Dominique Lapierre, fallecido el domingo a los 91 años, recordó así su primer contacto con Teresa de Calcuta: «Había salido de su misa cotidiana de las 5.30. Le dije: tengo 50.000 dólares en el bolsillo y quiero darlos para el cuidado de los leprosos. Me presentó a un inglés, James Stevens, que había ayudado a nueve mil y se había quedado sin un céntimo. Los tres recorrimos un barrio misérrimo llamado paradójicamente ‘la ciudad de la alegría’».
Lapierre viajó con Madre Teresa a Nueva York. Se le ocurrió proponerle algo de mucho impacto: que se pusiera en huelga de hambre frente a la sede de las Naciones Unidas.
La santa le contestó, con una sonrisa: «No puedo preocuparme por la multitud. Me necesita una persona que está a punto de morir».
