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    El compositor de inspiraciones

    Josep Ollé Sabaté. Compositor especializado en poesía catalana

    23 octubre 2022 08:54 | Actualizado a 24 octubre 2022 10:47
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    Cuando Josep Ollé Sabaté leyó sobre el concepto «escriviure» (algo así como «escribivir») del escritor menorquino Ponç Pons, comprendió que también hablaba de sí mismo. «La vida y la literatura en comunión: tal como vives, tal como escribes. Y me he dado cuenta de que eso musicalmente también me pasa», dice. Vida y arte unidas: ¿acaso puede ser de otra forma? A sus 34 años, Josep Ollé es ya un referente como compositor de canto coral. Y vive como compone, compone como vive.

    Su voz es pausada y habla con calma y gestos suaves, mientras las hojas de los plataneros del parque de Tortosa comienzan a caer silenciosamente, a pesar del ambiente cálido de un otoño que se hace de rogar. «La vocación me vino desde muy pequeño», expresa, con una mirada paciente, tras unos ojos atentos que invitan a escuchar. «Uno de los motivos que me empuja a componer es leer un poema que me conmueve y quiero aportarle mi visión con la música, musicalizándolo».

    En casa, en Tortosa, creció en un ambiente cultural y creativo: algunos de sus recuerdos de niño son el de ver a su madre, la escultora Cinta Sabaté, modelar, o su padre, el escritor Manel Ollé, leer y escribir. Su hermana Cinta también se dedica a la música. Sin duda las condiciones fueron favorables para que él terminara dedicándose a una faceta artística. A los 7 años sus padres le regalaron un piano y con él empezó a experimentar sus primeras composiciones. Arrancó sus estudios musicales en l’Acadèmic de Tortosa con el profesor Lluís Vidal y después entró en el Conservatorio. Recuerda cómo su profesor Joan vidal le fomentaba la creatividad y le dio una muy buena base de armonía. Estudió piano con Rossend Aymí, y con Raül Martínez descubrió el canto coral con el coro Tyrichae.

    En su música el joven compositor trata de buscar temáticas luminosas y positivas

    Como compositor, Ollé está especializado en musicalizar poesía catalana, «en parte por militancia», y textos sacros en latín. «Y eso me viene porque me siento heredero de la tradición musical europea. La cultura tiene raíces. Yo no me siento un rompedor. Soy una válvula más en la cadena de la tradición. Escribo una música calmada, con cierta profundidad y una parte espiritual. Lo cierto es que la música me calma y me concentra, tiene un punto de meditativa». Ollé se crió en Mig Camí, en Tortosa, con los olivos, la naturaleza... «Así que creo que la música que escribo me quiere devolver un poco esa paz».

    En su música el joven compositor trata de buscar temáticas luminosas, positivas, inspiradoras. «El trabajo de un compositor es muy solitario pero a mí me gusta hacer colaboraciones, recomendar a personas... Eso lo he aprendido de mi padre, lo de reivindicar personas de mi entorno. Creo que debemos cambiar los celos por la admiración. Es una suerte para la humanidad poder escuchar y aprender de la gente sabia», valora.

    Sentado en la terraza del parque muestra un ejemplar de Els ullastres de Manhattan, de Ponç Pons, totalmente subrayado. Lo compró en la librería vaDllibres de Ciutadella de Menorca, hace dos veranos. Su padre Manel le había hablado mucho de Pons, amigo suyo, pero él todavía no había tenido ocasión de leerlo. «Pons es una persona erudita y sabia pero en el sentido profundo, con la bondad, el saber vivir y el hacer feliz a los otros. Es un referente ético y estético para mí. Me resulta muy inspirador». En este libro aparece un poema de Emily Dickinson, I shall not live in vain, que musicalizó y apareció en una pieza documental sobre el Covid persistente. Lo dedicó a su madre, Cinta Sabaté.

    El año pasado Ollé recibió el Premi Josep Anselm Clavé a la mejor composición por Glòria, un poema de Ponç Pons que musicalizó por encargo del vigésimo aniversario del Cor Tyrichae. Ahora, el coro de la radio de Leipzig (ciudad que es como una meca para los músicos) ha incluído este tema en un disco de canciones de Navidad de todo el mundo. Y más que eso: el Glòria de Ollé, con el acento en catalán, da título al disco alemán. Este tema, además, será cantado por el Cor Jove de l’Orfeó Català en el próximo concierto de Sant Esteve.

    Los proyectos no se le acaban: para el décimo aniversario del Pax Cor de Cambra de Sabadell, con el director Esteve Costa, harán un concierto con el Cor Albada de l’Agrupació Cor Madrigal de obras de compositores catalanes vivos. También ha estrenado recientemente Tota pulchra és y ha musicalizado La blanca Flor, en conmemoración del centenario del Cançoner popular de Catalunya. Desde hace años, además, organiza la cloenda coral en la Festa de l’Ametller Florit.

    «A menudo, uno de los motivos que me empuja a componer es leer un poema que me conmueve»

    Pero sin duda uno de sus grandes proyectos es el que verá la luz el próximo año: entre el 31 de diciembre y el 8 de enero grabará un disco de obra coral suya con un coro formado por algunos de los mejores cantantes profesionales del país. Para Ollé, quedan aún grandes asignaturas en la música coral: la composición contemporánea y la recuperación patrimonial, con obras inéditas de compositores que se deben estudiar y dar a conocer. «Y yo todavía espero que se forme el Cor Nacional de Catalunya», apunta.

    Ollé combina su trabajo como compositor con la docencia. Es profesor en la escuela de música Can Ponsic de Barcelona. «Me entusiasma la docencia. Además, tengo la suerte de tener alumnos muy buenos y me interesa enseñarles todo lo que sé, no guardarme nada. Es una satisfacción ver que tus alumnos te superarán. Hacer esta contribución a mí me hace muy feliz».

    La manera cómo concebía la vida, y en parte también la música, cambió hace casi cuatro años, con la llegada de su hija Laia. Después nació Oriol, que tiene 19 meses, y para el próximo marzo espera otro niño. «Ahora el tiempo más productivo es el que paso con mis hijos. Últimamente digo que no a muchos encargos», dice. «Reconozco que tengo un punto de idealista. Tener hijos es como mantener una esperanza en el país y en la humanidad».

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