El Gobierno ya «no descarta» el confinamiento domiciliario tras la evolución negativa de esta segunda ola y visto que la presión de las autonomías crece día a día. En Moncloa ni siquiera desechan ya la posibilidad de que se tengan que tomar las medidas más drásticas antes de los cálculos iniciales, que apuntaban a mediados de noviembre. Pero aun así –insisten una y vez desde el Ejecutivo central– hay que esperar a ver si las restricciones ya en marcha tienen algún efecto. Y, sobre todo, es que en Sanidad confían, aunque sin llamarse a engaño, en que las comunidades todavía tengan un penúltimo cartucho con el cierre de la hostelería (las que todavía no lo han hecho) para tratar de embridar algo la transmisión desbocada.
La vicepresidenta Carmen Calvo por primera vez se atrevió a dar una fecha, el 9 de noviembre, como tope para decidir si se sigue adelante como hasta ahora o se da a las comunidades la herramienta legal para decretar el encierro en casa las que así lo quieran: un nuevo decreto de estado de alarma que reclaman de forma oficial u oficiosa cada vez más territorios, además de las dos ciudades autónomas. «Vamos a intentar que eso (el encierro en los domicilios) no llegue. Hemos tomado medidas importantes para ver qué resultado tienen, así que no adelantemos fases y centrémonos en cumplir todas las normas y esperemos hasta el día 9 para evaluar las actuales medidas, siguiendo día a día las circunstancias como hay que hacer en una pandemia como ésta», explicó la número 2 del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Calvo confirmó que la decisión de este tipo de confinamiento domiciliario «es una limitación del derecho fundamental a la libertad deambulatoria, por lo que «solo puede decretarlo el Gobierno de España».
Será a partir de ese 9 de noviembre cuando se analicen si las restricciones ya en marcha (fundamentalmente los toques de queda, cierres de hostelería y confinamientos municipales y autonómicos) son suficiente. No obstante, los técnicos del Ejecutivo central, conscientes de que el margen de maniobra cada día que avanza es menor y que la posible ampliación del toque de queda y de los cierres de bares y restaurantes podrían tener «escasos efectos», desde hace ya una semana trabajan en un borrador con la vista puesta a mediados de mes por si fuera necesario ese nuevo decreto.