Sandra Rovira triunfa en Catalunya y en Italia

En septiembre conquistó la Copa Catalunya con el Penya Esplugues y en diciembre se marchó al Grisignano, que ha logrado la salvación

29 mayo 2018 09:42 | Actualizado a 29 mayo 2018 09:54
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Sandra Rovira (Ulldecona, 26 de agosto del 1988), universal que  empezó la temporada en la filas del Penya Esplugues (Primera División Nacional), equipo con el que conquistó la Copa Catalunya por segundo año consecutivo en septiembre. Luego, en diciembre, fichó por el Real Grisignano de la Serie A italiana y han logrado la salvación. 

La jugadora del Montsià explica que «volví a España hace dos años para encaminar mi futuro laboral, lo que me ‘obligó’ a rechazar importantes ofertas de la liga italiana». No obstante, Sandra sigue diciendo que «en el último mercado de invierno se me presentó la oportunidad única de poder compaginar el trabajo como maestra en una escuela de Barcelona y el fútbol sala profesional en Italia». Cabe recordar que la ebrense es diplomada en Magisterio de Educación Física y licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el deporte por la Universidad de Barcelona.

Todo ello ha comportado un enorme sacrificio que Sandra ha realizado «con constancia y pasión por hacer lo que a uno le gusta y le llena. Bien es verdad que con unos horarios tan marcados a veces se hecha de menos la parte más lúdica y social, pero «sacrificar» algunas cosas también tiene muchas otras gratas recompensas. Lo he dicho siempre, y lo repito una vez más: para mi el fútbol sala es mi estilo de vida».

El Real Grisignano es, según la del Montsià, «un equipo humilde y recién ascendido a la máxima categoría que buscaba la salvación y yo llegué para echar una mano». El pasado domingo, como apunta Sandra, «gracias a la fuerza de un grupo único conseguimos algo histórico al ganar la final del play-out, cosa que permitirá al equipo seguir en la Serie A el año próximo». Las claves han sido «la humildad, la perseverancia y el no danos nunca por vencidas».

Sandra, que ha compaginado su labor como jugadora del bloque italiano con el de entrenadora del alevín del Penya Esplugues, se ha sentido «una jugadora importante con el Real Grisignano. Me llevo muchas cosas positivas de esta experiencia, tanto a nivel deportivo como personal. Además, a nivel humano me llevo la bondad, sumada a la profesionalidad, de todas mis compañeras, así como del staff técnico». 

Ahora, la ulldeconense se tomará un tiempo de reflexión para pensar bien su futuro tanto deportivo como personal: «para las mujeres el fútbol sala es una pasión que tenemos que compaginar de manera paralela con nuestra carrera laboral; tarea que no resulta nada fácil, ya que la competición es muy exigente».

La familia, básica
Son muchos los años y las horas invertidas en el fútbol sala al más alto nivel, y Sandra confiesa que «muchas veces es difícil gestionar tu propio nivel de rendimiento, ya sea a nivel físico que mental. Personalmente no hubiera conseguido llegar dónde he llegado sin el apoyo incondicional de mi familia, ellos han sido, y siguen siendo, un pilar fundamental en mi vida».  Y así, junto a ellos, mirará al futuro con la ilusión de seguir disfrutando de esta disciplina deportiva que le apasiona.

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