¿Qué son los ingresos reales de un autónomo?

La reforma del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos que plantea el Gobierno puede beneficiar al colectivo de trabajadores con rentas más bajas, pero falta todavía afinar la definición de qué se entiende por rendimiento neto

26 octubre 2020 09:38 | Actualizado a 03 noviembre 2020 08:53
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Cotizar a la Seguridad Social en función de los ingresos reales es algo de lo que se habla en el mundo de los trabajadores autónomos desde hace por lo menos una década. Hace pocos días, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, presentó ante las organizaciones de autónomos una propuesta para que los trabajadores por cuenta propia coticen al sistema en función de sus ingresos reales. Una medida que, de materializarse, tendrá impactos muy distintos en función de la situación de ingresos de cada autónomo.

A lo largo de los últimos días se ha hablado con profusión de los aproximadamente 700.000 autónomos (de los cerca de tres millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España) que, según cálculos de la Seguridad Social, verían incrementadas sus aportaciones como consecuencia de tributar más de 25.000 euros al año. Su cotización se incrementaría en función de cuáles sean las rentas declaradas ante Hacienda, de forma progresiva, desde ese suelo fijado por el Gobierno en la mesa de negociación.

Algo más de un millón de trabajadores por cuenta propia disponen hoy de unos  ingresos mensuales inferiores al Salario Mínimo Interprofesional, de 950 euros

En el otro extremo, de los 2,2 millones de trabajadores por cuenta propia que declaran rendimientos de actividades económicas -según el cruce de datos realizado entre Hacienda y la Seguridad Social-, algo más de un millón de profesionales contarían a día de hoy con unos ingresos inferiores al salario mínimo interprofesional (950 euros al mes), con lo que, de materializarse el nuevo sistema, su aportación a la Seguridad Social sería menor que la actual.

La propuesta inicial del Ejecutivo propone que los nuevos trabajadores por cuenta propia elijan su base de cotización en función de las previsiones de rendimientos que tendrán durante un ejercicio, por distintos tramos. Se trataría de un sistema flexible, que se podría llegar a modificar a lo largo del año y que se regularizaría un año después, en función de si se han cumplido o no las expectativas de ingresos.

Más que hablar de ‘ingresos reales’, la definición correcta es la de ‘rendimientos netos’

Pero... ¿qué son los ingresos reales? Sobre este concepto giran hoy algunas de las dudas más importantes entre las organizaciones de trabajadores autónomos, que ven cómo una propuesta de sistema progresivo, más parecido al que tienen los trabajadores por cuenta ajena, puede provocar situaciones no tan justas como las que se persiguen.

Carme Garcia, vicepresidenta de Autònoms Pimec, explica que «nosotros vemos bien evolucionar hacia unas cotizaciones relacionadas con los ingresos, pero no es lo mismo los ingresos que puede tener alguien que compra materiales para hacer su trabajo que los de los autónomos que tienen trabajadores a su cargo. Más que hablar de ingresos reales deberíamos hablar de ingresos netos. Aquí todavía queda por hacer un trabajo de definición correcto».

Si bien hay gastos deducibles, otros no computan a la hora de establecer el rendimiento neto que tiene un autónomo

De hecho, a eso es a lo que se refiere el Gobierno cuando habla de ‘ingresos reales’: al rendimiento neto que obtienen los autónomos una vez descontados los gastos de sus ingresos. Y ahí vienen algunas de las objeciones, porque si bien hay gastos deducibles, otros no computan a la hora de establecer ese rendimiento neto.

Para fijar qué contribución debe llevar a cabo a la Seguridad Social cada autónomo en función de esos rendimientos netos, el gobierno español utilizará los datos proporcionados por la Agencia Tributaria, que solo contempla en sus cifras los gastos deducibles. El 'verdadero' rendimiento neto, pues, sería el resultado de restar a los ingresos la totalidad de los gastos, sean estos deducibles o no ante la Agencia Tributaria.

«En un autónomo, 2.000 euros de nómina no tienen nada que ver con un rendimiento neto de 2.000 euros» (Lorenzo Amor, ATA)

«En un autónomo, 2.000 euros de nómina -explica Lorenzo Amor, presidente de la asociación ATA- no tienen nada que ver con un rendimiento neto de 2.000 euros. Esos 2.000 euros no son como los 2.000 euros de la nómina de un trabajador por cuenta ajena, porque hay muchos gastos que no son deducibles».

