Edgar Hernández, 100 domingos

El delantero de Gavà cumplirá su centenario con la camiseta del CF Reus este sábado, en el campo del Lorca. Exponente clave en el ascenso a Segunda y voz autorizada dentro del vestuario, ha completado 93 apariciones en Liga y seis en Copa

13 septiembre 2017 10:50 | Actualizado a 15 septiembre 2017 14:31
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El arraigo, la capacidad de establecerse, el sentirse identificado con algún lugar del mundo, resulta necesario para cualquier ser humano. Incluso para el futbolista, un tipo acostumbrado a la vida nómada, a descubrir caminos con más frecuencia de lo aconsejable. El fútbol es vértigo, una canción de los ACDC. Para Edgar Hernández (Gavà, 1987), Reus ha significado estabilidad, deportiva y emocional. Ha echado raíces en el Estadi, desde que se presentó un 30 de agosto de 2014, en el último día del mercado. Vio el primer partido ante el Cornellà desde el palco, como una auténtica estrella de Hollywood. Marcó su primer gol en el debut oficial ante el Zaragoza B, un 15 de septiembre de perros, con el césped embarrado hasta las orejas.

Desde entonces ha pasado mucho tiempo, pero en Edgar han cambiado pocas cosas. Su compromiso con el club no levanta sospechas. Resulta indiscutible, juegue 20, 30 o 40 partidos. Por eso mantiene la confianza de la planta noble. Se le fichó para que el Reus conquistara el fútbol profesional. Cumplió el objetivo en mayo de 2016, en un curso notable, en el que añadió 13 goles a su ejercicio personal. Un tiempo en el que además estrenó paternidad. Dante, su primer hijo, trajo un ascenso pionero bajo el brazo.

Este sábado, en Lorca, y si Garai lo considera oportuno, este atacante de dimensiones contundentes, hallará un motivo para celebrar. Cumplirá 100 partidos con la zamarra rojinegra. No lo imaginó aquel verano de 2014, cuando salió de Sabadell con la ambición de reivindicarse. 93 de esas apariciones responden al campeonato regular, tanto en Segunda B como en Segunda A. Seis se han dado en Copa. Disfrutó de los dos días emotivos en aquella eliminatoria copera ante el Atlético. Titular en el Calderón.

En el Centenario de Edgar emergen goles fetiche que recordar. Inolvidable el cabezazo de la clasificación copera ante el Lleida, en una prórroga eterna y cardíaca. Fue el paso definitivo hacia los enemigos de Champions. Indispensable la cuchara que significó victoria en el descuento ante el Xàtiva, en la penúltima fecha regular del año del ascenso (2016). Mantuvo al Reus vivo en la lucha por un campeonato que acabó conquistando en Cornellà siete días después. En la categoría de plata eligió al Getafe como víctima de su efectividad. Le anotó los dos goles del pasado curso. De penalti.

Existe, en el pasado (2014-15), un gol que probablemente cerró muchas heridas, en un domingo de frío y mediodía de palos y piedras. Olía a final. Edgar acertó en el añadido. Una diana que abrió fronteras ante el Mallorca B.

En el nuevo desafío, el delantero ha participado en todos los partidos oficiales. Todavía no ha estrenado su cuenta goleadora. Justamente en la cifra de aciertos aparecen los reproches. Un atacante precisa de ese alimento para contentar al gentío. Edgar conoce perfectamente el oficio, aunque éste también exija más registros. Él presume de Centenario y de un idilio que pretende ampliar. Reus es su flechazo.

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