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Dani Andrada (Sevilla, 1975) lleva casi 30 años escalando y suma una gran colección de vías de más de octavo grado –unas 3200 entre el 8a y el 9b–. Este jueves en el Auditori Diputació dio una conferencia titulada El juego de escalar, como el libro que narra su historia escrito por Pati Blasco.
- Aquí en la Serra del Montsant tiene usted una segunda casa.
- Llevo muchos años viviendo en Cornudella y trabajando aquí sobre todo en Siurana y Margalef.
- Incluso ha editado una guía de escalada de la zona, Tarragona Climbs.
- Sí, se agotaron los ejemplares y ahora estamos trabajando en una segunda edición que saldrá en septiembre. Allí hablo de zona más conocidas como Siurana o Margalef, que en los últimos años se han masificado. Pero también muestro zonas como Masriudoms, Penitent, Cogullons, donde se puede repartir más la gente.
- ¿Qué problemas se derivan de esta masificación?
- Sobre todo la basura que se genera, ya sea de manera voluntaria o sin querer. Además, muchas zonas suelen ser privadas y los propietarios se mosquean si ven colillas, papel de váter, bolsas, etc.
- El medio se ve afectado.
- Todo eso en la naturaleza se nota. Hace quince años éramos pocos los que escalábamos y no se veía tanto, pero ahora que se ha masificado sí. Es una cuestión de educación. Algunas soluciones podrían ser pagar un precio para que se mantenga limpio o negociar con los propietarios. En cualquier caso hay que tratarlo porque sino se pueden cerrar zonas privadas.
- ¿Porqué viene tanta gente a esta zona del Priorat?
- La Serra del Montsant es una de las cinco mejores del mundo para practicar escalada. Hay más de 1.200 vías, con unas veinte de grado 9a y 9b de gran dificultad. Son muy buenas escuelas para aprender y curtirse.
- Hay una vía en Siurana que se le resiste, La Rambla.
- Hace 18 años estuve cerca de conseguirlo pero no pudo ser. Cinco años atrás lo volví a intentar pero tampoco lo logré. Quizá lo vuelvo a probar más adelante.
- Empezó a escalar con 12 años. Tras casi 30, ¿cómo ha cambiado su técnica?
- Está todo en la cabeza, pero es verdad que cada vez cuesta más. A medida que te haces mayor ganas técnica aunque pierdes fuerza y velocidad. Tiro más de rodillas y depende del terreno, me encuentro más cómodo. Escalar en techo me cuesta menos que en vertical.
- En este sentido, la Chilam Balam se adapta a su estilo.
- Me costó de todas formas. Te partes la ceja pero sigues arriba. A la gente le cuesta entender cómo puedes estar dos meses en una cueva estudiando la roca. Es mi pasión, lo que me gusta. Escalo cuando tengo ganas y todos los días me levanto con ganas de probar vías y de conocer gente y mundo.
- Por ese logro recibió el premio Rock Legend.
- Creo que me lo dieron pensando en mi trayectoria. Por ser el que más vías superiores a 8 grados ha hecho del mundo. Para ello hace falta tiempo y yo he tenido siempre, desde que empecé de niño.
- ¿Cómo logró vivir de la escalada?
- A los 15 ya era profesional y con 16 ganaba competiciones. Era duro, pero surgieron sponsors y de un día a otro vivía de mi pasión. Tuve la suerte en una época que no había casi profesionales.
