Ángelo Girao, el nuevo producto de la factoría Mendes

El portero del Sporting forma parte de la cartera de estrellas que maneja el prestigioso agente de futbolistas. Es el único jugador de hockey en la empresa. Mañana se enfrenta al Reus en la Champions

16 enero 2020 07:00 | Actualizado a 16 enero 2020 07:06
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Polaris, la poderosa empresa que ha creado el prestigioso agente Jorge Mendes, se ha caracterizado desde su formación por contar con las mayores estrellas del firmamento fútbol, Cristiano Ronaldo, a la cabeza, además de João Félix, Bernardo Silva, Renato Sanches, James Rodríguez, Diego Costa o David de Gea.

Su cartera de clientes resulta inacabable, aunque hasta ahora nunca había abierto nuevo mercado en el hockey patines. En Portugal, el deporte del stick siempre ha contado con tradición, aunque no para los grandes transatlánticos que manejan el dinero y el negocio del fútbol.

Para Ángelo Girao (Porto, 1989) el pasado campeonato del Mundo de Barcelona resultó un trampolín indiscutible hacia el estrellato. Ya se había convertido en un arquero diferencial en Europa e incluso, en mayo de 2019, levantó la Champions para el Sporting de Lisboa, su actual casa. El viejo club lisboeta volvía a reinar en el continente 42 años después, arropado en el ángel de su portero, capaz de actuaciones dominantes.

En todo caso fue en Barcelona, ante el foco Mundial, donde las exhibiciones de Girao convencieron a todo un país. Portugal se proclamó campeón del Mundo en territorio enemigo y mucha culpa de ello la tuvo el estupendo guardameta, que enseñó un carisma deslumbrante para sujetar a su selección. 

De personalidad volcánica sobre la pista, Girao  responde al perfil de portero reactivo, valiente en la toma de decisiones y capaz de controlar pulsaciones en el alambre. El título de Portugal en Barcelona se dio tras una tanda de penaltis cardíaca en la gran final ante Argentina, un desenlace perfecto para el caché de cualquier arquero con aroma a grandeza. Girao se colocó en el escaparate de todo un país. Y Mendes acudió para ofrecerle sus servicios.

Primer contacto en julio
Una semana después de aquella conquista en Barcelona y después de pasear la Copa del Mundo por toda Portugal, llegó el primer contacto de Polaris con el meta. Concretamente el 19 de julio. Las dos partes arreglaron el acuerdo con cierta premura. Girao se lo tomó como una oportunidad única de promoción. «La excelencia de una empresa como Polaris me abre nuevos caminos para promover mi carrera tanto a nivel deportivo como a nivel comercial», reflejó el protagonista.

El recorrido mediático del luso también se ha desarrollado. En verano pasó de 10.000 a 40.000 seguidores en la herramienta social de Instagram. 

Esa atención pública también se ha transformado en exigencia para un portero que soporta con jerarquía la presión de cualquier ojo clínico. Se prepara con minuciosidad para seguir en la élite. Nadie sospecha sobre su influencia en el Sporting, donde ha inaugurado un nuevo desafío.

El 26 de abril de 2015, el Reus ya chocó contra Ángelo Girao en una final de la Copa de la CERS que catapultó el germen del ambicioso proyecto del Sporting. En el equipo inicial ya destacaba la figura de un arquero que en la final ante el Reus maniató el mejor comportamiento rojinegro en el tiempo de juego. Curiosamente, aquella final en Igualada también se definió en la tanda de penaltis. 

Girao significa la piedra angular de la apuesta lisboeta por su sección de hockey. Llegó el primero para marcar las líneas de acción. Casi cinco años después mantiene un status que no es fruto de la casualidad. Su comportamiento no solo ha conservado el nivel, lo ha aumentado.

Este sábado, el Reus vuelve a cruzarse con el guardameta y con un rival que defiende la corona de la Champions. Encima, los rojinegros necesitarán soportar el factor pista en contra. Deberán exponer su mejor cara en el nuevo palacio Joao Rocha, últimamente inexpugnable para cualquier rival que se ha presentado en él. 

Los de Jordi Garcia disponen del espejo del partido de ida, donde lucieron un buen tono y arañaron un empate a tres meritorio ante los leones. Esta vez, el reto se hace todavía más mayúsculo, con la clasificación para cuartos de final en el horizonte y con Ángelo Girao como muro a derribar.

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