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    Camí de Ronda: descubriendo el pasado de la costa tarraconense

    El trazado discurre por playas paradisíacas de difícil acceso, parques naturales y escenarios clave de nuestra historia

    25 mayo 2023 10:14 | Actualizado a 25 mayo 2023 11:52
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    Existe una red de caminos, otrora utilizada por la Guardia Civil en la ronda, que nos descubre la belleza del litoral tarraconense. El trazado del Sendero del Mediterráneo, Camí de Ronda, o simplemente Gran Recorrido (GR) 92 en honor a los Juegos Olímpicos de Barcelona, discurre por playas paradisíacas de difícil acceso, parques naturales y escenarios clave de nuestro pasado. En esta ocasión, partimos de la legendaria Playa del Miracle rumbo a Torredembarra en busca del faro más alto de Cataluña. Por el camino visitaremos la Torre de la Mora, el singular castillo de Tamarit o la calle Botigues de Mar de Altafulla, la misma en la que recuperaremos fuerzas antes de hacer el último esfuerzo y completar una de las etapas de esta travesía litoral.

    Instrucciones de la ruta

    Aparcamos junto al fortín de Sant Jordi, el antiguo baluarte construido por los ingleses en la Guerra de Sucesión, y seguimos el panel de dirección que encontraremos al lado del extinto fortí de la reina. Por lo general, el sendero discurre a escasos metros del mar, salvo por un par de ocasiones. La primera es en las inmediaciones de Punta de la Mora, después de la Platja Llarga, cuando caminaremos por bosques y tendremos que dar un rodeo a fin de evitar pasar por el interior del camping; la segunda, cuando tengamos que adentrarnos en Altafulla debido a que el paseo que une la calle de Botigues de Mar y el mirador está en obras. En cualquier caso, el camino es fácil de seguir gracias a las abundantes marcas rojas y blancas del Gran Recorrido (GR) 92 y los paneles. Finalmente, tendremos que pensar cómo volver al punto de inicio. El tren es la opción más utilizada.

    Dificultad de la ruta

    Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, establece que este recorrido es de dureza física exigente, básicamente por su notable distancia. En lo que respecta a la dureza técnica la arena y la roca ralentizarán nuestra marcha obligándonos a prestar más atención, de ahí que debamos considerar que el itinerario nos llevará unas 6 horas si sumamos en esta duración el transporte.

    Ecos del pasado

    Las construcciones que salen a nuestro encuentro en la costa constituyen ecos del pasado. Por un lado, la omnipresente Torre de la Mora es, como propio su nombre indica, una torre declarada Bien Cultural de Interés Nacional y construida en 1562 en el promontorio de roca de la Punta de la Mora para hacer frente a las incursiones de corsarios berberiscos. Así pues, con sus 4,20 metros de diámetro, 27 de altura y 1,50 de grosor, desempeñaba una función defensiva de la misma manera que la Torre Vella de Salou. Por otro lado, destaca el castillo de estilo románico de Tamarit, una de las escasas fortalezas catalanas acariciadas por el mar. Fue levantado en el siglo XI y perteneció al condado de Barcelona hasta que el conde Ramón Berenguer I se lo transfirió, junto con el término municipal, a la Casa de Claramunt casi 100 años antes de la formación de la Corona de Aragón (1137). Si los edificios anteriores hablan de nuestra historia antigua, el búnker o batería de costa de Altafulla y el faro de Torredembarra nos recuerdan los capítulos más recientes. La torre entró en servicio el 1 de enero de 2000 y es la última que se construyó en España en el siglo XX. Es, de hecho, el faro más alto de Cataluña. Hoy la infraestructura puede visitarse o bien virtualmente gracias a la web de la Oficina de Turismo de Torredembarra o bien presencialmente comprando la entrada.

    El milagro del Miracle

    El origen de la Platja del Miracle podría encontrarse en uno de los tres milagros que supuestamente se obraron en el lugar. Cuenta la leyenda que, concluida la conquista de Mallorca, el rey Jaume I regresó a Tarragona a bordo de la galera de Ramón de Canet. Apenas tres días después desembarcaron cerca de Tamarit, donde se encontraron con el noble Guillem de Claramunt antes de reembarcar y darse un baño de masas en la antaño Tarraco. Para sorpresa de todos, tan pronto el conquistador puso los pies en la playa frente a la extinta capilla de Sant Miquel, se formó una temible tempestad que se llevó al fondo del mar las dos galeras que lo acompañaban. He aquí uno de los tres milagros que supuestamente ocurrieron en el lugar. La realidad es más aburrida: el acantilado del balcón del Mediterráneo surge a consecuencia de la cantera que se construyó en época romana. Este mirador sería conocido como “miraculum”, vocablo que sufrió una malformación hasta convertirse en el milagro en cuestión. Así pues, las leyendas añaden una justificación fantástica a un hecho un tanto mundano.

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