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El Reus FCR secuestra un punto en inferioridad

Los rojinegros empatan en L’Hospitalet después de jugar toda la segunda parte con 10 por expulsión al meta Verdejo

26 enero 2025 14:59 | Actualizado a 26 enero 2025 14:59
Se lee en 2 minutos
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Ramon Folch se elevó a los cielos cuando el primer episodio pedía un respiro, a los 40 minutos y con el Reus incómodo, enfangado en un partido de armas tomar. El equipo de Marc Carrasco había visto como L’Hospitalet le pillaba despistado en un saque de esquina al cuarto de hora y necesitaba un cambio de dinámica en el juego para recuperar el pulso.

El mediocampista reusense acertó en otro córner, esta vez en la otra orilla, e igualó el envite. Lo remató con la testa desde el rascacielos más alto de la Feixa Llarga, en plena área metropolitana de Barcelona. Folch, consciente de la importancia de su éxito, se acercó al grupito de jóvenes adeptos del Reus que se desplazó para celebrar como pedía la ocasión.

La igualada alivió a los de Marc Carrasco, el técnico se desgañitaba en la zona de estrategas porque no intuía el partido que él quería, contempló a su equipo impreciso, demasiado acelerado y con escasa continuidad en su fútbol. El descanso y el resultado se convirtieron en la mejor noticia para un Reus, que eso sí, nunca deja de competir. Ni en su versión más gris le pierde la cara a nadie.

Pocas ocasiones

Los rojinegros han demostrado durante el curso personalidad para sobreponerse a marcadores adversos. Marimón abrió la veda del resultado a los 16 minutos. Se alzó para cabecear un córner entre Ricardo Vaz y Ramon Folch y dedicó ese hallazgo a la grada.

Los locales, reconfortados con la ventaja, impusieron ritmo alto, fútbol de duelos, poco espacio para el adorno. No fue un mediodía de violines en el Liceu, todo lo contrario, guitarras ruidosas.

El ímpetu de L’Hospitalet, eso sí, no trajo demasiado cabal ofensivo. Verdejo solo se estiró una vez para repeler un disparo desde fuera del área de los locales. Nada más. Todo lo que ocurría estaba alejado de las zonas calientes.

Tras el éxtasis que implicó el 1-1 de Folch, los rojinegros intentaron aprovechar ese aura para golpear de nuevo. Russo mandó una pelota cerca del ángulo antes de que el colegiado mandara a los dos equipos a tomar agua. El desenlace se pospuso para un segundo episodio emocionante.

De nuevo, el Reus necesitó adaptarse a un perfil de partido en la complejidad. El portero Verdejo salió tarde a una pelota dividida que perseguía el imponente atacante Sanku y colisionó con él. Le supuso la expulsión y se activó el plan de supervivencia. Carrasco sacrificó a Russo y a Xavi Jaime por Campanera, el arquero suplente, y Sandro, un centrocampista puro. El diseño de la estructura se basó en un trabajo defensivo coherente, restaban prácticamente 40 minutos por delante.

Sin sufrimiento

En realidad, el equipo funcionó como un reloj, anduvo solidario, muy experto en las labores de intendencia. Cuidó muy bien los detalles. De hecho, el Reus no sufrió, su rival no le generó ocasiones claras a pesar de esa superioridad numérica y con el amplio minutaje que quedaba por delante.

La más clara la tuvo Ricardo Vaz, que interpretó bien un servicio a pierna cambiada, desde la derecha, de Aitor Serrano. Arrastró de fuera hacia adentro el portugués, aunque careció de sutileza su remate. Más bien remató al aire.

Los minutos de la verdad mostraron, una vez más, la madurez de un Reus muy arraigado a la categoría. Entendieron los jugadores de Marc Carrasco que no era momento de excentricidades y sí de cuidar el botín y esperar que su rival se descubriera.

Ya en la recta final, Ricardo lo volvió a intentar desde el carril zurdo. Profundizó y lo culminó con un medio remate medio centro que murió en las manos del portero local Aliaga

Curiosamente, los rojinegros terminaron metidos en campo rival, muy enteros, muy firmes, no dejaron espacio para las dudas. El descuento se marchó a los siete minutos, pero no importó. No hubo que morderse las uñas de sufrimiento.

El empate, visto con perspectiva, tiene condimentos positivos por el comportamiento del equipo en ese ecosistema de dificultad constante. No fue una visita fácil a la Feixa Llarga, con todos los condicionantes en contra, los de Marc Carrasco exhibieron capacidad de respuesta. Valió un punto esta vez.

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