Lluís Capdevila (Falset, 1981) encontró en el Auditori Enric Granados de Lleida reposo e inspiración para componer. Durante 20 meses, de abril de 2021 a diciembre de 2022, se encerraba diez horas a la semana en una de sus salas, con un piano Steinway, y se dejaba llevar por las musas. El fruto fue su sexto disco, Lament, compuesto por diez temas originales y que verá la luz en junio. «Es una mezcla de mi formación en jazz y de la música que escucho en mi mente de forma natural. La composición y la improvisación es mi mejor medio de comunicación. Es un proceso que sale solo», cuenta el músico. Este sábado, a las 19.00 horas, servirá un aperitivo en el Convent de les Arts de Alcover.
«Intento buscar la música que hay en el subconsciente. No me interesó un proceso lógico, sino ser paciente y ver qué podía decir con lo que tenía. Fue duro porque, de abril de 2021 a enero de 2022, no encontré nada convincente. Quizá necesité mi tiempo para reconectar después de los meses más duros de la pandemia. Pero, curiosamente, en plena niebla de Lleida salieron diez composiciones, prácticamente una por cada día que iba. Las pude grabar en el acto para después trabajarlas», explica.
Lament, dice, se acerca más a su propio estilo que a su aprendizaje jazzístico. Sin perder la esencia de su época en Nueva York –donde vivió una década–, muy presente en sus anteriores trabajos: Diaspora (2016), Daybreak Explorations (2018), Cinematic Radio (2019), Ètim (2020) y Social (2021). «En este nuevo disco hay una clara intención de abordar una parte de la ‘cara B’ del exceso de positivismo que solemos leer en las redes sociales. El lamento, per se, es un estado de ánimo no tan agradable, pero es humano, aparece de forma transitoria y normalmente suele cerrar una etapa. La música del álbum intenta evocar ese carácter pasajero, no es un lamento enquistado», afirma.
Las diez canciones cohesionan un relato propio. «Es interesante escuchar seguidos los 37 minutos que dura, a pesar de que se van a publicar cuatro sencillos antes del lanzamiento. Es un disco muy personal y, aunque el estilo pueda parecer minimalista, le he dedicado mucho tiempo. Si tuviera que contar las horas dedicadas y los esfuerzos económicos invertidos en la grabación y la producción sería de lo más insostenible. Algo que, para mí, confirma que estoy en la fórmula adecuada de tratar mi música, no como un negocio donde hay que facturar, sino como un medio de comunicación humano con un contenido que llegue a ser atemporal. Es decir, que si lo escucho de muy mayor pueda aún gustarme»,
Lament surge también en plena evolución vital de Capdevila. Su universo ha cambiado: en 2019 se mudó a Lleida con su pareja, en noviembre de 2020 nació su primer hijo e intensificó sus responsabilidades como profesor en la Universidad Internacional de La Rioja, donde teletrabaja y coordina un master de interpretación y composición de jazz y música moderna. «El Auditori Enric Granados me queda a veinte minutos andando de donde vivo», comenta.
Alcover será, este sábado, la primera parada de su gira más íntima, él solo con su piano. Luego pasará por Madrid, Cervera, Torroja del Priorat, Bremen (Alemania), Lleida, Mallorca, Tortosa, Málaga o Tarragona.
