Marc Sans, el piloto indestructible

El vallense abandonó el motocross tras una caída que le dejó sin riñón y ahora triunfa en la especialidad del enduro

19 mayo 2017 15:33 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:33
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El grave accidente que sufrió en 2015 le dejó tocado. Muy tocado. Justo cuando estaba a punto de proclamarse campeón de España júnior de motocross (era líder a falta de dos carreras); en aquella temporada en la que su trayectoria vivía un punto álgido con su presencia en el Europeo; precisamente cuando entrenaba en Bélgica, en la tierra de los mejores especialistas, cerca de los más grandes, aquella caída le marcó de por vida. La pérdida de un riñón, la consecuencia de aquel accidente, hubiera significado para la mayoría el adiós a las carreras. Hubiera supuesto colgar el casco, los guantes, el mono y a dejar aparcada la moto de competición. No sin embargo para Marc Sans (Valls, 1996), que decidió  seguir adelante después del lógico periodo de recuperación que se prolongó por espacio de unos meses. Su pasión por el off-road era tan grande que no se veía centrándose sólo en los estudios sin  tratar de seguir persiguiendo su gran sueño: alcanzar el profesionalismo. 
El piloto vallense  atesoraba hasta entonces tres títulos de Catalunya de motocross (en 125 cc en 2012 y 13 y en sub-18 en 2013, además de dos terceros puestos en el nacional de 125 cc en 2012 y 2013). Igualmente las lesiones ya le habían perseguido en forma de tres luxaciones consecutivas de hombro (el izquierdo en 2013 y los dos en 2014).
Pero la fuerza de voluntad  siempre había sido máxima en Marc desde que con sólo cuatro años empezó a abrir gas subido a una KTM de 50 cc y tomó parte en su primer enduret a los cinco (la edad mínima reglamentaria para competir). Las motos  y el olor  a gasolina eran tan habituales en su casa por la afición al enduro de su padre, Ramon Sans, que su futuro parecía más que predestinado en las dos ruedas.
Marc se dedicó al motocross hasta 2015, pero aquel accidente en Bélgica provocó que se  olvidara de los saltos verticales y evitara así el elevado riesgo de caídas. Regresó al enduro de su infancia.
Cambio positivo
El cambio no le ha ido tampoco mal. La temporada pasada se proclamó campeón de Catalunya júnior -padeció otra luxación en el hombro- y en ésta su arranque ha sido del todo positivo, erigiéndose en el primer líder del Campeonato de España (suma dos victorias, un tercero y un quinto en dos carreras dobles)  además de ser segundo ahora mismo en el Campionat de Catalunya (tras la carrera inaugural celebrada en Salomó). 
Son sus dos grandes objetivos de la temporada, junto con el Mundial júnior, a lomos de su  KTM EXC-F de 250 cc cuatro tiempos del equipo  JAER KTMWP Eric Augé y gracias a otros acérrimos colaboradores como Andreu Motos.
El enduro, eso sí, le implica mayor dedicación puesto que el reconocimiento de las especiales le obliga a transitarlas a pie a partir de los jueves en cada carrera, lo que le obliga a viajar en miércoles (por todo ello debe exprimirse mucho más en la licenciatura de Ingeniería mecánica que cursa en la URV). También requiere de una mayor preparación física por el enorme desgaste que supone cada prueba (unas siete horas encima de la moto).
Su empeño es tanto que no va a desistir hasta alcanzar el profesionalismo. Tiene técnica y surgen los resultados. A sus 20 años, que lleguen triunfos más relevantes es ya cuestión de tiempo.
El grave accidente que sufrió en 2015 le dejó tocado. Muy tocado. Justo cuando estaba a punto de proclamarse campeón de España júnior de motocross (era líder a falta de dos carreras); en aquella temporada en la que su trayectoria vivía un punto álgido con su presencia en el Europeo; precisamente cuando entrenaba en Bélgica, en la tierra de los mejores especialistas, cerca de los más grandes, aquella caída le marcó de por vida. La pérdida de un riñón, la consecuencia de aquel accidente, hubiera significado para la mayoría el adiós a las carreras. Hubiera supuesto colgar el casco, los guantes, el mono y a dejar aparcada la moto de competición. No sin embargo para Marc Sans Soria (Valls, 1996), que decidió  seguir adelante después del lógico periodo de recuperación que se prolongó por espacio de unos meses. Su pasión por el off-road era tan grande que no se veía centrándose sólo en los estudios sin  tratar de seguir persiguiendo su gran sueño: alcanzar el profesionalismo. 

El piloto vallense  atesoraba hasta entonces tres títulos de Catalunya de motocross (en 125 cc en 2012 y 13 y en sub-18 en 2013, además de dos terceros puestos en el nacional de 125 cc en 2012 y 2013). Igualmente las lesiones ya le habían perseguido en forma de tres luxaciones consecutivas de hombro (el izquierdo en 2013 y los dos en 2014).

Pero la fuerza de voluntad  siempre había sido máxima en Marc desde que con sólo cuatro años empezó a abrir gas subido a una KTM de 50 cc y tomó parte en su primer enduret a los cinco (la edad mínima reglamentaria para competir). Las motos  y el olor  a gasolina eran tan habituales en su casa por la afición al enduro de su padre, Ramon Sans, que su futuro parecía más que predestinado en las dos ruedas.

Marc se dedicó al motocross hasta 2015, pero aquel accidente en Bélgica provocó que se  olvidara de los saltos verticales y evitara así el elevado riesgo de caídas. Regresó al enduro de su infancia.

Cambio positivo

El cambio no le ha ido tampoco mal. La temporada pasada se proclamó campeón de Catalunya júnior -padeció otra luxación en el hombro- y en ésta su arranque ha sido del todo positivo, erigiéndose en el primer líder del Campeonato de España (suma dos victorias, un tercero y un quinto en dos carreras dobles)  además de ser segundo ahora mismo en el Campionat de Catalunya (tras la carrera inaugural celebrada en Salomó). 

Son sus dos grandes objetivos de la temporada, junto con el Mundial júnior, a lomos de su  KTM EXC-F de 250 cc cuatro tiempos del equipo  JAER KTM WP Eric Augé y gracias a otros acérrimos colaboradores como Andreu Motos.

El enduro, eso sí, le implica mayor dedicación puesto que el reconocimiento de las especiales le obliga a transitarlas a pie a partir de los jueves en cada carrera, lo que le obliga a viajar en miércoles (por todo ello debe exprimirse mucho más en la licenciatura de Ingeniería mecánica que cursa en la URV). También requiere de una mayor preparación física por el enorme desgaste que supone cada prueba (unas siete horas encima de la moto).

Su empeño es tanto que no va a desistir hasta alcanzar el profesionalismo. Tiene técnica y surgen los resultados. A sus 20 años, que lleguen triunfos más relevantes es ya cuestión de tiempo.

 

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