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    Vicente Moreno: «Me formé como entrenador en Tarragona»

    El técnico valenciano fue el último entrenador que llevó al Nàstic a un play-off y a Segunda División

    30 mayo 2022 19:08 | Actualizado a 31 mayo 2022 07:00
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    Vicente Moreno (Massanassa, 47 años) es el último entrenador del Nàstic que ha logrado un ascenso a Segunda División. Una etapa, junto con Emilio Viqueira en la dirección deportiva, en la que el equipo grana rozó la Primera División. Ese ascenso a la élite lo vivió en Mallorca y luego en el Espanyol, su último club, del que salió hace apenas unas semanas tras dos temporadas en las que logró el objetivo exigido ampliamente.

    ¿Cómo está después de su salida del RCD Espanyol?

    Muy bien. Todavía es muy reciente el final de etapa con el Espanyol y aún estoy en ese proceso que siempre pasa cuando sales de un sitio. Primero estás un poco descolocado, pero luego todo va poniéndose en su sitio y con ganas de pensar en la siguiente etapa.

    ¿Ha sido un final algo abrupto?

    Cuando uno llega a un sitio tienes que hacerte un foto de qué te vas a encontrar. Cuando llegué al Espanyol habían sufrido un descenso traumático. Era una situación difícil de digerir para todos. Nosotros, el cuerpo técnico, fuimos las únicas caras nuevas en Segunda. El resto eran los mismos que habían descendido. Eso conlleva una dificultad. La gente está decepcionada y si las cosas no salen bien, como todavía siguen las mismas personas, todos esos sentimientos que provocaron el descenso vuelven a salir. Es difícil pasar página y es un lastre que hemos llevado.

    ¿Pero en los dos años han logrado el objetivo?

    El año pasado ascendimos con cinco jornadas de antelación. Este año conseguimos la permanencia virtual a falta de ocho jornadas. Conseguir los objetivos de manera sencilla le quita valor. Además, por las circunstancias del club, la posible venta, la incertidumbre del director general, el director deportivo, los jugadores que se marchan, las ventas, etc. han sido ocho partidos muy difíciles de gestionar. Creo que nuestro tercera año iba a ser el del salto de calidad. Podíamos hacer verdaderos cambios en la plantilla. Es una pena porque creo que era el momento de luchar por objetivos más ambiciosos. Hay que asumirlo con naturalidad y estar agradecido.

    ¿Cómo valora estos dos años a nivel personal?

    Muy buenos. Hemos conseguido objetivos difíciles. Todo el mundo decía que subiríamos, pero luego hay que hacerlo. Y este año hemos estado novenos en la primera vuelta, que es la posición que deberíamos haber quedado al final. Insisto, el ciclo del descenso nos ha afectado y ha costado de valorar todo lo que hemos hecho en este tiempo.

    Hace un año era el jefe tras subir. ¿Qué rápido va el fútbol?

    Nos paramos poco a disfrutar o a ser conscientes de las cosas. No nos enteramos hasta que tienes que dar un paso atrás y mirar lo que has hecho desde otro prisma. Entonces te das cuenta de las cosas. El fútbol es un mundo en el que es habitual.

    Quitando su breve inicio en el Xerez, ha logrado ascender con los tres equipos que ha dirigido (Nàstic, Mallorca y Espanyol). ¿Se le dan bien los ascensos?

    Estoy satisfecho con lo que he logrado. Depende del hábitat y de la categoría los objetivos son unos u otros, pero en todos los sitios en los que he estado los que conseguido. Cuando acaba un proyecto haces balance y aunque en todos hay momentos muy buenos y otros menos buenos siempre he acabado satisfecho. Más allá de los objetivos siento que siempre me lo he dejado todo. Lo he vivido como si el club fuera mío, con un grado de implicación personal muy fuerte. Eso lo notas cuando marchas y dejas a las personas con las que has trabajado en todo ese tiempo. Gente que conoces y que son parte de la recompensa del trabajo también.

    En Tarragona, el modelo Vicente Moreno es indiscutible, precisamente, por esa implicación que mostró.

    No sé si es la mejor manera de hacer las cosas, pero es la mía. No conozco otra. Cuando llego a un sitio en el que confían en tí me hago responsable de la cantidad de gente que está pendiente de que las cosas vayan bien. Me lo hago todo muy mío. Por eso estuve 12 años en un club como jugador, algo que en el fútbol es extraño.

    ¿Y ahora?

    Seguir. Me apasiona mi trabajo. El otro día hablaba con un director deportivo y se extrañó de que le dijera que me gustaba más entrenar ahora que cuando era jugador. Es una profesión que disfruto y sufro. Ahora toca esperar y acertar en el siguiente proyecto. No quiero meterme a entrenar rápidamente sino estoy seguro. Por el grado de implicación y sufrimiento que tengo quiero acertar. Hay que ser pacientes.

    ¿Le gustaría seguir entrenando en Primera?

    Sí. Lo primero es ver el escenario. Unas veces, como el año pasado, cuando se acaba la temporada te llega una oferta de un equipo de Primera de nivel y la rechazas por un asunto de contrato o por implicación. Cuando estás libre tienes que ver el mercado. Los banquillos de Primera están definidos, prácticamente. La mayoría dan continuidad a los entrenadores. Hay veces que puedes arrancar de inicio y en otras valoras otro panorama. Opciones siempre han habido. Ahora también. Es acertar.

    Recuerdo que me lo pasé pipa en Tarragona. En esa época disfruté mucho.

    Déjeme preguntarle por el Nàstic. ¿Clasificado para el play-off con una situación calcada a la primera vez que lo consiguió usted?

    Recuerdo esas diez victorias consecutivas en liga regular que nos hacía campeones, pero los tres puntos que nos quitaron por el partido ante el Baleares nos hizo jugar el play-off como cuartos clasificados. Era una diferencia notable por los emparejamientos y porque jugabas la vuelta fuera siempre. No me contará en el currículum, pero en los tres años que he entrenado en Segunda B he sido campeón.

    Es el último entrenador que ha ascendido al Nàstic. Hace siete años ya. ¿Qué recuerda?

    Recuerdo que me lo pasé pipa. En esa época disfruté mucho. Había entrenado en Xerez pero donde me formé como entrenador es en Tarragona. Así lo siento. En un club que me posibilitó trabajar mucho. Es un club que lo normal es que esté en Segunda y luchando por Primera. Esa etapa la recuerdo con mucho cariño. Tanto la gente del club con quien tengo muy buena relación, el presidente y toda su familia, la gente del bar, los medios que empujásteis mucho y tuvisteis un papel muy importante. Una plantilla que ha sido la más unida que he entrenado. Rocha, Xisco, Manolo, Marcos, Pablo Marí, Ferran Giner, etc. con gente de casa como Calavera. Un grupo que además de profesional era un diez a nivel personal. Gente que quería mejorar y triunfar en el fútbol. Disfrutamos mucho. Me viene a la mente José Maria Grau.

    Casi nos lleva a Primera. Lo hizo con el Mallorca y se acordó del Nàstic.

    Pienso en el penalti de Achille Emaná y todavía se me ponen los pelos de punta. Es verdad que no puedes concentrar toda una temporada en un momento, pero es que si Achille marca ese penalti al Leganés hubiéramos subido. Lo sentí mucho por la gente y por mí. Lo ansiaba. El fútbol fue muy injusto con todos. Lo merecimos. Hubiera sido un hito.

    ¿Cómo ve al equipo?

    Tiene plantilla, entrenador y club para aprovechar esta oportunidad y subir a la categoría que le pertoca, como mínimo.

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