La distribución no logra aguantar precios en Navidad

El Índice de Precios de Consumo (IPC) volvió a registrar máximos el pasado mes de noviembre, con un incremento en la demarcación de Tarragona del 6% respecto al mismo mes del año anterior. 

20 diciembre 2021 09:15 | Actualizado a 20 diciembre 2021 09:31
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La inflación sobrevuela la Navidad. Con un incremento interanual del 6% el pasado mes de noviembre en la demarcación de Tarragona, el Índice de Precios de Consumo (IPC) vuelve a marcar récords. Su impacto sobre los precios en las compras que integran la cesta de Navidad, tradicionalmente volátiles y en muchos casos al alza por estas fechas, es una de las grandes incógnitas.

¿Hasta qué punto el sector de la distribución está repercutiendo en los precios finales que ofrece al consumidor incrementos de costes como el de las materias primas, la energía o el transporte? ¿Cómo van a comportarse los consumidores ante un escenario cambiante, donde la Covid-19 sigue marcando la agenda?

En quince días, los artículos más habituales en la cesta de Navidad se han encarecido un 6%

Por lo pronto, los distribuidores aseguran que están tratando de mantener precios, internalizando los incrementos de tarifas de los fabricantes de gran consumo, para evitar interferir en la recuperación del consumo prevista para esta Navidad.

En su último Estudio sobre el Consumo Navideño en España, Deloitte prevé para este año 2021 un incremento del gasto medio navideño por hogar del 14% respecto a la cifra de 2019 (la última Navidad antes del estallido de la pandemia global de Covid-19), pasando de los 554 euros por hogar de 2019 a los 631 euros previstos para este año.

Un 85% de los consumidores españoles está preocupado por el impacto de la inflación

La evolución de la inflación y su impacto sobre los precios de las compras diarias, sin embargo, es algo que preocupa especialmente a este consumidor español (un 85% de los encuestados se muestran preocupados por ello, frente al 67% de media en el resto de Europa), algo que podría enfriar esas perspectivas de recuperación del gasto navideño.

Porque la subida de precios por parte de los fabricantes de productos de gran consumo ya es una realidad para el sector de la distribución, que está decidiendo ahora en qué medida lo traslada al consumidor final. Un reciente estudio elaborado por la empresa de análisis de datos y estudios de mercado IRI pone de manifiesto que el 100% de los fabricantes de productos de gran consumo se está viendo obligado a subir las tarifas al sector de la distribución.

En este estudio, un 70% de los fabricantes (de los que dos tercios pertenecen al sector alimentario) piensa que su subida de tarifas se situará por encima del 7% (más que la actual tasa de inflación interanual) y, en un tercio de los casos, vaticinan que esas subidas de precios serán superiores al 10%. La presentación de nuevas tarifas, en siete de cada diez casos, ya está aquí.

En este estudio elaborado por IRI, un 67% de los encuestados afirmaba tener la intención de presentar sus nuevas tarifas a los distribuidores entre el pasado mes de noviembre y el presente mes de diciembre, mientras que un 28% tenía previsto hacerlo entre enero y febrero de 2022, y apenas un 5% demoraba esta acción al mes de marzo o más allá.

Con lo cual, los efectos sobre los precios para el consumidor final ya han llegado. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hacía pública el pasado viernes la segunda muestra de su Observatorio de precios de los alimentos en Navidad, donde constataba un encarecimiento medio del 6% en una selección de productos frescos asociados a la Navidad, transcurridas apenas dos semanas desde la toma de la primera muestra, a finales de noviembre.

En esa primera muestra, además, esta organización de consumidores había constatado ya un encarecimiento medio del 8% (respecto a las cifras de 2020) en los alimentos frescos más frecuentes en Navidad.

Un tercio de los fabricantes de productos de gran consumo augura subidas de más del 10%

Esos incrementos medios de precios, sin embargo, son muy dispares cuando se entra al detalle de cada producto. Algo que, con una compra atenta y selectiva, debería permitir a los consumidores manejar un gasto con cierto control en la cesta de la compra navideña. Así, mientras productos como la merluza al corte experimentan un incremento quincenal en el precio del 35%, otros como el pavo y el cordero están un 3% y un 4% más baratos que hace quince días, y productos como la pularda apenas experimentan un incremento del 1%, según los datos recogidos en este observatorio de la OCU.

Mercabarna, principal mercado mayorista de distribución de alimentos frescos de Europa en volumen de comercialización, maneja también previsiones dispares en función de cada producto. En sus últimas proyecciones, calcula un incremento de precios para Navidad, respecto a las cifras de 2020, de entre un 3% y un 18% para el pescado fresco, de un 5% para los productos avícolas y de entre un 20% y un 30% para la uva.

