España golea al son de Abel Ruiz y Sergi Gómez en su debut en los Juegos

El combinado nacional debuta con una cómoda victoria 4 a 1 contra Argelia en Calafell

22 junio 2018 13:17 | Actualizado a 02 julio 2018 10:29
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Abel Ruiz y Sergi Gómez. Sergi Gómez y Abel Ruiz. Da igual el orden, escojan el que prefieran. Lo que es indiscutible es que estamos ante dos talentos rutilantes.

Probablemente, dos futbolistas que están a pocos meses de derribar las puertas de la élite. Uno en el Barça y el otro en el Borussia de Dortmund. Curiosamente, ambos ya han debutado con sus respectivos primeros equipos. Cierto es que lo difícil no es llegar sino mantenerse, pero viéndoles en directo resultaría utópico que no plantaran su bandera en la cúspide del balompié.

Este mediodía de viernes, la selección española se arropó en ellos para destrozar a Argelia en el primer partido de la Rojita en los Juegos Mediterráneos. Fue una exhibición de pegada y claridad en los metros finales.

El combinado nacional demostró tener una generación repleta de talento y que responde de manera predilecta a las exigencias de estilo que se le suele reclamar a los equipos de las categorías inferiores de España.

Abel Ruiz es un ariete de esos que han engullido el manual del delantero centro. Todo lo que toca va dentro. Define fácil, una cualidad sencilla pero no al alcance de todos. Cuando se pregunten por qué hay delanteros que ven puerta con facilidad, obsérvenlos sin balón, ahí está el secreto. Este mediodía, el delantero del Barça dio un clínic de cómo hay que moverse en las profundidades del área.

Encontró grietas de manera constante. Defender por acumulación ante puntas de esta inteligencia táctica no es síntoma de éxito. En todo caso, suele tocar resignarse.

La sub 18 aplastó a Argelia por 1 a 4 en el estreno de la Rojita en Calafell

Sergi Gómez, por su parte, es un futbolista con una capacidad innata para desequilibrar. El talento que tiene se puede mejorar, pero viene de nacimiento. Es una de esas zurdas que generan por inercia.

Ante Argelia jugó escorado a la izquierda, pero con tendencia a ir al centro. La idea era que tuviera libertad para moverse en tres cuartos de campo. No defraudó. Atacó el espacio con una inteligencia tremebunda y ante el portero no se nubló, uno de los grandes problemas que suelen presentar esos mediapuntas talentosos. En todo caso, Gómez facturó, nada de adornos.

La salida de España fue contundente. No dejó aclimatarse a Argelia. La destrozó desde un principio. No atrincherándola en exceso, pero sí golpeándole de manera constante. En tan solo 20 minutos, Abel Ruiz y Sergi Gómez habían marcado un doblete cada uno. El delantero del Barça B con dos goles de auténtico killer, mientras que el futbolista del Borussia de Dormunt lo hizo con una volea y una vaselina de bella factura.

Pese a lo abultado del resultado, Argelia no fue una selección ni mucho menos que diera síntomas de rendición. Demostraron tener las ideas claras, ser intensos y tener una fortaleza mental destacable.

Luego el talento da para lo que da, pero su partido en Calafell no se puede tirar por tierra. Especialmente el de su número 7, un extremo que jugaba a banda natural en la derecha y con una capacidad para salir airoso del uno contra a uno reseñable. Uno de esos talentos a los que los directores deportivos más avispados suelen andar atentos.

Con el paso de los minutos y el resultado tan contundente que imperaba en el marcador, la selección española bajó el pistón. Comenzó a circular con menor velocidad y los movimientos sin balón en el frente ofensivo se redujeron. Ante ese escenario, Argelia comenzó a defenderse con una mayor firmeza.

Ya en la segunda mitad, el combinado africano dispuso de más balón pero no generó urgencias en la defensa española. La selección dirigida por De la Fuente replegó bien y dejó pasar los minutos. El trabajo estaba hecho y era momento de guardar fuerzas. Argelia aprovechó esa relajación para marcar el tanto del honor.

En el partido inaugural, entre Italia y Marruecos, hubo empate a dos goles en el mismo estadio de Calafell.

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