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Seis años de internamiento en régimen cerrado, complementado con la medida de dos años de libertad vigilada con asistencia educativa. Es la pena fijada por el magistrado del Juzgado de Menores de Tarragona para un joven que el pasado año –cuando tenía 15 años– mató –en compañía de otro joven de 19 años– a un vecino de Batea de una paliza.
En concepto de responsabilidad civil tendrá que pagar –junto a su madre– 150.000 euros a cada una de las dos hijas de la víctima.
Todo empezó a las cinco de la tarde del 26 de mayo de 2023. El ahora condenado y el mayor de edad se pusieron de acuerdo para dirigirse a la víctima, de 48 años, que estaba en la plaza Major de Batea. La miraron de forma desafiante.
Primera intimidación
Un cuarto de hora más tarde volvieron a acercarse para intimidarla: «Te vamos a pegar una paliza». Lo hicieron frente a la expareja –y madre de sus dos hijas–. Le dijeron que querían hablar con él en privado. Y le volvieron a amenazar con la paliza.
A las nueve de la noche, y tras perseguir a la víctima, los dos agresores se dirigieron a ella, que se encontraba en la zona de las piscinas. La trasladaron a una zona boscosa y de dificultosa visión.
Allí le dieron puñetazos y la golpearon con un palo en la cabeza, por lo que el agredido cayó al suelo. Esto no fue impedimento para que continuaran con la agresión. Le dieron puñetazos en la cabeza, pese a que en todo momento la víctima estaba echada en el suelo sin posibilidad de defenderse. También cogieron al hombre y le golpearon la cabeza contra un banco de piedra.
Ayuda al excuñado
Tras sufrir la agresión, el herido pudo ir a casa del excuñado y le explicó lo ocurrido. El hombre presentaba un fuerte golpe en el lado izquierdo que le desfiguraba la cara, tenía la mejilla hinchada y se encontraba en estado de suciedad con hierbas por el cuerpo de haber sido revolcado por el suelo. El excuñado llamó a los Mossos d’Esquadra y una ambulancia.
La víctima fue evacuada en el Hospital Comarcal de Móra d’Ebre. A su llegada presentaba un bajo nivel de conciencia, por lo que se procedió a su intubación y ventilación médica. Después de realizarle un TAC se vio que tenía una importante hemorragia cerebral. Debido a su estado, se desestimó intervenirle quirúrgicamente. Permaneció en el centro hospitalario con curas paliativas con probable fallecimiento en breve. Finalmente murió a las 21:50 horas del 28 de mayo.
La agresión fue grabada en vídeo por los agresores. Días después, el menor enseñó las imágenes a dos jóvenes de Batea mientras se reía y manifestaba que le habían agredido. La duración de la grabación era de unos 50 minutos.
Testigos clave
El juez, a la hora de redactar la sentencia, ha tenido en cuenta lo que declararon varios testigos, como la expareja de la víctima, quien explicó las escenas de antes de la agresión. Por su parte, el excuñado afirmó cómo la víctima le dijo que «habían sido ellos» y que le habían amenazado «con que si no se marchaba del pueblo, lo matarían».
Uno de los testigos clave fue uno de los dos menores a los que le enseñaron el vídeo. Declaró que le vio poco porque no quiso ver más. Pero aseguró que vio cómo agredían a la víctima, incluso cuando estaba en el suelo a puñetazos y también le golpeaban en la cabeza.
