Fumadores incívicos en bañador

Playa del Racó, en el tramo pegado a Cap Salou, a las 12.30 horas de ayer: en apenas un metro cuadrado veo más de una decena de colillas esparcidas por la arena. Supongo que algún cafre (o cafra, como se dice ahora) decidió fumarse unos pitillos frente al mar y usó la tierra como cenicero. Ni siquiera enterró los cigarros para disimular.

Como en las tascas de toda la vida, donde el suelo está lleno de servilletas de papel y palillos que arrojan los clientes sin ningún rubor. En eso estamos convirtiendo nuestras playas. Las colillas son altamente contaminantes, tardan hasta 12 años en degradarse, pero, pese a ello, Tarragona es una de las cuatro únicas provincias, con Cantabria, Ceuta y Melilla, donde se permite fumar en todo el litoral. Quizá, en lugar de a los perros, debería vetarse el acceso a la playas a los humanos, por incívicos.