Máximo Huerta deambula por el París más seductor

El escritor viaja a los años 20 del siglo pasado con su nueva obra ‘París despertaba tarde’

02 marzo 2024 17:39 | Actualizado a 03 marzo 2024 07:00
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Máximo Huerta es un enamorado de París, una obsesión a la que el escritor y presentador valenciano regresa una y otra vez. En esta ocasión lo hace con Alice Humbert y Kiki de Montparnasse en la novela París despertaba tarde, publicada por Planeta, en la que rescata a la primera, protagonista de su éxito Una tienda en París, en 2012. «Si recordamos a Hemingway, decía que París era una fiesta. Entonces, como consecuencia, París despertaba tarde porque estamos en un tiempo, en los años 20 del siglo pasado, en el que hay tanta alegría, tanta locura, hay una pausa en el drama, la gente vive con tanta intensidad que se queda hasta altas horas disfrutando. Por eso despertaba tarde porque estaban enloquecidos y felices», dice Huerta.

«Si hubiera vivido en los años 20, seguramente hubiera sido uno de los pintores que disfrutaban de las terrazas y talleres»

En este viaje con Alice y Kiki a la ciudad de hace justo un siglo y también con unos Juegos Olímpicos, Huerta deambula por entre el cinematógrafo, el anarquismo, el Chanel Nº 5 o el arte, con Montmartre como eje, aunque el resultado no siempre era sinónimo de glamour. «El arte es fundamental en los años 20, es lo que explica ese tiempo de provocación y de locura. Los artistas son los protagonistas de esa época, aunque me he quedado con la efervescencia que había detrás, con ese aspecto turbio de los pintores que trataban a las modelos como putas en muchos casos. Retratar ese aspecto me parecía que era ser más honesto con ese tiempo y con esas mujeres que posaban desnudas y de manera anónima para los pintores», cuenta Huerta, el que ha sido hasta el momento el ministro más efímero de la democracia tras la transición, con solo siete días al frente de Cultura y Deportes, en 2018.

«Una librería es un refugio y los libros, medicamentos para el alma»

París, a la vanguardia

Fiel a su esencia, París despertaba tarde vio primero la luz en Mélodies Graphiques, una pequeña papelería y tienda de antigüedades ubicada a escasos metros de la orilla norte del Sena, antes incluso de su lanzamiento oficial en España. «Estuvimos dos semanas en Francia presentándola. Es una novela que no retrata tópicos y clichés, sino un país muy verdadero, muy fiel a ese tiempo».

Y en esa fidelidad sobresale el mundo de la moda. «Es clave. De hecho, todo se aceleró: bailes, fiestas, carnaval... Las mujeres se emancipan y eso significa que hay un nuevo modelo de vida. Las mujeres experimentan una forma de independencia, se las tuvieron que arreglar solas mientras sus maridos estaban en el frente con lo cual, mujeres resueltas, decididas, nuevas siluetas. El peinado cuidadosamente despeinado; el corsé, símbolo de la esclavitud, deja de utilizarse; la mujer cambia y la moda es una consecuencia de esa actitud, una elegancia más sencilla, más masculina, más deportiva incluso», relata Huerta, celoso de un tiempo al que le hubiera gustado pertenecer. «Me iría a esos años, seguramente habría sido uno de los pintores que disfrutaban de las terrazas y los talleres».

$!Máximo Huerta deambula por el París más seductor

Como sus protagonistas, Huerta también ha optado por un cambio de vida y recientemente celebró el primer aniversario de su nueva criatura, La librería de Doña Leo, en la localidad valenciana de Buñol. «Una librería es una felicidad, uno de los mejores aciertos que he tenido. Y si sirve para que otras librerías se vengan arriba o para que la gente reconozca a la de su barrio, su pueblo o su ciudad y vaya a buscar una historia chula, encantado de ser un acicate. Para mí está siendo muy divertido ser un motor cultural del pueblo», asegura.

Para muestra, estas fallas lucirán un Máximo Huerta representado como Harry Potter (Maxy Potter), haciendo magia desde su librería con su querida y conocida perrita, Doña Leo que es quien, precisamente, da nombre al establecimiento. Como su perra, rescatada, la librería también «es un refugio y los libros, medicamentos para el alma, lo mismo valen para calmar que para excitar, es como una buena caña o un buen té», defiende el librero, quien revela que no son pocos los tarraconenses y reusenses que se han acercado hasta allí. «Lo entiendo, la gente viene buscando la firma, buscando la perra. Yo lo considero un gesto de cariño y Doña Leo espera la visita de los demás perros».

La enfermedad de su madre fue la que le llevó hasta Buñol. «La cuido y disfruto del resto. Me gusta romper los tópicos. Otro hijo la hubiera llevado a una residencia, pero no es mi caso. Prefería ser yo quien la cuidara, también me cuidó ella a mí», sostiene.

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