Lo previsto que ocurriera, ha sucedido. El Supremo confirmó la sentencia del TSJC de inhabilitación de Quim Torra por un año y medio, por desobediencia que él mismo reconoció a la Junta Electoral Central. El peligro de no hacer caso a sus advertencias era evidente, y más para alguien acostumbrado a calcular riesgos como directivo que fue de una compañía de seguros.
Ahora habrá movilizaciones y un pleno del Parlament en el que JxCAT y ERC actuarán unidos unos días en denuncia del Estado. Después, cuatro meses con presidente interino, Pere Aragonès, que no ocupará mientras tanto el despacho de Torra, igual que Torra no ocupó el de Puigdemont... y elecciones.
Habrá que esperar pues hasta febrero para ver en qué acaba este nuevo capítulo del Procés.