Jordi Creus, el dueño de la Europa Cup

El reusense conquistó este fin de semana su segundo título consecutivo con el Lleida. Ganó otro con el Tenerife (2008)

30 abril 2019 09:32 | Actualizado a 30 abril 2019 09:40
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La Europa Cup, la segunda competición continental con mayor prestigio del hockey patines actual, se ha acostumbrado a dormir en la vitrina de Jordi Creus (Reus, 1981), que ha convertido en una dulce rutina levantar este trofeo. Este fin de semana, de nuevo en Lleida, ha campeonado en una Final Four que ha disfrutado del dominio absoluto del equipo de Albert Folguera, superior a sus rivales en un escenario nada sencillo. Ha gestionado la presión del anfitrión con grandísima coherencia y ha conquistado por segundo año consecutivo un título utópico apenas hace un puñado de años, cuando la entidad peleaba para subsistir como podía a nivel financiero. Hoy, el Llista ya es un club totalmente estable, inmerso en una labor sin estridencias, pero con un resultado formidable.

En ese proyecto aterrizó Jordi Creus hace dos veranos, después de una salida polémica de El Vendrell, donde había echado ciertas raíces. En Lleida mantuvo ese nivel competitivo que siempre le ha distinguido y Folguera le ofreció chance desde el minuto uno. Creus acumula experiencia en el campeonato nacional, conoce los rincones de cada pista y la exigencia de la élite. Ha sobrevivido a ella. Con casi 39 años no ha perdido ni un gramo de entusiasmo. Ganar le sigue seduciendo.

Ya en la edición de la Europa Cup de 2018, Creus situó su nombre en la primera línea de fuego, ya que anotó el penalti decisivo de la tanda, tras una final cardíaca ante los portugueses del Barcelos. Uno de esos partidos absolutamente cerrados que el destino guardó para Creus, héroe por ese gol definitivo. Ofrecía el primer título del hockey para Lleida, una ciudad que se enamoró del fútbol en los años 90, cuando saboreó la Primera División. 

El gran dominador
En esta ocasión, el Llista de Albert Folguera ha dominado la fase final con solvencia. Inusual, sobre todo porque en duelos sin retorno cuesta una barbaridad repetir el éxito. En las semifinales, Creus tomó de nuevo el rumbo del protagonismo. Le marcó dos goles al Voltregà, en un cruce que el Lleida solucionó sin demasiados riesgos. Se impuso por 5-2, a lomos de un Onze de Setembre, el escenario, absolutamente repleto. 

En el día definitivo se repitió estampa. Pabellón hasta los topes y nuevo rival, el efervescente Sarzana de un viejo rockero, Alessandro Bertolucci. Los italianos ya habían disputado la final de la Copa en su país y llegaban con hambre de gloria. El Lleida volvió a responder con otra lección de madurez. Solventó la final con un 6-3 hablador. Creus dejó su sello con otro gol y un nuevo premio. La tercera Europa Cup de su palmarés. Dos de dos en Lleida. La primera, con el desparecido Tenerife, en 2008. 

Fue un poco diferente porque la final del año pasado estuvo muy igualada, pero igual de impresionante, con el pabellón lleno y un ambiente fantástico. Creo que tiene mucho mérito lo que hemos hecho y estos dos títulos reflejan el gran trabajo que se hace en el club, admite el gran protagonista. El Lleida ha mantenido el mismo bloque que el año pasado, sólo ha cambiado argentinos. Darío por Oruste. El resto del grupo ha realizado una labor de continuidad de la mano de Albert Folguera, el gestor de esta especie de época dorada que vive el Llista.

Con Jordi Creus como exponente principal. El reusense se resiste al paso del tiempo y a los prejuicios que marca el carnet de identidad. Alarga su carrera con rendimiento y con una ambición intacta. Probablemente eso va con sus genes. Este fin de semana recogió más premio para su trayecto. Y queda cuerda por delante.

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