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    ¿Cómo elegir universidad?

    Convenios de movilidad internacional, conexiones con empresas o fomento de las ‘soft skills’ son algunos elementos que van más allá de la cifra cruda en un ranking

    18 marzo 2024 12:28 | Actualizado a 18 marzo 2024 12:45
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    ¿Cómo elegir universidad? En plena temporada alta de puertas abiertas en los centros universitarios de Catalunya y con el Saló de l’Ensenyament como punto álgido en esta búsqueda a la que se lanzan cada año miles de estudiantes (y, cada vez más, familias enteras), ¿qué hace buena a una universidad?

    Rankings y notas de corte marcan el camino, pero no son, ni de lejos, lo único en lo que fijarse. ¿Hasta qué punto estamos obsesionados con ellos? Avanzar posiciones en alguno de estos rankings, por mínimo que sea, suele ser celebrado con entusiasmo por los equipos de comunicación de los centros implicados, mientras que retrocesos o caídas se edulcoran con algo de ‘cocina’ de datos, donde siempre hay algún aspecto que mejora la fotografía.

    Se adelantan posiciones en citaciones académicas, en indicadores de sostenibilidad, en ratios de estudiantes internacionales, entre las universidades de menos de 50 años... Hasta que, tal y como sucede a menudo en las noches electorales, todos acaban ganando. Porque, a pesar de que no haya nada que lo explicite, existe un consenso general que sitúa a cada centro en el tramo de liga en el que compite.

    Tras elegir los estudios, el siguiente paso es decidir centro, lo cual requiere prepararse

    Un vistazo a uno de los rankings más conocidos mundialmente, el Top global universities elaborado por QS World University Rankings, deja claras esas diferencias. En su edición de 2024, el ‘top diez’ de este ranking -que examina 1.500 instituciones universitarias distribuidas por todo el mundo- vuelve a situar al Massachusetts Institute of Technology (MIT), en los EEUU, como la universidad número uno del mundo, seguida por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Oxford (Reino Unido), Harvard (EEUU) y Stanford (EEUU).

    Completan ese ‘top diez’, en sexto lugar, Imperial College London (Reino Unido), seguido por ETH Zurich (Suiza), National University of Singapore (Singapur), UCL (Reino Unido) y la Universidad de California, Berkeley (UCB), en EEUU.

    A cierta distancia (relativa en algunos casos, en una muestra de 1.500 universidades) se sitúan las universidades catalanas, donde la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) encabeza este grupo en la posición 149, seguida por la Universitat de Barcelona (UB), en el puesto 164; la Universitat Pompeu Fabra (UPF), en el 310; la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), en el 354; la Universitat Ramon Llull (URL), en la franja que va de la posición 621 a 630; la Universitat Rovira i Virgili (URV), ente las posiciones 661 y 670; y la Universitat de Lleida (UdL), entre la posición 1.001 y 1.200.

    Partiendo de que tenemos claro el grado que queremos cursar (Derecho, Medicina, Ingeniería Química...), ¿decidir en qué universidad cursarlo es tan simple como seguir el orden correlativo de alguno de estos rankings? La respuesta es algo más compleja.

    «Habrás aprobado, ¿pero qué has hecho durante todo este tiempo estudiando?»

    Xavier Segura (Pimec)

    Gemma Latorre, directora del área de proyectos educativos y orientación de D’EP Institut, organización presente en la vigente edición del Saló de l’Ensenyament, donde ha llevado a cabo asesoramientos individualizados, cápsulas de orientación y visitas guiadas a los jóvenes asistentes, explica que «son rankings que no todos evalúan lo mismo: unos miran si tienen campus, otros si tienen publicaciones... estos rankings son un instrumento que estimula la reflexión, y es útil explorarlos y utilizarlos, pero no son el único instrumento».

