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MAT, renovables y deberes pendientes

Aragón se está convirtiendo en una potencia en renovables

18 diciembre 2023 08:53 | Actualizado a 18 diciembre 2023 08:56
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La transición energética, como la política, o la haces o te la hacen. Desde hace meses una angustia recorre muchos pueblos de la Catalunya Sud. Un nuevo proyecto de línea de muy alta tensión (MAT), la línea Valmuel-Begues, plantea una nueva cicatriz en un territorio que ya paga con creces su peaje de grandes infraestructuras.

Aragón se está convirtiendo en una potencia en generación de energías renovables y las áreas metropolitanas de Catalunya son su cliente más cercano. Esta MAT, una más, es la canalización que llevará esa energía verde desde allá hasta aquí.

El dilema es sencillo, o nucleares y renovables o líneas de muy alta tensión o... a oscuras. La transición energética pide y pedirá un gran incremento de la generación de electricidad renovable y en Catalunya no se han hecho los deberes. Si además se pretende cerrar las nucleares en pocos años, justo cuando medio mundo vuelve a impulsarlas, el resultado salta a la vista: habrá que importar energía y para ello las MAT serán inevitables.

El punto de partida es difícil porque Aragón lo tiene todo a favor para ser una potencia renovable: sol, viento y desierto. Su extenso territorio y la baja densidad de población permiten instalar grandes proyectos de molinos y placas sin el impacto y la oposición que estas inversiones encuentran en Catalunya. Aragón tiene buenas cartas en la partida de la transición energética, pero Catalunya ha jugado las suyas con muy poco acierto.

Catalunya está a la cola de España en la instalación de renovables. Una de las pocas, poquísimas, regiones del sur de Europa que hicieron la revolución industrial cuando tocaba falla en la nueva revolución industrial. Los logros del pasado no garantizan los del futuro y parece que el bienestar relativo de hoy nos duerme y nos carga de exigencias. Los objetivos fijados por el gobierno y el Parlamento marcan que el 50% de la energía consumida en Catalunya en 2030 debe ser de origen renovable. Hoy queda aún por debajo del 25%.

El malestar de muchas comarcas es comprensible. El impacto de las renovables en el paisaje preocupa y puede perjudicar al turismo, las instalaciones no dejan suficientes beneficios ni los reparten bien más allá de los propietarios de los terrenos. El diálogo de las energéticas y las administraciones con los pequeños municipios es más que mejorable.

Existe, además, la sensación cargada de razones de que muchos proyectos se concentran en muy pocas comarcas. Todo eso es cierto, pero no cambia en nada los deberes pendientes y los riesgos de no hacerlos.

La MAT es una señal de alarma y nos recuerda que por mucho que nos pongamos de espaldas el mundo sigue su camino. O placas y molinos que generen riqueza en Catalunya, energía cercana y barata, o líneas de muy alta tensión que no dejan nada por donde pasan, energía cara y dependencia energética. No hay atajos y la alternativa es el empobrecimiento y la decadencia. Reaccionemos.

Marc Arza es CEO de StartSud Studio

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