El Reus se quedó con la miel en los labios en el Dragao Arena, donde le compitió bien el partido al FC Porto, pero cayó por la mínima en la sexta jornada de la Champions. Los de Garcia, eso sí, guardaron el average particular con el rival luso.
Los rojinegros sobrevivieron a un bombardeo en el primer tiempo. El Porto les sometió a un ritmo frenético, sobre todo en el arranque. Un escenario que seguramente Jordi Garcia había previsto. El Porto, herido por lo que pasó en la ida, quiso remediarlo por la vía rápida, pero se estrelló en Càndid Ballart, de nuevo estratosférico. Minetras, Di Benedetto, Helder Nunes y Alves no lograban alcanzar la precisión en el remate, Marc Julià, pasados los diez minutos, arrastró a gol para poner en ventaja al Reus. Una diana que logró sostener el vendaval enemigo y recolocar al equipo de Garcia, que mejoró con paso de los minutos. El juego del rival luso, muy enérgico pero poco organizado, ofrecía espacios para atacar las transiciones. Eso sí, el poder ofensivo de los locales, tremendo, obligó a los jugadores rojinegros a no perder la atención en ningún instante. En todo caso, el acoso del Porto surgió efecto. En un abrir y cerrar de ojos, los de Ricardo Ares remontaron ese gol en contra. Dos aciertos de Gonçalo Alves desataron la euforia portuguesa, aunque ese espíritu competitivo del Reus impidió que la alegría local durara mucho. Un disparo de cuchara de Martí Casas igualó el partido justo antes del intermedio.
Se jugó a un ritmo más equilibrado en el segundo tiempo, al que el Reus entró con nueve faltas y pronto recibió el 3-2 tras una excelente triangulación entre Nunes, Telmo Pinto y Di Benedetto, que culminó la acción.
A pesar de ello, el partido se igualó muchísima, el Reus se acomodó mejor al guión y Oruste rozó el empate en dos ocasiones clarísimas. No llegó el empate, aunque el equipo dejó de nuevo una sensación firme.