde la muerte de su padre. En Jane par Charlotte, la película-retrato-carta de amor de Charlotte Gainsbourg a su madre Jane Birkin, madre e hija entraban en la casa-santuario, que efectivamente parecía congelada en el tiempo, para siempre en 1991.

La apertura de la Maison Gainsbourg se ha producido unos meses después de la muerte de Jane Birkin (London, 1946 - París, 2023), quien fuera compañera de Gainsbourg y habitante del 5 bis de la rue Verneuil durante doce años. La época Gainsbourg de Birkin ocupa el grueso de los Monkey diaries. Diarios 1957 - 1982, que se publicaron en España poco antes del verano, con traducción y edición impecables de Felipe Cabrerizo para Monstruo bicéfalo. Jane Birkin siguió escribiendo su diario hasta 2013, el año de la muerte de su hija mayor, Kate Barry, fruto de su primer matrimonio, con el compositor John Barry. La decisión de partirlos en dos volúmenes para la edición española reposa en el cambio de vida y de tempo e incluso de respiración: la segunda parte, post-Gainsbourg, que ojalá se traduzca pronto, presenta a un personaje más maduro.

$!Los diarios recogen el lado más íntimo de la pareja más icónica del siglo XX.

Jane Birkin era actriz como primera vocación, le gustaba gustar y a cantar se atrevió en parte para seducir a Gainsbourg, lo que no quiere decir que no construyera una discografía sólida. Lo explica Cabrerizo: Gainsbourg es el mejor compositor francés y guardaba las melodías más especiales para Jane Birkin. Tras la separación de la pareja, aunque mantuvieron amistad y colaboraciones, Birkin trabajó con otros compositores y décadas después se lanzó a escribir sus temas. A Birkin hay que agradecerle también la reivindicación de Gainsbourg como compositor: a su muerte, en 1991, era un personaje popular, pero Gainsbarre, una de sus máscaras, opacaba al escritor de canciones.

Los años Gainsbourg son el meollo de los diarios de Birkin, que comienza a escribir a los once años, como si le hablara a Munkey, su mono de peluche

Los años Gainsbourg son el meollo de los diarios de Birkin, que comienza a escribir a los once años, como si le hablara a Monkey, confidente de Birkin, el mono de peluche vestido de jockey que su tío había ganado en una tómbola y le había regalado. Monkey era confidente y talismán, la acompañó en vuelos, estancias en el hospital hasta meterlo en el ataúd de Gainsbourg, “para que lo protegiera en el más allá”, y es el propiciador de los diarios, que recogen sucesos, recuerdos, relatos de emociones intensas y componen un autorretrato para autocomplaciente. Jane Birkin no tocó nada de sus viejos diarios antes de publicarlos: “Al volver a leer mi diario se me hace evidente que no se cambia nunca. Lo que era con doce años es lo que soy hoy. La falta de confianza, los celos, las ganas de agradar. Entiendo bien por qué mis amores no lo han soportado...”

De los diarios sorprende la mirada no naíf, sino confiada, inocente en el sentido de carente de maldad, para nada ingenua de Jane Birkin

La frecuencia de las entradas es irregular, al cubrir un arco tan grande de tiempo y en años fundamentales en la formación, ofrece una visión absolutamente privilegiada del cambio, que se cuenta a la vez que se vive, pero el lector sabe más que quien lo escribe porque conocemos lo que viene después. Recoge el lado íntimo de la pareja más icónica del siglo XX sin afán morboso. Está la vida familiar, los viajes, las peleas, la pasión y el deterioro. También sus preocupaciones e inseguridades que la humanizan: tenía complejo por no tener los pechos lo grandes, por ejemplo. Por otro lado, a pesar de su profesión y su exposición, la idea de la fama y el éxito no le obsesionan. Habla más de la vida familiar que de las películas, por ejemplo. De los rodajes le interesan las personas. Sorprende la mirada no naíf, sino confiada, inocente en el sentido de carente de maldad, para nada ingenua. Eso hace que se atreviera a hacer cosas, desde Blow-up de Antonioni, con el desnudo frontal, las canciones, las películas, etc. Jane Birkin era una vitalista, se esforzaba en la alegría, quizá porque tenía momentos de tristeza. En los diarios ella insiste mucho en todo lo que aprende de Gainsbourg, que en parte es como una especie de figura tutelar. Y aunque ella no lo dice, porque es elegante, se adivina qué le dio ella a Gainsbourg: tranquilidad, confianza, complicidad y la seguridad que da saber que siempre hay alguien que te va a seguir en las propuestas.

LECTURAS

$!Jane Birkin: El lado íntimo del icono

Munky diaries. Diarios 1957-1982

Jane Birkin, traducción de Felipe Cabrerizo

Monstruo bicéfalo, 333 pp.

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