Xesco Espar: «Todo se puede enseñar, pero no todo se puede aprender»

Experto en Alto Rendimento, speaker, coach y exentrenador del equipo de balonmano del Futbol Club Barcelona (FCB)

30 octubre 2023 12:28 | Actualizado a 30 octubre 2023 12:31
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Xesco Espar es experto en Alto Rendimiento. Como entrenador del equipo de balonmano del Futbol Club Barcelona ganó cuatro Copas de Europa y cuatro ligas Asobal. En su posterior faceta como speaker y coach, es autor de dos best sellers (Jugar con el corazón y La libreta), donde el primero de ellos supera los 100.000 ejemplares vendidos. Recientemente estuvo en Tarragona, en el marco de la ceremonia de entrega de la segunda edición del Premi BBVA a la Innovació empresarial a Tarragona, organizado en colaboración con el Diari de Tarragona, donde pronunció la ponencia principal.

El eterno debate: ¿Un emprendedor nace, se hace... ambas cosas?

Hay de los dos tipos, igual que sucede con entrenadores y líderes. Hay personas que, desde que son pequeñas, ya les ves que son adolescentes inquietos y hacen la suya, con ese potencial emprendedor. Otros se hacen emprendedores por necesidad, y pueden ser igual de buenos. Al final, es un protocolo, es diseñar una metodología. Pero, por encima de todo eso, tengo clara una cosa: el emprendedor ha de querer serlo. Sin pasión es imposible que tenga éxito.

Cuando hablamos de emprender por necesidad, eso no siempre es tan evidente. Emprender porque estás en el paro, pasas de los 45 años y no ves otra opción, no siempre conlleva esa pasión. ¿Pueden tener éxito igual?

En esa situación tienes dos opciones: tomártelo como un castigo o como una oportunidad. En la medida en que hay una cosa personal involucrada, puede haber pasión. Por supuesto, es más difícil, pero también hay más conocimiento: con 45 años, esa persona ya tiene un bagaje que puede ayudar.

¿Cómo influye aquí el talento? De nuevo: ¿el talento se tiene, se entrena?

En este caso, el talento es tener conocimientos. Un emprendedor se tiene que formar. Hay muchas escuelas para emprendedores, y eso puede ayudar. Debes tener los conocimientos que puede tener una empresa, sobre el entorno del mercado en el que te metes, pero después has de tener habilidades de persuasión, de influencia, de comunicación, de sociabilización, de liderazgo de tu equipo.

Y su opinión es que todo eso se puede aprender. ¿Es así?

Yo soy entrenador y profesor. Todo se puede enseñar, pero no todo se puede aprender. Para aprender, debe haber un interés por la otra parte. Hay una chispa que ha de salir de dentro. Y después, pasión.

Pongamos que eso lo tenemos. ¿Qué sigue? Porque igual que todo se puede enseñar, no todo el mundo es capaz de enseñar...

Necesitas una metodología buena. Si tienes una buena metodología, normalmente las cosas salen bien. No todo el mundo sirve para emprender, ciertamente, pero todo el mundo que realmente quiere, puede ser un buen emprendedor. Sucede lo mismo con el liderazgo: primero has de querer ser líder. Hay gente con cualidades innatas de comunicación, ciertamente, pero la gente que quiere, puede aprender.

Hay personas que han sufrido mucho con el discurso de ‘si quieres, puedes; solo has de proponértelo’. ¿No es un poco peligroso?

La cuestión es preguntarte por qué has de ser un líder. Eso es previo a todo. Quizás quieras ser un segundo, un muy buen segundo, pero la presión te lleva a querer ser primero.

Y, por lo tanto, a fracasar o ser infeliz.

Cuando accedí a la posición de entrenador del equipo de balonmano del Futbol Club Barcelona, había que ocupar esa primera posición. Yo era el tercero. Le pregunté al segundo si quería, y me dijo que no, que él quería ser segundo. Y entonces fue cuando yo, tercero, dije: «quiero serlo». Y seguramente no serás el mejor primero el primer año, pero quizás sí el segundo. Un líder ha de hacer una mejora permanente, y eso es cansado.

¿Hasta el punto de agotarse, de vaciarse? ¿Qué hacer en ese momento?

El trabajo de líder cansa. Llegado a ese punto, yo creo que hay que descansar. Además, solo puedes ser líder en tu sector. Yo puedo ser un buen entrenador de balonmano, pero no de fútbol, porque no sé suficiente. Ser líder son once meses, 24 horas diarias.

Se habla cada vez más de la salud mental de los trabajadores, pero muy poco de la de los directivos. ¿Deberían hablar más de ello?

Es muy cierto. Hay una presión por los resultados, y también por la gente. En el 90% de las empresas con las que he trabajado, los directivos se preocupan muchísimo por sus trabajadores. Nuevamente, la presión depende de cómo te la tomes. Yo tengo una palabra para quitar presión: ilusión. Puedes tener presión por una cosa, o bien ilusión por un proyecto. Es mirar qué pasa si las cosas van mal, o qué pasa si van bien. Una es la presión, otra la ilusión.

Estamos en el marco de unos premios a la innovación empresarial. Hay muchas definiciones para la innovación. ¿Qué es para usted innovar?

Innovar es hacer las mismas cosas mejor, o hacer cosas nuevas bien. La innovación ha de ir ligada a un cierto concepto de eficacia. Para innovar, las personas han de ser gente curiosa, que mire la vida como una posibilidad de aprender en cualquier rincón. En este punto, la presión no siempre es buena amiga de la innovación.

¿Con ser curiosos, basta?

Hay una manera muy clásica para innovar: aplicar el marco conceptual de un ámbito en otro ámbito donde no se ha aplicado. Suelo explicar que donde aprendí más a entrenar fue estudiando los equipos de fútbol americano: eso es lo que llevé al balonmano. Y hay otra cosa también aquí: insiste en tu propio presupuesto.

¿A qué se refiere?

La formación que nosotros recibimos en la empresa es buena para dar soluciones a problemas de la empresa, pero para dar solución a problemas desconocidos, entonces se necesitará una formación que no se da en la empresa. Mucha de la creatividad viene de personas en campos periféricos. Así que a esas personas hay que decirles: «aportadnos, que os necesitaremos». La creatividad va por aquí: es mirar fuera de la caja y, a veces, sin que haya caja.

Eso puede ser demasiado para muchos.

Pero es que cuando en un sector surge un problema que no se puede resolver, la solución está limitada por la propia inercia del sector. Cuando tú lo trasladas a un ámbito paralelo, con soluciones diferentes a las de ese sector, ves cosas que podrías aplicar allí. Y, para que eso suceda, es importante la comunicación entre la gente. En el mundo del deporte, cada semana tienes un partido, y los fallos son una fuente potencialísima de creatividad.

Que hay que saber ver como tal. No todo el mundo ve los fallos como oportunidades...

Una vez, un directivo americano me dijo: «Puedes cometer un fallo, pero no el mismo fallo». Esa es la clave. El piropo más chulo que me han dicho nunca ha sido: «Antes de conocerte, pensaba que ser entrenador era un 80% arte y un 20% suerte; ahora sé que es un 80% ciencia, un 20% arte... y dale un 1% a la suerte».

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