    «Una vez se han elegido los estudios -prosigue esta experta en educación-, el siguiente paso es elegir centro. Y aquí, más allá de esos rankings, surgen otras preguntas: cuál es el perfil del profesorado, el perfil del alumnado, el plan de estudios, si ofrece menciones o itinerarios específicos, si tiene movilidad internacional, con qué instituciones tiene convenios para poder hacer prácticas, cómo es su bolsa de trabajo, tanto durante los estudios como al finalizar... son todos elementos más transversales, que van más allá de los estudios específicos».

    Después, destaca Gemma Latorre, «está la parte de las instalaciones, en el sentido más amplio: que tengan recursos de última generación, o que dispongan de los espacios y recursos para poner en práctica esos estudios que se quieren cursar».

    «Todos estos elementos -recomienda Gemma Latorre- deberían estar presentes en una jornada de puertas abiertas en una universidad, con una recomendación previa: ha de haber una búsqueda de información antes de esa jornada. Asistir a las jornadas de puertas abiertas es hoy imprescindible, pero el trabajo previo de explorar el profesorado, por ejemplo, se debe haber hecho».

    Los rankings son una buena herramienta, pero son solo un punto de partida

    «Cada vez -prosigue- hay más información que podemos sacar a través de la navegación por la página web, y con toda esta información previa, deberíamos ir a esa jornada con un listado de preguntas anotadas, que deberíamos repetir en todas las jornadas a las que asistamos, para poder comparar después».

    Joan Clotet, asesor en talento digital, facilitador, coach y miembro de la Comisión Consultiva de la Fundació Factor Humà, además de autor del libro Humanismo Digital, coincide en que estos rankings son una herramienta y un punto de partida, pero asegura que «no me basaría solo en lo que diga un ranking, porque no se trata solo de qué universidad es la número uno, sino de cuál es la número uno para mí».

    En este punto, Joan Clotet explica que «el mundo académico está en evolución desde hace mucho tiempo, y ha de encajar con un mundo laboral en transición, donde además, tenemos que recordar que la Universidad no es la única opción. Lo ideal es que esas universidades estén al día de lo que hace falta [en el mundo laboral], porque estamos en un mundo competitivo. En el mercado laboral, tener un título universitario ya no te diferencia».

    Pero, en ocasiones, en esa voluntad de diferenciarse y acercarse al mundo laboral, se pueden confundir algunos caminos. Lo explica Xavier Segura, presidente de la Comissió d’Universitats de Pimec: «Hay universidades que todavía no valoran tanto conceptos como la empleabilidad, pero hay otras, a menudo pequeñas o privadas, que te dicen: ‘nosotros te acompañaremos’. La cuestión es que estamos hablando de la Universidad, y yo no quiero que me acompañes, quiero que me facilites, que es algo bien distinto».

    «Las familias son un agente orientador que debería acompañar, pero a veces se convierten en agentes condicionantes»

    Gemma Latorre (D’EP Institut)

    «Facilitar es todo lo que te lleva -prosigue Xavier Segura- a que , cuando termines tus estudios, las empresas se te rifen. Porque aprobar, aprobarás. ¿Pero qué has hecho durante todo este tiempo que has estado estudiando? El mundo laboral, después de los estudios, es duro; así que durante ese tiempo hay que aprovechar, porque ese mundo laboral no tendrá piedad».

    Dicho esto, Xavier Segura destaca que «tenemos una gran suerte, y es que en Catalunya, esta base de filtraje es muy fácil: si quieres elegir entre grados que son iguales, cualquiera de las universidades que hay en Catalunya, tanto públicas como privadas, te ofrecen una base excelente. Para estudiar una ingeniería, me ofrece tantas garantías la URV como la UPC, y decidiendo lo que decida, no me equivocaré. Ningún empresario pensará nunca si esa persona es un ingeniero de la URV o de la UPC, porque desde el punto de vista de la persona que contrata, todas nos dan fiabilidad».

    Aquí entran todos esos aspectos más transversales a lo largo de esta etapa formativa, que en gran medida son responsabilidad del propio estudiante, pero donde un centro que ofrezca facilidades y ayude a generar oportunidades estará sin duda mejor posicionado que otro donde esas facilidades sean mucho más limitadas.