  • Más allá de lo habitual
Josep-Francesc Valls, director de la Càtedra Escenaris de Futur del Retail, Turisme i Serveis de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM), constata que «se está produciendo un incremento de costes y precios en productos frescos, sobre todo en pescado y marisco, fruta y verdura y, en menor medida, carne». Algo que en parte se explica por los incrementos de costes en las materias primas, la energía y el transporte, pero sobre lo que en su opinión «hay demasiado ruido, y se aprovecha para subir precios».

«Hay cambios de largo recorrido en origen -explica Valls-, como los que se están dando en China, con repercusiones en Occidente. Y, si bien eso es cierto, en mi opinión se han calentado un poco demasiado los precios para Navidad».

«Nos encontramos ante un calentamiento de precios para Navidad que no se justifica» - Josep-Francesc Valls, UPF-BSM

«Es lógico -prosigue Josep-Francesc Valls- que, cuando hay más demanda, haya una subida de precios, pero tengo la impresión de que muchos productos llegan al mercado artificialmente incrementados, y no por esos cambios en el ciclo a largo plazo».

Josep-Francesc Valls explica ese cambio de ciclo. «Los europeos, y también los EEUU, han aprovechado los últimos 30 años para trasladar sus fábricas al sudeste asiático. Pero, una vez que algunas de esas economías han alcanzado el nivel de crecimiento que estaban buscando, este modelo empieza a no ser útil para la economía occidental, en términos de coste laboral, de transporte y de dependencia de economías terceras».

Eso es lo que lleva a este investigador a presagiar, «a medio plazo, un fuerte incremento de precios en algunos productos, como consecuencia de que los occidentales estamos recuperando elementos de producción de Asia», tras lo cual insiste en que «ahora nos encontramos ante un calentamiento de precios que no se justifica, aunque haya algunos elementos que justifiquen una pequeña subida».

Sobre la voluntad del sector de la distribución de mantener los incrementos de precios en esos límites ‘justificables’, de nuevo aquí la diversidad de casos lleva a Valls a certificar que «algunos han aguantado precios... y otros no». Y alerta: «Esta inflación repercute muy negativamente en las ansias de gasto del consumidor y, ante según qué realidades de precios, es posible que ese consumidor sea un poco más reticente».

«Hay un deseo importante de compra, no creo que vaya a darse una contención especial» - Juan Antonio Duro, URV

Juan Antonio Duro, catedrático de Economía de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y director de la Càtedra d’Economia Local i Regional de la URV, no piensa que el gasto de ese consumidor esté amenazado esta Navidad, porque «es cierto que hay un aumento de precios, pero también hay diversidad y la posibilidad de combinar productos para que no te salga tan cara la Navidad».
«Hay que ir producto a producto -insiste-, y si la cadena de transporte interviene mucho en él, ese producto será caro, mientras que si es de proximidad, es posible que su precio no se dispare».

Otra cuestión es cómo repercutir «el aumento de la inflación de costes en un momento del año, la Navidad, importante para conseguir márgenes», prosigue Duro. «Pero no debemos olvidar que estamos comparando 2021 con 2020, que fue una Navidad muy constreñida en precios», añade.

«Parece que hay un deseo importante de compra -analiza Juan Antonio Duro-, y no creo que vaya a darse una contención especial: la gente tiene un gran deseo de disfrutar y de bienestar, y a nivel global no hay expectativa de crisis ni de nada que se le parezca».

Juan Carlos Gázquez, profesor colaborador de los estudios de Economia i empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), coincide en que «la subida de precios en Navidad es habitual en productos frescos como la carne, el marisco, etcétera», pero destaca que «hay este año un factor particular de incremento de coste de la energía, los carburantes y el transporte, que en esos canales de distribución representa una subida atípica».

A eso debe añadírsele «el factor de la Covid, donde la pandemia genera unos costes a nivel minorista que pudimos ver por ejemplo en el material de seguridad para los comercios, como las mamparas de metacrilato, o en la ampliación del espacio de paso en los pasillos».

«Vamos a tener una cesta de la compra más cara, no repentina, de una manera lenta pero segura» - Juan Carlos Gázquez, UOC

«La distribución -prosigue Gázquez- dice que ha aguantado precios y no ha repercutido el aumento de costes. Pero mientras dicen eso, vemos un incremento de las promociones, porque hay menos capacidad de los consumidores». En otras palabras, ese incremento de precios ya se está dando.

«Al final -razona este profesor de la UOC-, es inevitable que eso se traslade vía precios. Pienso que decir que se van a mantener los precios es un discurso. Va a haber una subida progresiva, que el consumidor no percibirá de manera muy clara de entrada, y vamos a tener una cesta de la compra más cara, no repentina, de una manera lenta pero segura».

El factor precio es hoy el primer motivo que determina la compra en Navidad

Porque tan clásico como llenar la cesta de Navidad es encarar la cuesta de enero. Una cuesta que, este próximo 2022, asoma más pronunciada de lo habitual.

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