Las noches se hacen muy largas en el albergue de Santa Maria del Mar de Coma-ruga en El Vendrell. Imposible dormir. El viernes comenzaron a llegar ciudadanos ucranianos a quienes la invasión de Rusia les ha cogido fuera de su país. Han seguido llegando y los harán más en los próximos días.
Son grupos que pasaban unos días de vacaciones en Barcelona. La mayoría son de Kiev. Entre ellos no se conocían. Han coincidido el albergue y allí se intentan apoyar unos a otros. Durante el día y en esas largas noches.
«Las noticias del ataque comenzaron a llegar el primer día. Y también que los vuelos estaban cancelados», explica Mariana. Desde ese momento, todo ha sido desconcierto.
Contacto difícil
Incertidumbre, el miedo por las familias que tienen en Ucrania e intentos de mantener un contacto cada vez más difícil por el fallo de las comunicaciones y porque las tropas rusas asedian las localidades de los ucranianos de Coma-ruga.
«Todo es como una alucinación. No nos cabe en la cabeza que esté pasando esto en el corazón de Europa» dice Mariana.
Tras conocer la situación en su país acudieron a Cruz Roja y les derivaron al consulado. Allí les plantearon que podían acudir a albergues en L’Espluga de Francolí, Vic o Coma-ruga. Fue el que quedaba más próximo para todos y en las últimas horas han ido llegando.
Con una maleta
Con una maleta, con lo justo que lleva quien va a pasar cinco días fuera de casa. «Quienes están aquí tienen pequeños negocios, son trabajadores... con una nómina en Ucrania... que fueron a pasar unos días a Barcelona porque hay buen clima y en esta época el viaje es más barato».
La sinrazón les ha dejado aislados de su casa y de los suyos. Sólo mensajes y contactos desazonadores. Pueblos atacados, bombas, noches en refugios y en el metro.
Alla no puede contener las lágrimas. Tiene a su hijo de 12 años en Ucrania. Y a su padre, a su hermana, a su abuela. En una localidad a la que han entrado las tropas rusas. «Hay muchas bombas, cerca de mi casa hay edificios atacados». La suya se mantiene, «No hay agua, una bomba ha destrozado las tuberías».
Se espera que en los próximos días lleguen más ucranianos al albergue de Coma-ruga. Ahora son unos 50 pero llegará a haber 90. Inicialmente se les dijo que podrían estar hasta el día 8 de marzo. Tenían billetes para regresar a casa para los días 24, 25, 26, 27 de febrero, pero no saben cuándo podrán viajar.
En el albergue se han organizado. Cuatro personas en cada habitación. Tres comidas al día y alojamiento. Las tarjetas de crédito están bloqueadas y también falta dinero. Ana, ucraniana afincada en El Vendrell, llevó ayer unos medicamentos.
Ayuda
Diferentes colectivos y grupos de la comarca se han organizado para recoger ayuda. Pero desde el Ayuntamiento explican que no falta nada. Todas las necesidades están cubiertas. Este domingo el pequeño Joan, de 10 años y de El Vendrell, ha llevado unos juguetes a Denis, el niño de 5 años que está en el albergue y que muestra agradecido. Pero con la mirada de no comprender lo que pasa.
También incredulidad entre los mayores. Y rabia. «No entendemos que Rusia diga que quiere ayudar. Nuestro país es independiente. Sólo queremos la paz. No queremos nada más», señala Alla, que tiene a su abuela en Ucrania.
«Ella nació en 1939. Vivió la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra es peor que antes. No podemos repetir lo mismo dos veces. Putin es el nuevo Hitler. Hace daño a gente normal». Las miradas son de resignación, pero a cada minuto que pasa son más de rabia. «Por las noches ayuda el hablar en el albergue porque nadie duerme». Las noticias que llegan se comparten.
Buscando rutas
«Están buscando rutas para sortear a los rusos y dirigirse a Polonia». «Han pasado la noche en el refugio. Duermen sentados porque no pueden tumbarse». Todos los mensajes son desesperados.
Ana es ucraniana afincada en El Vendrell hace años. En su pueblo están sus padres, hermana, cuñado, sobrinos. Una zona estratégica frontera con Rusia en la que hay muchas explosiones. Su familia debe dormir en los refugios. Sus vecinos en el metro, en los subterráneos de antiguas escuelas.
Mariana señala que la situación se podía haber evitado. «En 2014. Europa tenía que haber puesto sanciones entonces. No se pusieron porque todo son intereses económicos. Europa sólo mostraba preocupación pero no hacía nada. Ahora Europa está preocupada porque somos su frontera».
Necesidades cubiertas
Las concejales de playas Bárbara Peris y de Sanidad, Montse Martín, sepñalan que todas las necesidades están cubiertas y piden que no se lleve al albergue nada. Cruz Roja y la Generalitat están coordinando toda la ayuda. Incluso desde la Generalitat acudirá personal al albergue de Coma-ruga para realizar los trámites sin necesidad de que los ciudadanos ucranianos deban desplazarse a Barcelona.
Sí que confirman la hecha del 8 de marzo para que deban dejar el albergue por lo que la Agpencia d'Habitatge está buscando un alojamiento. Cruz Roja también ofrece el servicio de atención psicológica por si fuese necesario