Me dirijo a ti, joven ladrón, confiando en que algún día pueda introducir mi carta de un modo más simpático. Es para darte algún dato de la persona a la que empujaste y robaste el bolso con el móvil y un poco de dinero.
Se llama Teresa, tiene 81 años, y me gustará que sepas que el suelo, al que le tiraste, es el lugar de donde ella ha levantado a muchos en los años que lleva ayudando a personas que duermen en una acera. El móvil que le robaste es en el que recibe llamadas pidiéndole que les guarde una cama en el albergue de Bonanit. En cuanto al poco dinero que sustrajiste, es con el que compra calcetines o ropa interior que entrega a personas desamparadas.
Si algún día te encuentras en apuros, no lo dudes, acude a la que empujaste.
