El Nàstic gana en Lugo con la firmeza de un líder

El Nàstic seguirá líder una semana más. El equipo ganó en Lugo como deben hacerlo los líderes. Con firmeza. Sin ofrecer ni un resquicio al rival. Controló el juego cuando tuvo que hacerlo. Marcó a través de Andy Escudero y erigió una barrera defensiva de titanio. Cuarta victoria consecutiva, segunda a domicilio, para mantenerse en lo más alto de la tabla y lanzar un mensaje contundente: hará falta mucho trabajo para ganarles.

Dani Vidal propuso dos novedades en el once. La más llamativa, la de Gorostidi. El técnico del Nàstic buscó darle continuidad al centrocampista donostiarra, tras su buen rendimiento en los minutos ante el Sabadell. La presencia de Jaume Jardí en el once era más previsible. El reusense se ganó su derecho no solo con el gol que abrió el triunfo ante los arlequinados, sino por su constante capacidad de trabajo. En defensa y en ataque.

Si hay algo que no se le puede achacar al Nàstic de Dani Vidal es de falta de personalidad. El conjunto grana se expresa con la misma identidad ganadora en el Nou Estadi que a 1.000 kilómetros de él. Da lo mismo que el rival sea un recién ascendido -Teruel- que un descendido del fútbol profesional -Lugo. La premisa es siempre la de salir a ganar. Con sus ideas. Adaptándolas al rival que toca. Con los futbolistas del perfil adecuado. Sin abandonar sus señas de identidad. Y eso es lo que está haciendo, pasito a pasito, grande a este Nàstic. Mantener un mismo plan y convertirlo, poco a poco, en un mapa del tesoro.

Con atrevimiento entró el cuadro tarraconense al verde del Anxo Carro. Asumió el protagonismo del balón y fue arrinconando al Lugo. A los diez minutos, una falta en la frontal del área se mostró jugosa para Jaume Jardí. El reusense la puso en la escuadra. Mejor no la pudo poner. Como tampoco pudo mejorar la respuesta, el meta local, Tabuaço. Su vuelo fue impecable. Estético y efectivo. A mano cambiada.

El Lugo despertó a través de Javi Vázquez. El lateral le ganaba la partida a Pol Domingo en sus constantes subidas. El lateral lucense conseguía generar peligro con centros que encontraron a Morgado como su mejor aliado. El central se impuso por alto a los defensores granas hasta en dos ocasiones, en las que consiguió cabecear. Una fue fácil a las manos de Varo. La otra, más clara, se le marchó desviada.

Los ataques locales no duraron mucho más y el Nàstic fue recuperando el control del choque. Los granas hacían circular el cuero, salvando la débil y desordenada presión gallega. Pablo Trigueros y Nacho se mostraron impertérritos a los intentos locales de hacerles daño.

Justo cuando se divisaba el descanso, llegó el gol de Andy. Transitó el Nàstic con velocidad y consiguió descargar el ataque en Marc Fernández. El centrocampista buscó la rosca al palo largo, encontrándose con una excelente respuesta del arquero. Pero Tabuaço no contó con la aparición de Andy que recogió el cuero y lo enjauló.

Se envalentonó el Lugo en el segundo acto. No le cabía otra. Llevó al Nàstic a adoptar otro papel. El de convertirse en un muro y esperar para matar a la contra.

No anduvo muy bollante el Lugo en cuanto a llegadas. Se topaba con un rival bien plantado. Confiado. Sin dudas. Eso sí, pudo igualar a los siete minutos de la reanudación. Remató solo Jozabed en el corazón del área. Raro que, con su calidad, se le marchara fuera.

El Lugo se abocó a la portería grana en los últimos minutos. Todo corazón. Sin muchas ideas. Además, se topó con una defensa de acero. La mejor, a día de hoy, del grupo con un solo gol concedido en seis partidos. Un Nàstic sólido, inteligente y con una pinta tremenda. Un equipo ganador.