El desplante de Pedrito

Hagan sus apuestas. La mía es que el lunes habrá rostro presidencial grave y circunspecto; dolida defensa de su honorabilidad y anuncio de dimisión. Así que pronostico otra convocatoria a las urnas

25 abril 2024 19:52 | Actualizado a 26 abril 2024 07:00
Lluís Amiguet
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Para Pedro Sánchez hasta hoy no ha habido vía intermedia entre la cumbre y el precipicio. Y por eso ha elegido con su carta del miércoles quedarse entre los dos... Con todo el país pendiente de él.

Mi profesor de Foreign Affairs en NYU, Leo Sussman, experto en Teoría de Juegos, al explicarnos la Guerra Fría siempre decía que lo primero en un conflicto era preguntarse qué sabía el enemigo que tú ignorabas. Sánchez no es mi enemigo, pero los que sí lo son deberían preguntarse qué sabe el presidente que ellos no... ¿Tal vez cómo van las intenciones de voto que le escruta su fiel Tezanos en el CIS?

¿Quizá sabe que el hundimiento de Podemos en las urnas gallegas y vascas y la asfixia del Sumar de Yolanda harán retornar al PSOE miles de votos que se fueron a la izquierda?

¿Quizá sabe que el hundimiento de Podemos y la asfixia de Sumar harán retornar al PSOE miles de votos que se fueron a la izquierda?

¿No será el mejor momento para Pedro Sánchez para convocarnos –otra vez– a las urnas, pero no es fácil explicar ese porqué sin un argumento incuestionable y de proximidad como el de defender el amor de su mujer y el honor de su familia? Lo que conviene a Sánchez no tiene por qué convenirnos a todos. Y ni una moción de confianza; ni otra convocatoria de elecciones anticipadas; ni otra crisis en la Moncloa van a mejorar nuestra economía; ni nuestra estabilidad institucional.

Pero todo poder es una conspiración permanente que empieza en la mente del poderoso y tal vez en la de Sánchez volver a hacernos votar, aunque pueda sonar egoísta, sea lo más conveniente. Piensen en las humillaciones que ha ido recibiendo estas semanas de Puigdemont en Bruselas y en las que le esperan si no cuenta con diputados suficientes para ignorarlas.

Y –otro consejo de Teoría de Juegos– pónganse en la mente de quien tiene que tomar la siguiente decisión: ¿no les gustaría tener mayoría suficiente para no tener que estar de rodillas en cada votación en el Congreso?

Me permito desencadenar en esta contra del Diari esta catarata de especulaciones, tan digna como las que inundaron ayer la prensa, porque no se pueden convocar elecciones, según la Constitución, hasta mayo próximo, un año después de las últimas.

Y esa fecha está demasiado próxima y es demasiado tentadora, porque el PP tras unas elecciones tendría que entenderse con un Vox que no acaba de desaparecer mientras que, en cambio, el cuñado gorrón en los gobiernos de Sánchez, que era la galaxia Podemos y afines, está en vías de extinción.

Piensen en las humillaciones que ha ido recibiendo estas semanas de Puigdemont y en las que le esperan si no tiene los diputados para ignorarlas

Si dimite, en fin, seguirá de presidente en funciones, qué maravilla poder decidir su agenda y volver a estar en campaña, que es lo que le gusta, hasta finales de mayo y, conforme a la Constitución, convocar elecciones... Y otra vez a votar, que ya está siendo un sin vivir.

Hagan sus apuestas, en fin, pero la mía es que el lunes habrá rostro presidencial grave y circunspecto; dolida defensa de su honorabilidad y anuncio de dimisión (tal vez con otra apresurada cita de autoridad como la de Umberto Eco: que no sé de dónde demonios ha sacado lo de la máquina de embarrar, expresión más castiza que la moños).

Seguramente sin moción de confianza, porque plantearla volvería a dar la iniciativa a Puigdemont, quien se ha apresurado a anunciar, como saben, que no apoyaría a Sánchez... Así que pronostico otra convocatoria a las urnas y con más alegría que certidumbre, porque sé que si me equivoco, lo cual es muy posible, se alegrarán.

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