Un total de 25 personas de localidades tarraconenses explican cómo es la vida en lugares de especial complejidad: la erosión emocional, el miedo a la enfermedad, la indignación con la gestión política, la preocupación por la situación en los centros sanitarios o la desesperación por haber perdido el trabajo son sentimientos que transitan por estos ciudadanos, en algunos casos trabajadores esenciales.
Son empresarios, autónomos, emprendedores, estudiantes, deportistas o desempleados de lugares como Tarragona, Reus, Sant Carles de la Ràpita, Mont-roig del Camp, Tortosa, El Vendrell, Prades o Valls.
«Lo estoy viviendo con mucha incertidumbre, sobre todo por la salud de los míos y la mía propia; y a nivel laboral, la faena me ha bajado muchísimo», explica este tortosino de 59 años, autónomo de la imagen, regalos y souvenirs.
«Aunque soy optimista, la luz al final del túnel la veo muy lejos, además, creo que nuestros líderes políticos no están a la altura de la situación. Por otro lado, vivir donde vivimos en la primera oleada de la pandemia pareció que fue una ventaja; pero ahora, no hemos tenido tanta suerte, aunque creo que lo podemos vivir mejor que la gente de la gran ciudad», valora.