Cristina Miró y Aina Llorens: «Queremos ser un espacio de confianza en el que compartir»

Fruit d’Obsidiana es un proyecto que nació para crear círculos de empoderamiento para las personas, especialmente a través de actividades vinculadas al ciclo femenino y la naturaleza

27 enero 2023 19:55 | Actualizado a 28 enero 2023 07:00
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Cristina y Aina Llorens tenían un proyecto en mente desde 2019 y hace ya año y medio que lograron materilizarlo como Fruit d’Obsidiana. Así, buscan generar un trabajo en red en el territorio con actividades dirigidas sobre todo a mujeres de la comarca y de la mano de Pranahub para acoger los círculos que organizan.

¿Cómo nació Fruit d’Obsidiana?

Nosotras no nos dedicamos exclusivamente a esto, yo soy profesora y Aina es psicopedagoga, y durante mucho tiempo vivíamos en Barcelona y yo también estuve viajando por Latinoamérica, y formamos parte de diferentes círculos de mujeres. Ya nos conocíamos desde los 18 años, del Cau de La Mulassa, y al volver juntas a Reus nos dimos cuenta que aquí no había nada de eso y pensamos que era una lástima tener que irnos fuera. Como ambas ya habíamos trabajado en un programa con obsidiana en un retiro, nos ‘iluminamos’ y nos planteamos organizar círculos de mujeres.

Al final, es tener ganas; al principio no teníamos nombre, pero llegamos a ‘Fruit d’Obsidiana’ porque es como el fruto de la semilla, de lo que ya habíamos trabajado anteriormente. Empezamos haciendo círculos de mujeres, pero también los hemos hecho mixtos porque es importante ese encuentro y esa libertad entre todos, aunque entre los hombres cuesta más.

Ayer retomaron los círculos.

Sí, los vamos haciendo periódicamente. Antes lo hacíamos mensualmente y cada mes venía gente diferente, aunque muchas mujeres repetían, y en septiembre pensamos que sería positivo poder profundizar y, por eso, hicimos un formato de asistir a tres círculos en pack, para que fuese empezar y acabar el trimestre con el mismo grupo. Y luego entre esos tres, hicimos dos propuestas online, un total de cinco sesiones sobre una temática concreta, que fue sobre el concepto de ‘niña interior’, de autoconocimiento. Ahora empezamos de nuevo el proceso.

¿Qué objetivo tienen con ello?

Siempre digo que esta es mi lucha particular contra el ritmo frenético, capitalista, de «hemos nacido para trabajar y ya está». La propuesta es crear espacios para el empoderamiento de las personas. A nivel de valores fomentamos el respeto por la vida, la sororidad... Tiene un punto de espiritualidad, mucha conexión con los cuatro elementos y la naturaleza, el placer, el compromiso, etc. Queremos que nos vean como un espacio de confianza en el que poder compartir y encontrarnos, que sea una experiencia ‘segura’ que, además, es intergeneracional.

¿Cómo compaginan su trabajo con el proyecto?

Sobre todo cuadrando muy bien las agendas, hacemos reuniones, y trabajar en equipo potencia mucho porque cada una se encarga de unas cosas y juntas lo sacamos adelante.

¿La experiencia del aula le ayuda en los círculos?

A veces, incluso, es divertido porque hay días en los que vengo con el ‘chip’ de la escuela y las explicaciones las hago como si fueran para niños pequeños y las mujeres están todas ‘presentes’ y nos reímos mucho. Es muy diferente al aula, claro, pero al final consiste en trabajar con personas que es lo que a nosotras nos gusta y enriquece. Además, siempre estamos en formación continua y el objetivo es ir aplicando lo que aprendemos en otros ámbitos a los círculos de mujeres.

¿Qué sensaciones tiene con Fruit d’Obsidiana?

Estamos muy contentas, sobre todo, porque hemos conseguido perseverar en el tiempo y queremos seguir estando al servicio de las mujeres y poder llegar a ellas. Esperamos generar una red donde todo sume.

¿Apostaría por otros proyectos individuales?

Me gustaría hacer algún proyecto con adolescentes porque es interesante y muy necesario. Hay mucha solitud y esta es una forma de encontrarnos, muchas mujeres vienen y se sienten escuchadas en un espacio plural donde pueden compartir sus emociones. Me gustaría seguir esta línea de crear espacios así, en los que trabajar la alfabetización emocional y donde poder hablar, que es muy importante porque en el día a día todo demasiado rápido.

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