    «Tener experiencia internacional, por ejemplo -explica Xavier Segura-, es hoy una cuestión muy básica. ¿La universidad que eliges hace programas en inglés? Si hay inglés, claramente decántate por la que da ese grado en inglés, porque en el caso de las ingenierías, por ejemplo, eso tendrá un impacto en tu empleabilidad. Las empresas necesitan ingenieros que dominen idiomas, pero por desgracia, hay demasiada gente de grados universitarios que no tienen nivel de idioma».

    Es aconsejable buscar el máximo de información antes de acudir a unas puertas abiertas

    «Otro punto a valorar -prosigue Xavier Segura- son los convenios con las empresas. La posibilidad de tener prácticas en empresas o un grado dual es algo sumamente importante y valorable. Así que si una universidad me ofrece un grado universitario dual, iré con los ojos cerrados, porque podré ver qué me gusta y qué no, para orientar mi carrera profesional».

    Condicionantes

    A menudo, sin embargo, la lista de deseos choca con realidades personales y familiares muy diversas. «Hay condicionantes -explica Gemma Latorre, de D’EP Institut-, como la movilidad y el coste de desplazamiento, que hay que tener en cuenta. El coste económico de los estudios es un gran condicionante».

    «Después están las familias -prosigue-, que son un agente orientador que debería acompañar, pero que a veces se convierten en agentes condicionantes. Con la Covid, las familias asumimos este rol de más protagonismo, que se ha mantenido después de la Covid y se mantendrá, a consecuencia del tipo de crianza que estamos haciendo».

    «Hoy -destaca Gemma Latorre-, la orientación es más necesaria que nunca, porque hay factores de desorientación creciente, y cada vez hay más necesidad y demanda por parte de jóvenes y familias».

    «Tenemos mucha información al alcance para saber más, pero es minoría quien la busca»

    Joan Clotet (Fundació Factor Humà)

    Joan Clotet, de la Fundació Factor Humà, coincide en que «los padres tienen voz y voto, pero la persona ha de tener la decisión: ha de ser una elección propia que viene del autoconocimiento, y creo que hay que hacer una investigación previa».

    Una investigación introspectiva, pero también externa, mucho más allá de los planes de estudio o las páginas web de las universidades. Joan Clotet pone como ejemplo Linkedin, que «es un escaparate donde no estarán todas las profesiones, pero sí que estarán todos los profesionales diciendo qué han hecho, qué han estudiado... y donde incluso se puede contactar con gente que trabaja en empresas y preguntar si tienen convenios con esa universidad que estamos mirando».

    «Tenemos mucha información al alcance para saber más -concluye-, y merece la pena no ir solo a lo que te ofrece el producto. Hay jóvenes que hacen esa labor previa de investigación, pero son una minoría, y se les debería acompañar para que sean conscientes de que hay un trabajo a hacer, y que si no lo hacen lo pagarán después».

    Algunos puntos a tener en cuenta

    - Plan docente: Analizar el plan docente es un primer punto de partida. No solo se trata de ver qué asignaturas se cursarán, sino qué competencias se entrenarán. Es un buen momento para indagar sobre el profesorado, ver qué perfil tienen y si se ajusta a nuestros objetivos.

    - Conexión con la empresa: La conexión con el mercado laboral y el mundo de la empresa cobra cada vez más importancia. Interesarse por los convenios de prácticas, la bolsa de trabajo o las oportunidades para estudiantes en grupos de investigación (si se quiere seguir una carrera cadémica) es algo imprescindible.

    - Soft skills: Competiciones universitarias en disciplinas STEM, apoyo al emprendimiento, fomento del asociacionismo, clubs de alumni activos... son elementos que ayudarán a desarrollar unas ‘habilidades blandas’ (soft skills) esenciales hoy en el mundo laboral.

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