Los trabajadores autónomos tienen la posibilidad de desgravarse una serie de gastos, siempre y cuando éstos estén asociados a su negocio. La compra de material, la asistencia a ferias del sector o el pago de un dominio web son algunos ejemplos.

El conflicto llega cuando son gastos de difícil justificación frente a Hacienda, como es el caso de la telefonía, el coche, el carburante, los peajes, las comidas con clientes o el consumo de agua y electricidad cuando se trabaja desde casa, que solo pueden desgravarse en un porcentaje, puesto que se consideran de uso compartido entre la actividad profesional y la vida personal.

Un colectivo muy concreto
La propuesta, además, no abarca a todo el colectivo de trabajadores por cuenta propia, tal y como destaca Lorenzo Amor: «Hay aproximadamente un millón de personas que son autónomos societarios, y que no declaran rendimientos netos. Tampoco entran en la propuesta los que están en un sistema de módulos. Luego tenemos a los familiares de autónomos. Al final, la reforma del RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) es para 1,5 millones de trabajadores, porque los otros no declaran rendimientos netos. Solo sería justa la reforma para un millón y medio de autónomos».

«Para ese joven que factura un mes y otros tres no, debería buscarse algo más ajustado a la realidad» (Carme Garcia, Autònoms Pimec)

Entre ellos está -descontando los 700.000 con rendimientos netos por encima de ese umbral de 25.000 euros al año- todo ese grupo nada desdeñable de trabajadores por cuenta propia con bajos ingresos, ingresos irregulares o directamente inexistentes en determinados periodos del año.

Para ellos, pagar una cuota mensual a la Seguridad Social acorde con esos ingresos o tener que abonar cerca de 300 euros puede marcar la diferencia entre seguir a flote o tirar la toalla. También entre tributar o entrar, ni que sea de forma parcial, en la economía sumergida.

Además, tener que decidir de antemano qué ingresos estiman que tendrán a lo largo del próximo año (y pagar a fin de año la diferencia si esos ingresos han sido mayores, o recuperar el exceso de tributación si han sido menores) es algo que muchos no pueden permitirse.

El colectivo de trabajadores autónomos que declara a Hacienda rendimientos netos, y que se vería afectado por la reforma planteada por el Gobierno, alcanza el millón y medio de personas

«Un año -valora Carme Garcia, de Autònoms Pimec- me parece demasiado tiempo. Un año hasta la revisión no se puede aguantar, debería ser como mínimo trimestral. Para ese joven que factura un mes, y que luego pasa tres meses sin facturar, y al que tampoco se le permite darse de alta y de baja constantemente, debería buscarse algo más ajustado a la realidad».

«Esa gente ha de tener la posibilidad de no cotizar si no tienen ingresos -prosigue Carme Garcia-, y si facilitas que la gente haga las cosas bien, pudiéndolas pagar, estás favoreciendo eliminar la economía sumergida».

Una opinión que comparte Carlos Cruzado, presidente del colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha): «Hay que tender a que todo el mundo tribute por ingresos reales, y hay un acuerdo para que se tienda hacia un sistema de escala progresiva, pero es cierto que hay divergencias en la forma de implantar el sistema».

«Esta reforma  puede ser un aliciente para regularizar situaciones» (Carlos Cruzado, Gestha)

«La economía sumergida que exista hoy -prosigue este profesional- está más vinculada a intentar reducir la factura fiscal, con lo que puede ser un aliciente para salir de ella. Además, aparecen hoy una serie de servicios digitales ( copywriters, traductores freelance, youtubers...) que cuentan con ingresos bajos y a los que esta reforma quizás anime a regularizar su situación. Esas actividades tienen que tributar y, vinculándolo a los ingresos reales, puede ser un aliciente para que lo hagan».

El reverso de todo esto, advierten desde algunos colectivos de autónomos, es que, con una mayor presión sobre determinados perfiles de ingresos elevados, aumente el fraude o se dé un cambio masivo hacia fórmulas como el autónomo societario.

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