Isabel Muñoz debe de estar en ese punto -de la carrera de los grandes fotógrafos- en que una empieza a eliminar premios de su currículum para que no se haga demasiado largo y tedioso. Ya ha sido Premio Nacional de Fotografía, ha ganado varios World Press Photo -uno de los galardones más importantes en fotoperiodismo a nivel internacional-, recibió en 2009 la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2009, y ahora, en 2021, se lleva el Premio PHotoESPAÑA.
Entre la lista de los premiados con esa distinción, menos de un tercio son mujeres, entre ellas artistas de la talla de la estadounidense Nan Goldin, una gran documentalista reconocida sobre todo por plasmar la contracultura en Nueva York de los 70 y 80, o Cristina García Rodero, la primera española en formar parte de la prestigiosa Agencia Magnum. PhotoESPAÑA recococe así la trayectoria de la barcelonesa Muñoz, que durante 40 años ha recorrido medio mundo -o casi entero-, combinando en sus fotografías la reivindicación social y ecológica con la belleza, siempre con un cariz antropológico. ‘Somos agua’, su última instalación, se expone en el Museo Lázaro Galdiano, en Madrid, en el marco de PhotoESPAÑA 2021 y en una sala con nombre de mujer -Pardo Bazán, por la escritora. Está, además, comisariada también por una mujer, Blanca Berlín, que sobre esta exposición resumía: "Nos enfrenta a nuestra falta de compromiso ante uno de los principales desafíos que encaramos: el calentamiento global". El calentamiento global y en concreto el efecto de los seres humanos en mares y océanos. “Estamos a tiempo de poder dejar un mar mejor a las generaciones que vienen”, decía la fotógrafa catalana entrevistada en TVE. Durante los últimos años se ha sumergido en aguas de diferentes partes del mundo para visibilizar esa problemática y despertar conciencias.
Para este último proyecto ha contado con la apneista japonesa Ai Futaki, apodada la mujer pez, por su capacidad increíble de bucear a pleno pulmón –en ocasiones junto a ballenas y cocodrilos–, y lo ha llevado a cabo en los acuarios del Oceanogràfic de València. El resultado es un baile onírico bajo el agua, entre los seres humanos y la naturaleza, plasmado a través de la fotografía y con un montaje expositivo que utiliza la tecnología para crear una experiencia inmersiva. Así pretende sensibilizar al espectador y transmitirle esa conciencia ecológica necesaria para revertir la situación actual. Como escribía Christian Caujolle, periodista y fotógrafo francés, uno de los fundadores de la prestigiosa Agencia VU, sobre Muñoz: “Ella ha sabido liberar al tango, al flamenco, a la danza oriental de las anécdotas y exotismos que constituyen el fondo comercial fundamental de tantos editores de tarjetas postales y del conjunto de responsables de las oficinas de turismo”. Parece que en su última instalación la fotógrafa ha utilizado esa destilación liberadora del baile con muchas de las esencias de su trayectoria profesional que le ha valido ahora este premio PHotoESPAÑA.