El Pacte de la Boella fue un acuerdo histórico. Quienes lo suscribieron así lo reconocieron ya en su día y lo han puesto como ejemplo durante todos estos años. Ejemplo de cómo la colaboración y la visión territorial puede llegar a romper fronteras y conseguir grandes resultados. De cuánto importante es sumar para conseguir un objetivo común. En este caso, el acuerdo supuso el impulso del Aeropuerto de Reus, donde el 6 de noviembre de 2003 aterrizaba el primer avión de Ryanair; y de allí surgió también la Taula Estratègica de l’Aeroport, a la que posteriormente se sumó la Generalitat, y que todavía hoy se celebra periódicamente. Fue simbólico, de hecho, que precisamente ayer, en la Boella, se celebrara una nueva reunión de la Taula para compartir las previsiones para 2024. Unas perspectivas de crecimiento que cifran en un 16%. Eso a día de hoy. Porque quién sabe si pueden llegar más buenas noticias de aquí al inicio de temporada.
La de ayer fue una jornada de celebración y de reconocimiento para poner en valor el trabajo realizado. Pero, sabiendo que fue una puesta de largo y un acto en el que se celebraban logros, creo realmente que fue un día importante. Debemos reconocer los éxitos colectivos, así como los fracasos y las carencias, algo también necesario para tratar de alcanzar el objetivo común que buscamos. No olvidemos que la actividad este invierno es de nuevo nula y eso hay que batallarlo. Pero hacerlo en paralelo mientras potenciamos la infraestructura en temporada alta.
En 2018, los entonces alcaldes de Tarragona y Reus sellaron un segundo Pacte de la Boella, en ese caso más centrado en el ámbito ferroviario. También ha habido logros importantes. La visión territorial y el trabajo conjunto siempre suma.
