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Borrasca de ideas

Saber qué puedo hacer con lo que tengo requiere dos tipos de mentes: quienes conocen el negocio y aquellos que pueden pensar fuera de la caja

13 noviembre 2023 08:51 | Actualizado a 13 noviembre 2023 08:52
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Seguro que han oído hablar de la tormenta de ideas. Ante la necesidad de innovar para poder sobrevivir en un mundo tan competitivo como el nuestro, lo que los sabios aconsejan es reinventarse, redefinir la estrategia, ir más lejos, encontrar el océano azul donde su producto o servicio pueda sobrevivir.

Y eso se hace muchas veces mediante una tormenta de ideas, es decir, reuniendo a un grupo de personas que puedan pensar en qué más podemos hacer, dónde más podemos ir, cómo podemos transformar nuestro producto, cómo convertir nuestra oferta en un servicio atractivo para los usuarios... en definitiva, cómo podemos reinventarnos.

Reinventarse es el gran secreto de los negocios hoy. Seguir como siempre tiene la constante amenaza de que alguien haga lo mismo que yo algo mejor y más barato haciendo que los volubles consumidores decidan probarlo y cambien de marca como si nada. Me permito ponerles un ejemplo. Imaginen que tienen salas de cine y no logran que el público acuda a ellas. Lo primero que se les ocurre es culpar a los Movistar+, los Netflix, Prime, Disney, HBO y otras empresas proveedoras de contenidos por dar, por una módica cantidad mensual, una oferta inacabable de películas y series.

Una vez pasado el duelo de ver cómo una competencia que ni imaginaban que iban a tener les pasa por delante (sin los costes de las salas, el personal y mil cosas más), empiezan a pensar en qué puedo hacer yo con lo que tengo (salas, el personal y mil cosas más) y para hacerlo, se les ocurre la brillante idea de la tormenta de ideas.

Y aquí empiezan las dificultades porque, por más que busquen, las personas a quienes paga un salario están tan preocupados de que no se llenen las 8 o 10 salas los fines de semana y que ello provoque su despido, que pensar más allá les parece imposible y, aunque lo intenten, son incapaces de salir de lo que conocen. Sus respuestas serán: tenemos que hacer más publicidad, tenemos que bajar los precios, tenemos que hacer oferta para quienes más nos visitan... es decir, lo que podríamos llamar como un incremento del crecimiento orgánico y el regalo del margen comercial.

A eso le llamo yo una borrasca de ideas porque nadie ni sabe ni puede salir de sus áreas de conocimiento inmediato y aventurarse en proponer convertir las 8 o 10 salas en discotecas, bares de copas, lugares para celebrar cumpleaños o fiestas de empresa... algo que ya está sucediendo.

Saber qué puedo hacer con lo que tengo requiere dos tipos de mentes: quienes conocen el negocio perfectamente y han vivido de él durante años y aquellos que tienen la mente fresca y el entrenamiento para pensar fuera de la caja. Personas que conocen las tendencias de los mercados, que son inquietos y analizan las innovaciones que van viendo constantemente.

Eso me recuerda la discusión de casos en el IESE porque uno tiende a discutir y defender sus propias ideas y, de repente, se encuentra con las ideas de otros que nunca se les hubiesen ocurrido. Esos descubrimientos les llevan de vuelta a su realidad laboral de inmediato e intentan que esa luz, ese rayo, ese trueno no se les olvide y toman notas para pensar en ello más tarde y aplicarlo a su empresa, a sus empleados, a sus jefes...

Las tormentas y las borrascas deben dar paso al sol, a los descubrimientos. Si es solamente tormenta, no nos vale. Son quienes saben ver la luz que vendrá después de la borrasca quienes nos salvarán de la penuria, quienes saben extraer la idea de lo que la tormenta produce. A eso le llamaría yo el liderazgo de la innovación y es imprescindible si queremos obtener resultados de nuestros esfuerzos tormentosos.

Algunas veces leemos a prestigiosos escritores y académicos que nos hablan de cómo se generan ideas nuevas para hacer crecer los negocios y hoy me gustaría reivindicar el papel imprescindible de las mentes creativas clarividentes para conseguirlo, porque las borrascas y las tormentas no son suficientes. El liderazgo en los procesos creativos es imprescindible y si en su empresa no hay nadie que lo puede llevar a cabo, búsquenlo fuera porque en ello le va la supervivencia a largo plazo.

A veces pienso que las personas creemos que, al tener un cargo de mucha responsabilidad, somos capaces de afrontarlo todo y no es así. Al igual que tenemos un equipo técnico o unos especialistas que hacen que las cosas salgan adelante, igual necesitamos que haya especialistas que consigan que las ideas fluyan en la dirección adecuada. ¡Es imprescindible!

Xavier Oliver es profesor del IESE Business School

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