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El Nàstic de Parralo ya está aquí

El Nàstic de Cristóbal Parralo confirma ante el Cartagena en el césped una identidad basada en la presión, la ambición y la valentía, con el Nou Estadi como espejo de un equipo que vuelve a creer y a hacer creer a todos

Cristóbal Parralo en el banquillo del Nou Estadi.

Cristóbal Parralo en el banquillo del Nou Estadi.ANGEL ULLATE

Juanfran Moreno

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Un servidor cometió un error humano en la previa del encuentro entre el Nàstic de Tarragona y el Cartagena. En el cuadro de alineaciones, el subconsciente le jugó una mala pasada y colocó a Luis César como entrenador del conjunto grana. La realidad dice que no es así y el verde lo reafirmó, por si alguien se fía en exceso de mi persona. Este es el Nàstic de Cristóbal Parralo y se notó a leguas. Un equipo renovado en el que la ambición ya no se negocia. Un equipo con el que la afición vuelve a identificarse y que hace vibrar al Nou Estadi. El efecto Parralo ya es una realidad, no solo por los resultados, sino también por el juego.

El conjunto grana compareció frente al Cartagena con una idea muy clara. Una propuesta reconocible y valiente, en la que la intensidad marca el camino. El Nàstic está decidido a incomodar a sus rivales desde el primer segundo. Atacar al adversario desde la iniciativa es un plan que no admite dudas en la mente de los jugadores. Ya ni siquiera piensan: ejecutan. Y eso es, en parte, gracias a Cristóbal Parralo, que en poco más de un mes ha conseguido convencer a la plantilla de que este debe ser uno de los principales argumentos del equipo si quiere aspirar a cotas altas. El riesgo existe, pero cuando se cree de verdad en la propuesta, todo resulta algo más sencillo.

Superior a un 'coco'

El Cartagena llegaba al Nou Estadi con dos derrotas consecutivas, pero con una plantilla de altos vuelos, capacitada para imponer su ley en cualquier escenario. Ese era el objetivo, pero el rival grana comprobó pronto que no iba a ser una tarde cómoda. El Nàstic marcó el ritmo desde el inicio. El Cartagena quiso tener la pelota, pero el conjunto tarraconense no le concedió continuidad y le forzó errores que fueron minando su confianza.

Por si alguien dudaba de que este Nàstic sigue teniendo pegada, Marcos Baselga se encargó de disipar cualquier duda. Su gol es una obra de arte. Un remate de puro ‘9’, sí, pero precedido de una jugada que demuestra que es mucho más que un delantero de área. El maño resulta demoledor cerca de la portería, pero no se diluye lejos de ella, y ahí reside la clave de que sea intocable para Parralo. ‘Base’, como le llama el técnico grana, es una pieza capital en su plan y partido tras partido reafirma ese rol.

Pudieron ser dos los goles del ariete, que en la zona mixta posterior al partido dejó claro que su ambición no tiene techo. No se recreó en el tanto anotado, sino que rápidamente se acordó de aquel balón que la defensa del Cartagena sacó bajo palos. Estuvo muy cerca de su primer doblete como grana y eso, en un perfil tan exigente como el suyo, se nota.

El Nàstic no mereció ganar por la mínima y no lo hizo. Parralo movió ficha y el tiempo le dio la razón. Jardí, suplente por sorpresa, firmó la sentencia con un gol de película. Un taconazo delicioso que dejó a todos boquiabiertos y desató el delirio en el Nou Estadi.

Un último apunte: el conjunto grana acabó el partido con cuatro canteranos sobre el verde. Enric Pujol, Marc Montalvo, Agus Gutiérrez y Oriol Subirats confirmaron que la confianza de Parralo en los jóvenes es real. Todo sigue su proceso, pero si reclaman minutos, los tendrán. Montalvo ejerce de capitán general, Pujol gana presencia con el paso de las jornadas y el estreno esta temporada de Agus y Subirats es una declaración de intenciones. No están en la convocatoria para completar números. Se cuenta con ellos, incluso por encima de vacas sagradas si hace falta.

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