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Adrián Ben había llegado a la final de 800 después de una gran semifinal. Culminó sus excelentes Juegos de Tokio con la quinta plaza en la final el mismo día que cumplía 23 años.
Los dos kenianos, Emmanuel Korir (1:45.06) y Ferguson Rotich (1:45.23), comandaron la primera final olímpica de la historia con un español en la salida. El joven atleta fue quinto (1:45.96), acercándose incluso al podio por momentos en la recta de meta.
El de Viveiro partía con la octava mejor marca entre los nueve finalistas. La teoría decía que no debía estar allí, pero su competitividad destrozó todos los pronósticos previos. Estaba a la cola del grupo al inicio, mientras que se situaba a mitad de pelotón al paso por el 400 (53.76).
En la contrarrecta de la vuelta final se afanó por no perder contacto con la cabeza, y en la curva seguía achuchando cerca del cuarto. En la recta de meta, cuando los dos kenianos ponían la directa, lo intentó, pero se le hizo largo el sprint, algo también normal tras tres esfuerzos seguidos.
Pero aún tuvo energías para ganar una plaza y terminar quinto.
El atleta se enfrentó a esta final olímpica «preparado para cualquier cosa y correr lo más digno posible». De Tokio se lleva el haber aprovechado al máximo la oportunidad y cree que esta pequeña disconformidad le ayudará a seguir entrenando muy duro. Pero pese a todo, estamos ante un atleta de presente que promete dar muchas alegrías en los próximos años.
