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El Nàstic de Tarragona se deja dos puntos por el camino ante el colista

El Nàstic solo consigue un empate frente al Amorebieta. Un colista que supo jugar sus cartas e hizo caer a los granas en la trampa. Gorka Pérez salvó un punto

26 enero 2025 17:32 | Actualizado a 26 enero 2025 17:41
Se lee en 3 minutos
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El Nàstic se dejó dos puntos ante el colista en casa. El conjunto grana cayó en la trampa del Amorebieta que supo jugar muy bien sus cartas. Le planteó uno de esos partidos cerrados que tanto se le atragantan a los tarraconenses que hasta pudieron perder de no ser por el gol de Gorka Pérez en el tramo final.

Había sido una semana rara en Can Nàstic. Unos siete días en los que el nombre de Alan Godoy había aparecido en la actualidad muchas más ocasiones que el del Amorebieta. Un mal enfoque de un partido que no iba a permitir sesteos pese a jugarse a las 15.30 horas y estar enfrente el colista. Un partido trampa de esos que en ocasiones se da por ganado antes de jugarse.

El once inicial de Dani Vidal tenía muchas más variaciones de lo esperado. Pol Domingo y Joan Oriol eran baja por sanción y a ellos se unían Víctor Narro y Unai Dufur por un proceso gripal que les había dejado fuera de combate. Como resultado de todos ausencias se produjo el debut de los tres fichajes invernales. Migue Leal, David Juncà y Borja Granero debutaban como titulares. Las otras dos novedades en el once eran la presencia de David Concha y Antoñín Cortés en el frente ofensivo.

No existían muchas sospechas sobre el partido que iba a diseñar Natxo González, técnico del Amorebieta, en el Nou Estadi. Un partido contrarreloj de esos en los que los minutos juegan en contra del que ambiciona más ganar era lo que le esperaba al Nàstic.

El entrenador vascó situó al Amorebieta con una defensa de cinco. Armó a su equipo atrás, sin conceder muchas grietas y obligando al Nàstic a atacar ese bloque bajo que tanto se le había atragantado.

Un laberinto defensivo

A Dani Vidal no le había sorprendido ese laberinto defensivo que debía recorrer para conseguir la victoria. Por eso preparó un partido en base a ello. Con la intención de dominar, pero no caer en el error de perderse en ese terreno plano que se podía ir dibujando con el paso de los minutos.

El técnico grana moldeó a su equipo en base al rival. Situó a sus jugadores con una salida de tres, dándole mucho vuelos a sus laterales, pero por dentro. El objetivo era tener mucha gente entre líneas y amenazar al rival por los costados. Para ello era obligatorio moverse de forma constante y atacar las bandas de los vascos para complicarles la basculación.

En aquella tesitura, Borja Granero tomó potestad. El central zurdo fue amenaza constante con sus cambios de juego. Para ello se le ha fichado y dio garantías. Un futbolista que arriesga y que sobre todo tiene pie para hacerlo con eficacia. De sus botas nació un balón profundo que llegó a Migue Leal en el costado derecho. Fue la ocasión más clara de la primera mitad porque el ‘Pitbull de Castellón’ controló el cuero y se marchó en carrera. Podía haber centrado, pero este es otro al que le sobra personalidad y decidió golpear en carrera. Su disparo auguraba delirio, pero Marino evitó el tanto con una parada de mérito. Minuto 19 y el Nàstic había encontrado la fuga del colista. En todo caso, repetir aquella jugada no iba a ser sencillo porque no siempre se tenía el tiempo y el espacio para ello.

Con el paso de los minutos, el conjunto grana siguió teniendo el dominio, pero en el tramo final de la primera parte apenas hubo ocasiones. El Amorebieta sonreía por dentro porque era consciente que había engullido 45 minutos sin daños colaterales. El 0-0 era un resultado ideal en su plan de partido. Venían a empatar y si de paso podían ganar, mejor que mejor. Para ello, no encajar era la clave. Lo estaban haciendo.

Selma ponía las cosas más difíciles

Los peores presagios se cumplieron a los pocos minutos de la segunda mitad. Al Amorebieta le salió cara. En una de sus pocas jugadas en campo contrario encontraron al Nàstic despoblado en el costado izquierdo. Juncà no estuvo expeditivo y el Amorebieta metió un centro que tocó en Montalvo sorteando a Granero. Selma encontró la grieta y conectó un cabezazo ante el que Varo no pudo hacer nada.

Al Nàstic el partido se le ponía en un territorio de máximo incomodidad. Sin con el 0-0 ya no estaba nada tranquilo, con el 0-1 aquello era una pesadilla de la que había que intentar despertar. Había más de media hora por delante, pero si antes el tiempo corría, ahora directamente volaba.

Dani Vidal acudió al banquillo para darle otro aire al equipo. Metió a Álex López, Marc Fernández y Gorka Pérez por Borja Granero, Marc Montalvo y David Concha. Un hombre en cada línea.

Poco después de aquel triple cambio llegó un claro aviso grana. David Juncà se sacó una volea de primeras en un golpeo de primer nivel que no encontró portería de milagro. Hubiese un remedio perfecto para esa siesta en la que el despertador no sonaba.

Gorka daba esperanza

Los minutos pasaban y el Nàstic atrincheraba al Amorebieta cada vez de manera más clara. Y en esa tesitura apareció un actor inesperado. Gorka Pérez, que ha vuelto porque nunca quiso irse, hizo justicia al acoso y derribo. En una jugada ensayada en la que habían habido hasta dos palos, el balón le cayó en medio de la maraña y en un disparo mordido superó a Marín. Lo celebró con el alma porque han sido muchos meses de sufrimiento que han llegado a su fin.

Al Nàstic le quedaban diez minutos para completar la remontada, pero el Amorebieta activó el modo resistencia a través de las malas artes esas que cuando te las juegan en contra te desesperas, pero que cuando toca emplearlas a favor no se duda en ella.

En la agonía, esa que le dio la victoria al Nàstic en Urritxe, el conjunto de Dani Vidal no generó tanto como se llegó a pensar. La más clara fue en un despeje del Amorebieta tras centro de Migue Leal que podía haber ido perfectamente a portería. Pablo Fernández, que no cesó nunca de intentarlo, también tuvo un cabezazo al que le faltó potencia. El Nàstic sumó un punto ante el colista en casa. Un mal resultado.

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