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Tres jornadas seguidas sin ganar eran una losa demasiado pesada para un proyecto acostumbrado a la victoria como el del Calafell en las últimas semanas. Las derrotas ante Pas Alcoy, Noia e Igualada habían hecho mella en un vestuario herido con ganas de reinvindicarse en su visita a Mataró y poner fin así a la mala racha. Esa eran las intenciones, pero cuando las cosas no vienen de cara nunca resulta sencillo cambiar dinámicas porque de repente nada sale. Eso debía pensar Ferran López cuando de repente volvió a ver a su equipo debajo en el marcador. Poco más de 10 minutos tardaba Burguillos en abrir la contienda a favor de un Igualada que sonreía viendo al Calafell malherido. Por fortuna, hubo reacción firme de un equipo que necesitaba goles para aumentar su autoestima. Pascual empataba cinco minutos después para alivio calafellense. Llegó el primer y el segundo cayó de manera automática mediante un tanto de Oriol Vives. 1-2, la película cambiaba, pero todavía no había acabado.
El Calafell apenas pudo gozar la ventaja en el marcador. Se inyectó confianza, pero no tuvo tiempo para el deleite porque Carbonell empataba a poco menos de cuatro minutos para la media parte. Un gol psicológico para ambas partes, a los locales les revivía, mientras que a los visitantes les volvía a situar en el terreno de la incertidumbre.
Faltaba por aparecer el hombre más en forma a lo largo de toda la temporada en el Calafell. Lo hizo en el mejor momento, a los 10 minutos de la segunda mitad y con el 2-2 en el marcador. Su gol colocaba de nuevo por delante a un Calafell que de nuevo se instalaba en ese contexto ventajoso, pero que a su vez supone una falsa seguridad con esa ventaja tan mínima. Retenerla o aumentarla era el objetivo con un rival espoleado por los suyos con mucho tiempo todavía por delante.
A falta de cinco minutos para el final, Xaus aparecía de nuevo para marcar el gol de la tranquilidad para el Calafell. No fue suficiente para él que logró otro más para sellar su triplete particular y devolver al Calafell a la senda de la victoria. Está imparable. En su clímax.
