Joan Oliver y su nefasta estrategia con el CF Reus

Artículo opinativo de Marc Libiano, periodista del Diari

28 diciembre 2018 17:00 | Actualizado a 28 diciembre 2018 17:36
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Joan Oliver se ha quedado sin argumentos ni credibilidad. Ni siquiera le creen el séquito de personas que habían apostado por él en el mismo club, empezando por el expresidente Llastarri y hasta el empleado más invisible de la oficina. Ha convertido un proceso natural de venta en una pesadilla que ha tenido consecuencias nefastas para el Reus.

El todavía propietario empezó a encabronar a los abonados con una política de precios incómoda en verano de 2017, justo cuando asomaba la segunda temporada en el fútbol profesional. El Estadi había presentado un aspecto idílico en el estreno histórico en Segunda División, pero perdió masa social con esa medida de fuerza del club, al que no le importó la abundancia de cemento en las gradas. El Consejo de Administración miró hacia otro lado ante esa pérdida de adeptos. Nunca ha reconocido a ninguna peña.

El pasado mes de abril, Oliver acentuó las tiranteces con el Ayuntamiento de la ciudad con una amenaza que el tiempo ha convertido en farol; la construcción de un nuevo estadio en el término municipal de Riudoms, después de no alcanzar un acuerdo con el Consistorio por la adjudicación a 25 años del Estadi municipal. Ya nadie se cree esa medida, sobre todo porque nueve meses después, la SAD acumula debes de todo tipo, incluso con proveedores de la ciudad. En concreto, ha declarado cinco millones de euros de deuda.

En agosto, justo en el cierre de mercado veraniego, el Reus se presentó en el primer partido en Las Palmas sin siete jugadores de la primera plantilla, no inscritos porque LaLiga anunció que sus fichas no correspondían al límite salarial. A última hora, la entidad pudo añadir a Olmo, Shaq Moore y Linares, pero se quedaron fuera de combate Lekic, Yoda, Tito y Vítor Silva. La crisis de las inscripciones fue el germen del desastre. Oliver inauguró una campaña contra LaLiga que sólo ha perjudicado al Reus, ya que se ha demostrado que la SAD actualmente no puede afrontar esos contratos.

Desde agosto hasta hoy, el CF Reus ha sufrido una agonía interminable. Amagos de venta con inversores de todo tipo, exóticos y árabes, que nunca se han producido e impagos de hasta tres nóminas consecutivas con la plantilla, el filial, el cuerpo técnico, los empleados y el fútbol base, han generado un clima irrespirable. La poca transparencia en todos los movimientos que Oliver ha realizado han terminado por generar una revuelta en el vestuario.

Hasta 12 jugadores denunciaron el club este mes de diciembre por esas deudas. El propietario, nadie sabe cómo y de dónde, logró sacar el dinero para pagar a once. Tito quedó liberado porque ya no era bien visto por la planta noble. El centrocampista había demandado al Reus por su cuenta meses antes. El Consejo no ha podido afrontar las últimas cinco denuncias de Mikel Villanueva, Shaq Moore, Badia, Vítor y Fran. Olmo y Querol se han añadido en las últimas horas para, por lo menos, asegurarse el cobro.

En un año, Oliver ha desafiado a los abonados, al Ayuntamiento, a LaLiga y hasta a sus propios futbolistas. El resultado es horrible para el Reus, que se ha vuelto antipático y ha ensuciado su imagen, además de su personalidad como club. Las salidas de Badia, Fran y Vítor Silva lo demuestran. Tipos que quieren al Reus y que le elevaron al cielo con ese ascenso histórico a Segunda División (2016). Y es que cuando desprecias tu propia identidad, lo pierdes todo.

Comentarios
Multimedia Diari